El Ministerio de Defensa turco confirmaba hace escasos días la compra de 12 aviones de transporte Lockheed Martin C-130J Super Hercules dados de baja en la RAF (Royal Air Force) del Reino Unido. El acuerdo con los británicos, con quienes también se ha firmado recientemente otro por 20 aviones de combate Eurofighter Typhoon, que ensamblará BAE Systems, con la aprobación alemana del proceso tras años de bloqueos políticos, entierra definitivamente la idea de España de venderle a Turquía sus excedentes de aviones transporte A400M del exagerado pedido 27 unidades, de las que solo se necesita una parte para cubrir las necesidades reales del Ejército del Aire y del Espacio, firmado para conseguir que la línea de ensamblaje final de este tetramotor se estableciese en Sevilla.
De haber llegado a buen puerto, se habría liberado el inventario español, evitando pagar penalizaciones contractuales de más de 240 millones de euros por cancelar la compra de aeronaves no necesarias, amén de aliviar la presión financiera y logística de aviones que no se precisan, evitando costos de almacenamiento y mantenimiento.
Pero Turquía llevaba un tiempo en contacto con Reino Unido para cerrar la compra de esta docena de aviones, fabricados por la multinacional estadounidense Lockheed Martin, lo que tendrá que contar con la autorización de Estados Unidos.
Sea como parece que fuere, España no le colocará a los turcos sus A400M, pero el Ejército del Aire y del Espacio remplazará los Northrop/CASA F-5M del Ala 23, incorporados en los años sesenta, estando en marcha una serie de trabajos para extender su vida hasta 2030, con el Hürjet de Turkish Aerospace Industries (TAI). El Gobierno autorizaba hace unos días, en Consejo de Ministros, la firma del contrato para dotar de aviones Hürjet al Ejército del Aire y del Espacio por 3.120 millones euros.
Tras la visita a España en 2024 del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, para la VIII Cumbre Intergubernamental entre los dos países, se extendió el rumor de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, había decidido que el futuro avión de entrenamiento del Ejército del Aire y del Espacio fuera el Hürjet. Una sorpresa, habida cuenta que esa aeronave estaba en una fase inicial de desarrollo y, año y medio después de su primer vuelo, sólo existía un prototipo, con pedidos sólo de 16 ejemplares (4 prototipos Block 0 y 12 de serie Block 1) para la Fuerza Aérea de Turquía y sin venta alguna de exportación, que sigue sin producirse.
Si bien el fabricante espera comenzar a implementar las primeras unidades operativas y tener contratos más allá del firmado con España, representa una apuesta por una plataforma nueva, lo que implica riesgos tecnológicos y de maduración. La elección sitúa a España en el desafiante papel de cliente de lanzamiento de exportación.
Descartada en favor de la oferta turca, con su avión en estado embrionario, la europea de Airbus y Leonardo con el M-346 en la nueva versión Block 20, que, como el candidato T-50 surcoreano, cuenta con cientos de miles de horas de vuelo y experiencia operacional en importantes fuerzas aéreas, ahora se dota generosamente a Airbus de presupuesto para que españolice el avión turco en una suerte de codesarrollo, y ya puede correr, y correr bien, especialmente en su certificación, para cumplir el plan del Ministerio de Defensa.
La españolización dará trabajo a empresas nacionales, actuando Airbus Defence and Spain como tractora, pero, a día de hoy, sigue sin verse que Turquía vaya a compensar a España de alguna manera más contundente. Por vía aérea, con la compra de los C-130J Super Hercules a los británicos, ya parece que no y por la marítima, de lo especulado respecto a posibles nuevos acuerdos con Navantia, no se vislumbra nada. Sin embargo se optó por el Hürjet, un sistema que estaba fuera de todas las quinielas.







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