El conflicto de Ucrania es una fuente inagotable de lecciones y recordatorios a todos los niveles de lo que representa una guerra convencional. Entre las múltiples facetas que vemos en este momento una es la estabilización de los frentes, que nos recuerda incluso a la época de la guerra de trincheras acaecida durante el Primer Conflicto Mundial.
Los expertos coinciden en que romper ese estancamiento es muy complejo, los intentos de ataque son costosísimos en medios humanos y materiales, especialmente desde la perspectiva ucraniana, ya que la defensa rusa dispone de ingentes medios capaces de detener las unidades que los ucranianos movilizan en sus ataques. El cambiar esa situación, coinciden también todos los expertos, no es sólo una cuestión de masa de vehículos y tropas, sino que requiere la combinación de distintos sistemas para quebrar la capacidad defensiva.
El caso del Ejército de Tierra en España
Desde este punto de vista queremos analizar la situación y posibilidades de las fuerzas armadas españolas en una situación equivalente.
Actualmente la punta de lanza de las unidades acorazadas españolas lo constituyen los vehículos de cadenas Leopard y los Pizarro, pero sus versiones se limitan a las de línea, y recuperación en el caso de los Leopard, y puesto de mando y zapadores en el caso de los Pizarro, el resto de capacitadores (observadores avanzados, ambulancias, portamorteros, etc.) descansan en los vetustos M-113.
En el caso de unidades sobre ruedas la situación no es mejor, ya que el 8x8 Dragon aún no llega, y en la primera fase las versiones no contemplan todas las necesidades que el conflicto ucraniano nos indica que pueden ser necesarias, en este caso es el magnífico pero obsoleto BMR el que proporciona el medio de avance para las unidades ligeras.
En ambos casos, M-113 y BMR, la experiencia ucraniana está mostrando que el nivel de supervivencia de vehículos de este tipo es nulo, a pesar de que los ucranianos, a falta de otros medios, mantienen una gran cantidad de M-113 en sus unidades.
Es necesario por tanto evaluar alternativas para en un corto plazo disponer de medios con un nivel de supervivencia adecuado, que proporcionen capacidades de movimiento a todos los medios requeridos en el entorno actual de combate, y además en un marco presupuestario ajustado, ya que las necesidades son muchas y los recursos escasos, ya que se debe tener en cuenta que, por ejemplo, nuestra artillería también requiere adecuarse al siglo XXI.
Una posible alternativa es, paralelamente al programa 8x8, y al propio VAC, el lanzamiento de un programa de vehículos 6x6. Esto se puede sustentar en múltiples argumentos antes incluso de entrar en el razonamiento técnico, por mencionar algunos: menor coste de un 6x6 frente a un 8x8, tanto en la adquisición como en el ciclo de vida, capacidad de la industria española para afrontar simultáneamente distintos programas, existencia de programas de 6x6 en otros países de nuestro entorno con posibilidad de cooperación, existencia de mercados externos para una posible exportación. Ejemplos tenemos numerosos, el más reciente la elección de una versión del Piranha en configuración 6x6 para el Ejército alemán o los pedidos internacionales de vehículos 6x6 que analizábamos hace casi un año.
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Caballería, Ingenieros, Transmisiones, célula médica y elementos logísticos en Líbano, sobre BMR (Estado Mayor de la Defensa)
Las ventajas de un 6x6
Veamos ahora la argumentación técnico-táctica. Como hemos mencionado antes la situación que se observa en el campo de batalla ucraniano lleva a los expertos a señalar las múltiples necesidades para cualquier maniobra ofensiva: se requiere medios potentes de observación y vigilancia, medios de apertura de brechas en cantidades significativas, morteros de 120 mm., sistemas anti-drones móviles, operadores avanzados de drones, equipos JTAC, sistemas de guerra electrónica, tanto para recolectar información, como para inhibir la comunicación enemiga, todo ello sobre plataformas que garanticen por un lado velocidad y por otro supervivencia.
Todos los sistemas antes mencionados requieren un volumen interno, entre equipos y operadores, que resulta menor que el del pelotón de infantería y que al final conduce a la elección de plataformas 8x8 para las versiones de transporte de personal, no olvidemos que se debe asegurar que la unidad transportada no requiere sólo asientos, sino mucho espacio disponible para el material requerido para el combate: municiones, armamento colectivo, agua, raciones, etc.
Un análisis de las otras versiones/capacitadores antes mencionados nos muestra que el habitáculo requerido en estos casos sería compatible, ubicado en una plataforma 6x6, con el volumen que mantendría el parámetro presión específica sobre el suelo (uno de los valores para medir la movilidad de un vehículo) en un valor razonable, y similar al 8x8 porta personal. Otros países como Francia han optado por este concepto de flota, disponiendo simultáneamente del VBCI 8x8 y de una nueva serie de vehículos 6x6 Griffon, y mientras que la empresa Patria por ejemplo mantiene ambas versiones en su portfolio.
Este volumen, y peso (derivado en gran parte de las superficie a proteger, y del número de ejes), hay que conjugarlo con el requisito antes mencionado de supervivencia. Afortunadamente las mejoras en el diseño y en materiales de protección han permitido que los niveles de protección referidos al STANAG 4569 en los aspectos de protección balística y contraminas se puedan alcanzar sin demasiada dificultad en un vehículo 6x6.
Teniendo en cuenta además que si bien es cierto hay que garantizar esta protección de base, la protección debe extenderse a otros aspectos cuyo requerimiento en peso no es el más crítico. Nos referimos a que los nuevos vehículos ya deben contar desde su diseño con elementos que reduzcan su vulnerabilidad, por un lado reduciendo su detectabilidad y por otro protegiéndolos contra los UAVs, sistemas merodeadores y las acciones de la guerra electrónica.
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Vehículo 6x6 de moderna concepción de la finlandesa Patria (Patria)
En el caso de reducción de su detectabilidad, es aquí donde aspectos referidos a nuevos materiales y recubrimientos tienen que seguir siendo investigados, así que lanzamos nuestra mirada a los expertos en nanotecnologías, campo verdaderamente prometedor en la mejora de materiales, porque es necesario proveer por un lado elementos que reduzcan la firma térmica, visual y radarica de los vehículos, ya que el campo de batalla actual es totalmente transparente, al existir múltiples sistemas de observación controlando cada milímetro del teatro de operaciones. Por otra parte, hay que dotar a los vehículos de protección ante ataques con drones, y medios de guerra electrónica, sin olvidar los sistemas de defensa activa, y blindajes reactivos.
Existe por tanto al mismo tiempo un reto y una alternativa, para que en un plazo relativamente corto se pueda contar con medios terrestres que sean la plataforma de los sistemas necesarios. Evidentemente uno de los grandes problemas de este programa que se sugiere es la gestión.
Hemos mencionado distintos sistemas capacitadores que se deben implementar en los vehículos, por tanto tiene que existir una autoridad integradora que conecte al plataformista con cada uno de los diversos suministradores de cada uno de los distintos equipos que se mencionan como absolutamente necesarios para ser desplegados en el campo de batalla.
Todos ellos deben estar enlazados por los necesarios sistemas de comunicación y mando y control, y además bajo un diseño flexible, porque una de las cosas que muestra este conflicto también es la necesidad de adaptación constante. Esto implica que dentro del diseño de este propuesto 6x6, conceptos como modularidad, o crecimiento se deban incorporar desde el primer momento, dado que lo que hoy es óptimo mañana es obsoleto, y la plataforma por tanto debe ser reconfigurable para seguir siendo válida.
Este 6x6 no será nunca una “bala de plata”. Este conflicto también nos enseña eso, no existen panaceas, la única posibilidad para intentar vencer es una combinación de medios, unida eso sí siempre a dos aspectos fundamentales la instrucción y la voluntad. (Fernando Gamboa)
