El empleo de drones en el campo de batalla no constituye un fenómeno nuevo. Podemos encontrar los primeros ensayos conceptuales de vehículos no tripulados, controlados de manera remota, en los inicios de la Primera Guerra Mundial. Durante los últimos años de la Guerra de Vietnam, el ejército estadounidense utilizó los primeros prototipos militares de manera sistemática. Su potencial operativo: el coste unitario relativamente reducido y su capacidad de adaptación a demandas tácticas y logísticas lo destacaron rápidamente como una herramienta bélica de soporte.
La proliferación de UAVs en Ucrania
Sin embargo, desde la invasión rusa de Ucrania en 2022, los drones han constituido un factor clave y cada vez más prominente en los enfrentamientos. En ese sentido, no es el uso que se les está dando lo que constituye la novedad, sino la proliferación nunca antes vista y su empleo a través de modelos de inteligencia artificial; los enjambres que hoy sobrevuelan Kupyansk y Pokrovsk representan una transformación militar en todos los niveles, y han obligado a reconsiderar elementos que van desde la organización operativa hasta las tácticas de combate.
En el marco del conflicto entre Rusia y Ucrania, ha quedado patente que las posibilidades que ofrecen los drones no han modificado, en términos generales, los fines estratégicos de la guerra. Las tareas que hoy desempeñan (desde el reconocimiento, apoyo directo a las unidades en el terreno, hasta los ataques a objetivos de valor estratégico situados lejos de la línea de frente) ya se lograban anteriormente por vías como los bombardeos aéreos o el fuego de artillería.
Pero el empleo masivo de drones ha obligado a reconfigurar tácticas y procedimientos operativos convencionales. Ahora el campo de batalla puede permanecer monitorizado de forma continua sin recurrir sistemáticamente a misiones aéreas de reconocimiento; instalaciones logísticas, centros de suministros o refinerías pueden ser alcanzados con una precisión superior; y columnas enemigas pueden ser localizadas y atacadas en cuestión de minutos antes de que alcancen la línea de frente. Todo ello de forma más eficaz, a un menor coste y con una descentralización operativa nunca antes vista. Los objetivos estratégicos no han cambiado; la manera de alcanzarlos, no obstante, es más rápida y más barata que nunca.
De esa manera, sin alterar los objetivos estratégicos, los drones han permitido alcanzar fines convencionales mediante tácticas novedosas que han impactado de manera transversal todos los componentes de la guerra. Rediseñando la recolección, transmisión y procesamiento de datos; creando una urgente necesidad en la protección de los vehículos blindados; dando pie a nuevas tácticas de aproximación y extracción a las líneas del frente; presionando la economía de los elevados costes de sistemas de defensa antidrón, entre otros. El espacio táctico se ha transformado de forma significativa, y comprender esa transformación es precisamente el principal foco de los países miembros de la OTAN de cara a prepararse ante las guerras del futuro.
En el presente artículo sostendremos que la irrupción masiva de drones no representa, per se, un cambio estratégico. No obstante, examinaremos a grandes rasgos cómo su utilización ha obligado a “reimaginar” las tácticas, la arquitectura de mando y control y el empleo de la información en el campo de batalla. Nos apoyaremos en la experiencia del frente oriental y en análisis académicos posteriores para determinar los efectos de la incorporación masiva de drones en dos ámbitos principales: 1) reconocimiento y procesamiento de información y sus efectos en la línea de frente; 2) ataques a objetivos con valor estratégico situados más allá del campo de batalla. El análisis excluirá deliberadamente los usos recientes de drones en misiones navales, las transformaciones en la economía de guerra que ha generado su producción a escala, así como su empleo en campañas contra la población civil.
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Drones FPV en apoyo de la Agrupación de Fuerzas del Dnepr, 30 de julio de 2024 (Ministerio de Defensa de la Federación Rusa, vía Wikimedia Commons, bajo licencia CC BY 4.0. Recuperado de link)
Reconocimiento y procesamiento de información en la línea de frente
El dron permite reconocer, procesar, determinar e impactar en el objetivo en cuestión de segundos. Si bien ninguno de estos pasos supone una novedad, gracias a las características del dron ahora es posible ejecutar todo el proceso a una velocidad récord. Los ataques se planean y ejecutan con mayor rapidez, al mismo tiempo que la transmisión de información a los efectivos en el campo se ha convertido en vital para evitar o reducir el daño de los ataques enemigos.
Este factor, junto con modelos de inteligencia artificial, ha transformado profundamente la cadena de mando, impulsando una progresiva descentralización operativa y otorgando una mayor autonomía a las unidades sobre el terreno. Una autonomía que ya no se limita exclusivamente al factor humano: cuando el dron se combina con sistemas de inteligencia artificial de procesamiento de información, este es capaz de realizar selección de objetivos y la ejecución de los ataques sin supervisión directa, muchas veces con mayor grado de precisión. Actualmente, el proceso de autonomía operativa se encuentra todavía en vías de experimentación y desarrollo en las Fuerzas Armadas ucranianas.
La primera línea de batalla se ha visto profundamente afectada por las nuevas tácticas derivadas del uso masivo de drones. La rotación de fuerzas, la cadena de suministros o la evacuación de heridos se han convertido en tareas de alto riesgo, y uno de los principales focos de atención para el Comando Aliado Conjunto de la OTAN. Cualquier actividad que conlleve entrar o salir de la primera línea del frente constituye ahora una batalla en sí misma.
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El embajador de EE. UU. ante la OTAN observa las capacidades del Ejército para contrarrestar los drones en el flanco oriental en el área de entrenamiento de Bemowo Piskie (Polonia), el 29 de julio de 2025 (Ejército de Tierra de Estados Unidos, vía Wikimedia Commons, Dominio Público. Recuperado de link)
Objetivos más allá del campo de batalla
El bombardeo de objetivos estratégicos más allá del campo de batalla también ha sufrido una profunda reestructuración en las tácticas y operaciones tras la llegada del dron. Las misiones, antes designadas a los costosos bombardeos estratégicos llevados a cabo tras largas planificaciones, ahora pueden ejecutarse de forma rápida, económica y con drones dirigidos remotamente tanto por humanos como por sistemas de inteligencia artificial.
A lo largo del conflicto, ambos bandos han ensayado nuevas tácticas experimentales para bombardear refinerías, centros logísticos e infraestructuras energéticas. El ejército ucraniano demostró en la Operación Spider’s web en enero de 2025, que constituyó un golpe fatal para las fuerzas rusas, la capacidad destructiva de los drones unida al ingenio militar. Cuando las nuevas tecnologías se han integrado en operaciones ágiles y flexibles, los drones no solo han sido capaces de ejecutar los bombardeos de precisión, sino de alcanzar las posiciones enemigas antes inaccesibles para los bombardeos convencionales. Las Fuerzas Armadas ucranianas han mostrado una notable capacidad de adaptación, aprovechando al máximo el procesamiento de información y los empleos de inteligencia artificial vinculados a drones; uno de los factores clave que ha contribuido a sostener el pulso contra Rusia en un escenario de guerra asimétrica.
La Operación Spider’s web también puso en relevancia que la defensa contra ataques de drones, tanto de potenciales objetivos estratégicos como en el frente, se encuentra menos desarrollada que su contraparte ofensiva. Los actuales sistemas de defensa antidrón son extremadamente complejos y costosos de operar en comparación con el coste del agresor. Con los sistemas actuales de detección y interceptación de drones, el defensor cuenta con una posición de desventaja. Los actuales estudios de la Unión Europea y los países miembros de la OTAN en proyectos centrados en la gestión de la defensa antidrón en un posible escenario de guerra abierta con Rusia, revelan la urgente necesidad de constituir una doctrina de defensa antidrón.
La relativa novedad de la aparición del dron, su letal combinación con sistemas de inteligencia artificial, así como su empleo a escala todavía están por demostrar las verdaderas capacidades; la obsesión de varios países por extraer conclusiones del frente oriental indica que la doctrina, tanto ofensiva como defensiva, aún se encuentra en una fase temprana y las posibilidades todavía no han sido examinadas sistemáticamente.
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Los T-Swarm 800, drones experimentales actualmente en fase beta, se someten a pruebas en un campo de entrenamiento para Allied Spirit 24 en el Centro de Preparación Multinacional Conjunta (Hohenfels, Alemania), 10 de marzo de 2024 (Guardia Nacional de Estados Unidos, vía Wikimedia Commons, Dominio Público. Recuperado de link)
Conclusiones
La falta de una doctrina consolidada, unida a las oportunidades de las nuevas tecnologías, hace que el papel del dron en la guerra sea todavía un área inexplorada. El conflicto entre Ucrania y Rusia está siendo el escenario de un testeo de estas nuevas herramientas, y muchos hallazgos apuntan a que el uso sistemático de drones está lejos de mostrar su completo potencial, especialmente respecto a la autonomía que podrían llegar a adquirir los drones mediante su combinación con sistemas de inteligencia artificial. Entre otros nuevos experimentos, también destaca el uso de drones terrestres para el desminado o su uso de manera experimental para construir puentes de suministro con las líneas de frente.
Tres conclusiones emergen de los análisis académicos y militares, así como de los informes de los países miembros de la OTAN.
- Primero, el impacto de los drones en la guerra moderna no puede entenderse de forma aislada: su capacidad transformadora forma parte de un sistema más amplio de nuevas tecnologías que están redefiniendo doctrinas y haciendo obsoletas tácticas tradicionales. Las capacidades de los sistemas de inteligencia artificial en el procesamiento de información, los ciberataques y la obtención de datos estratégicos a través del ciberespacio son factores clave que retroalimentan las dinámicas que están moldeando el frente oriental.
- Segundo, la doctrina defensiva antidrón aún se encuentra en fase muy temprana de experimentación, sin alternativas viables todavía para una defensa eficaz contra ataques a gran escala con drones, lo que podría constituir un talón de Aquiles en los conflictos futuros.
- Tercero, si bien los objetivos estratégicos fundamentales permanecen, los drones representan un área en desarrollo con potencial para convertirse en doctrina militar. Una doctrina que no solo se está definiendo a sí misma, sino que también está transformando las nociones tradicionales del combate terrestre, aéreo y marítimo; todos los aspectos de la guerra sentirán el impacto de los enjambres de hierro. (Wenceslao Martínez)





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