Según recogen varios medios españoles, Airbus Defence and Space habría trasladado al Gobierno español su preocupación por el impacto que puede tener el plan de desconexión de la tecnología israelí en el programa del avión de transporte A400M, del que España es socio industrial clave y donde Sevilla concentra toda la línea de montaje final. La empresa alerta de que el veto no solo impide vender armamento a Israel, sino también importar componentes de defensa y de doble uso producidos por su industria, lo que dificultaría equipar los aviones con determinados sistemas que piden los clientes internacionales.
En este pulso late un nombre propio: el sistema de autodefensa J‑MUSIC de Elbit Systems, una solución DIRCM (Directed Infrared Countermeasures) seleccionada en 2014 por Alemania para proteger sus A400M frente a misiles de guiado infrarrojo, especialmente MANPADS. Según el contrato más reciente, el Bundeswehr decidió dotar con este sistema a 23 de sus A400M en configuración táctica, en un contrato de unos 260 millones de dólares que Airbus ejecutará a lo largo de seis años, integrando y certificando el equipo instalado en los aparatos producidos en España.
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Parte del sistema J-MUSIC (Elbit Systems)
Mientras Berlín refuerza la seguridad de sus tripulaciones con una solución probada y asume como irrenunciable la protección de sus aeronaves en escenarios de alta amenaza, Madrid ha optado por una “desconexión tecnológica” que incluye la cancelación de programas como el lanzacohetes SILAM basado en el sistema PULS de Elbit o los misiles Spike, o los pods de reconocimiento y designación de objetivos Litening, ahora en proceso de reconfiguración. El Gobierno sostiene que ha alcanzado la “dependencia cero” de tecnología israelí en Defensa y que el embargo abarca cualquier material o tecnología de origen israelí, pública o privada, obligando a buscar alternativas europeas o nacionales para todos esos equipos.
La paradoja es que esta política amenaza con golpear a la propia base industrial española en un programa estratégico como el A400M, al dificultar el cumplimiento de los requisitos de protección exigidos por países aliados que no comparten el veto. Airbus habría pedido ampararse en la cláusula de excepción prevista cuando un embargo compromete “los intereses generales nacionales”, advirtiendo de que, sin una salida, podrían verse afectados contratos de exportación y, con ellos, empleos cualificados en Sevilla y en el conjunto de la cadena de suministro.
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Un A400M alemán (Airbus)
Frente al pragmatismo alemán, que blinda a sus tripulaciones con DIRCM israelí sin entrar en debates ideológicos, España corre el riesgo de subordinar la operatividad y seguridad de sus Fuerzas Armadas y la competitividad de su industria a una decisión política de alto contenido simbólico pero complejas consecuencias operativas. La resolución de este choque entre principios y realidades del campo de batalla marcará no solo el futuro del A400M, sino también la credibilidad de España como socio fiable en los grandes programas europeos de defensa. (José Mª Navarro García)





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