¿Desea recibir notificaciones de www.defensa.com?
X
Martes, 16 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

La nueva patrullera interceptora de la Guardia Civil no alcanza la velocidad necesaria

En fechas recientes el Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Algeciras recibió la nueva patrullera “Río Flumen” fabricada por el astillero gallego AISTER. Anunciada como la patrullera de intervención policial más rápida del mundo, sus prestaciones no están, sin embargo, a la altura de lo que la Benemérita requiere para luchar contra el contrabando en el Estrecho de Gibraltar.

Como analizábamos hace algún tiempo, las unidades del Servicio Marítimo de la Guardia Civil (SEMAR) requieren para enfrentarse a las bandas de narcotraficantes de la zona embarcaciones de alta velocidad dado que las empleadas por los delincuentes alcanzan velocidades de entre 60 y 70 nudos con las que la Benemérita no puede competir.

Por ello hace dos años se puso en marcha una licitación para adquirir dos de estas patrulleras de alta velocidad que le fueron adjudicadas en octubre de 2021 al astillero vigués AISTER por valor superior a los 4,5 millones de euros, que presentó un modelo denominado Aister HS60 (por High Speed) con casco de aluminio (según el Pliego de Prescripciones Técnicas o PTT, a diferencia de los modelos anteriores de plástico reforzado con fibra de vidrio o PRFV) basado en los requisitos recogidos en el PPT.

Una de las características principales que debía cumplir esta nueva embarcación es poder ofrecer una elevada velocidad y maniobrabilidad que le permitiera enfrentarse a las citadas amenazas. Entonces el SEMAR nos trasladaba la necesidad de que estas alcanzaran al menos 60 nudos, sin embargo en dicho PPT la referencia a la velocidad máxima se quedaba en “al menos 55 nudos” lo que a todas luces es considerado insuficiente por aquellos que las tendrán que operar.

Cubierta de la nueva patrullera “Río Flumen” diseñada y construida por Aister. (Foto Guardia Civil)

Presentada el 23 en Sotogrande durante su entrega (prevista para noviembre del año pasado) como “la patrullera de interceptación policial más rápida del mundo”, anunciando velocidades de 60 nudos, los operadores han podido comprobar que la embarcación, aún estando nueva solo alcanza los 57 y en condiciones ideales de mar y carga de combustible. El fabricante afirma que durante las pruebas realizadas en la ría de Vigo la embarcación “rebasó cómodamente los 60 nudos”.

No solo las bandas de narcotraficantes y otros delincuentes emplean embarcaciones más rápidas, sino que en la misma zona del Estrecho tanto Marruecos como Gibraltar disponen de embarcaciones que alcanzan los 70 nudos, hasta 72 como ha podido comprobar el SEMAR en el caso de las Metal Shark con que cuenta la Gendarmería marroquí.

La HMC “Sentinel” recibida por el Servicio de Aduanas de Gibraltar hace ahora un año alcanza 62,5 nudos, anunciada entonces como “la más rápida de la Bahía”. Por no hablar de la Guardia di Finanza italiana, operadora de embarcaciones capaces de alcanzar estas velocidades hace años como las clase V600 de Fabio Buzzi, como analizábamos en el artículo de 2021.

La segunda embarcación de esta licitación está previsto que se entregue al Servicio Marítimo de la Provincia de Huelva, donde debería llegar en septiembre de este año. Se trata de embarcaciones de 18 metros de eslora, 4,5 de manga, con dos motores intraborda MAN cada uno de 1.800 cv. asociados a sendos waterjets Hamilton.

Como detallaba el citado Pliego de Prescripciones Técnicas de la licitación, la embarcación debía tener una velocidad máxima superior a 55 nudos, mantenida durante al menos una hora, deber poder alcanzar con un 80 % de la potencia una velocidad superior a 45 nudos y una económica o de crucero superior a 30 nudos. Además la velocidad máxima se deberá poder obtener con un estado de carga del 75 % de todos los consumos a bordo (fuel, agua, etc.) y toda la tripulación a bordo (cuatro personas), en condiciones de mar llana y viento en calma, o como sumo correspondiente a una escala de Douglas 2.

Las líneas del diseño de la patrullera “Río Flumen” se aprecian en esta imagen. (Foto Guardia Civil)

El fabricante ya habría recibido las impresiones del Servicio Marítimo acerca de la falta de velocidad prometida, estando a la espera de que se tomen las preceptivas medidas. En este sentido, el fabricante habría argumentado que los motores se encuentran limitados a un 70 % de su potencia como forma de protegerlos. Tambíen se habría informado de ciertas mejoras a aplicar como la ausencia de asideros en cubierta para la tripulación, la limitada visión frontal del patrón desde el puente interior por la tendencia de la embarcación a elevar la proa, o la necesidad de reubicar la pantalla del radar, alejada de la vista de este.

Como también recogen los pliegos, deben tener una vida útil de al menos quince años durante los que no se espera realizar ninguna obra de modernización de entidad. Sin embargo el alto desgaste al que son sometidas estas embarcaciones implica que conforme se van usando, su velocidad máxima se va reduciendo, por lo que se espera que la velocidad actual de 55 nudos se vea reducida a los 52 en un año o los 50 en cinco años.

Es el caso de las patrulleras de alta velocidad Rodman 55 del SEMAR que cuando entraron en servicio anunciaban 60 nudos aunque realmente alcanzaban 55 nudos y ahora solo 45 o de las dos embarcaciones procedentes de la Casa Real, la “Omega Dos” del SEMAR en Ceuta, una Rodman 46 que cuando se fabricó en 1996 anunciaba 60 nudos y actualmente alcanza 52 o la “Omega Uno”, una Rodman 55M aún en servicio que anunciaba 55 nudos.

Se da la circunstancia de que la “Omega Dos” sufrió un aparatoso incendio el año pasado que afectó a su sistema de escape, decidiéndose su baja y estando en estudio su cesión a algún país africano, como se hizo ya con algunas Rodman 55M cedidas a Mauritania y Senegal. (José Mª Navarro Garcia)

                                                                                              
 

 


Copyright © Grupo Edefa S.A. Prohibida la reproducción total o parcial de este artículo sin permiso y autorización previa por parte de la empresa editora.