Con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, el Gobierno ha vuelto a sorprender con un anuncio vía Consejo de Ministros para una adquisición que no estaba entre los planes recientes del Ministerio de Defensa, al menos según los últimos presupuestos aprobados. Se trata de la construcción de dos Buques de Acción Marítima (BAM) a los que se refiere como BAM III, supuestamente en alusión a que sería la tercera serie de estos buques construidos por Navantia en los astilleros de la Bahía de Cádiz.
Según la referencia del Consejo de Ministros del 28 de este mes, se ha aprobado un acuerdo por el que se modifican los límites establecidos en el artículo 47 de la Ley 47/2003, de 26 de noviembre, General Presupuestaria, para adquirir compromisos de gasto con cargo a ejercicios futuros, a fin de posibilitar al Ministerio de Defensa la adquisición de dos Buques de Acción Marítima (BAM III).
La antigüedad de los patrulleros de la clase “'Infanta Elena” haría necesaria una elevada inversión para mantenerlos en servicio; además, con esa inversión no se podrían recuperar sus capacidades por la obsolescencia de la plataforma y de los sistemas de a bordo. Por ello ha sido necesario adelantar la baja del buque “Infanta Elena” al primer trimestre de 2023 y la del “Infanta Cristina” al segundo semestre de 2023.
Para resolver esta situación y recuperar el número de doce patrulleros de altura requeridos por la Armada, es necesaria la adquisición de dos Buques de Acción Marítima (BAM III). El presupuesto total del programa es de 550 millones de euros, desglosado por anualidades:150 millones en 2024, 2025 y 2026 y 100 en el 2027.
Elevado coste
Sorprende en el anuncio el montante económico de la operación, 275 millones por buque de los que se han fabricado ya seis unidades anteriormente en dos series, con costes sensiblemente inferiores (148 millones por unidad los cuatro primeros y 166,5 los dos segundos). Se trata de buques sin complejos sistemas de armas como misiles o torpedos por lo que la diferencia de precio no se puede justificar mediante la adquisición de estos para equiparlos.
El BAM de intervención subacuática o IS no es comparable al tratarse de un buque especializado en rescate submarino dotado de complejos y caros equipos, que comparte con el resto de BAMs poco más que el nombre.
A falta de información adicional solo se puede especular, pudiendo tratarse de una propuesta debatida en fechas recientes sobre la idoneidad de adquirir varias unidades de un BAM modificado para guerra antisubmarina (ASW), lo que supondría dotarlo de capacidades para los que los BAM no estaban dotados, como sonares de casco o remolcados, o las armas adecuadas para este tipo de misiones, caso principalmente de torpedos. (José Mª Navarro García)
