Intentando replicar la tecnología furtiva del YF-23
Octavio Díez Cámara, 3 de agosto de 2019
La realidad internacional de los fabricantes de aviones de combate está marcada, sobre todo en los últimos tiempos, por la obtención de sistemas caracterizados por sus prestaciones pero, sobre todo, por su discreción, para así evitar las capacidades de detención y neutralización de los adversarios. Mientras que Estados Unidos ha venido liderando el sector aéreo de plataformas de combate con diseños que incluyen los cazabombarderos F-22 Raptor y F-35 Ligtning II, el avión de ataque F-117 Nighthawk o el bombardero B-2 Spirit, otras naciones están avanzando de forma cada vez más insistente en lo que es la obtención de tecnologías y capacidades que les permitan concebir, diseñar y fabricar plataformas de combate que sean difíciles de detectar y puedan combatir de tú a tú con sus homónimas estadounidenses.
Hemos sido partícipes de una cuestión de la que les vamos a informar a continuación. Hace pocas semanas visitábamos un pequeño museo situado en la ciudad californiana de Torrance. Allí, disponen de uno de los dos prototipos evaluados durante el programa de la United States Air Force que permitió conseguir el último caza avanzado de quinta generación, el F-22 Raptor.
El entonces designado YF-22 se enfrentó, en una serie de pruebas que son conocidas en parte porque algunas se siguen manteniendo en el más estricto secreto, con el YF-23 desarrollado por las compañías Northrop Grumman y McDonnell Douglas. Uno de los prototipos de este último, que algunos señalan incluía tecnologías y diseño que hacían que fuese más difícil de detectar que el Raptor aunque...
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