El pasado jueves, fue avistado el submarino de ataque diésel-eléctrico “Novorossiysk” de la Armada rusa navegando en superficie cerca del Estrecho de Gibraltar debido a una avería en su sistema de combustible.
El paso de submarinos rusos por el Estrecho de Gibraltar es muy usual, sobre todo tras el inicio de la última fase de la guerra en Ucrania, la mayor parte de las veces lo hacen en inmersión, burlando el precepto de que se deben cruzar los estrechos mediante navegación en superficie. El pasado día 27 de septiembre, Peter Ferrary, uno de los spotters de navíos residentes en la Colonia de Gibraltar, fotografiaba a su paso por el Estrecho al submarino del denominado proyecto 636.3, o clase Kilo II Mejorado, según designación de la OTAN, identificándolo como el “Novorossiysk” (B-261). Captó además la imagen del remolcador oceánico “Yacov Grebelsky”, también al servicio de la Armada de la Federación de Rusia o VMF (Voyénno-Morskóy Flot).
El paso en superficie del submarino obedecería a una grave avería en el sistema de combustible, que habría provocado una fuga de este en el interior de la nave, ocasionando el grave riesgo de que los vapores afectasen a la dotación e incluso que pudiesen provocar una explosión. Esta información, que, como es lógico, y más dada su política de comunicación, no está confirmada por Rusia, se publicó en el canal de Telegram VChK-OGPU, que se ha labrado una reputación por sus conexiones con distintos servicios de inteligencia, haciéndose eco numerosos medios.
Siempre según VChK-OGPU, el sistema de tuberías de combustible del “Novorossiysk” estaba muy dañado, por lo que el carburante se filtraba directamente a las sentinas, corriéndose un alto riesgo, incluso de explosión, siendo imposible para la tripulación repararlo en alta mar.
La misma fuente rusa afirmó que “no había piezas de repuesto ni especialistas cualificados a bordo que pudieran reparar los fallos”, y menos en inmersión. Ante la grave situación, el comandante del submarino habría optado por salir a superficie, para ventilar el interior de la nave, y bombear el combustible vertido en el interior directamente al mar para reducir los riesgos, que en último término podrían ocasionar la pérdida del submarino de la Armada rusa.
La prensa británica, siempre muy atenta a los despliegues navales rusos y al seguimiento de éstos por la Real Marina británica, ha informado que el incidente llevó a declarar una alerta en el Mediterráneo. Igualmente, especulaba sobre la actual situación del “Novorossiysk”, asegurando el medio británico The Daily Express su avistamiento en el Mediterráneo, junto con el remolcador “Yakob Grebelsky”, al que, como confirman las fotos de Peter Ferrary, se vio poco después del paso del submarino, navegando con dirección oeste, hacia el Atlántico, muy posiblemente para prestarle apoyo o auxilio.
El “Novorossiysk” es la primera unidad del Proyecto 636.3, una evolución del diseño soviético de los años setenta del pasado siglo, en plena época de la Guerra Fría, denominado Proyecto 877, que fue desarrollado por la Rubin Central Design Bureau. En concreto, el “Novorossiysk” fue botado en 2013 en los astilleros JSC Admiralty Shipyards de San Petersburgo y se incorporó al año siguiente a la Armada rusa como parte de la 4ª Brigada Independiente de Submarinos de la Flota del mar Negro. (Julio Maíz)






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