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El Programa S-80 bajo la visión del Almirante General Teodoro López Calderón, Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada española (AJEMA)

“En primer lugar quisiera agradecer a la revista Defensa que haya dedicado esta edición al Programa S-80 y me haya ofrecido escribir su introducción. En este ejemplar de la revista, además de presentarse las cuestiones técnicas que caracterizan este programa, el lector podrá conocer de primera mano las reflexiones de los mandos de la Armada responsables directos del empleo operativo que se espera de esta nueva serie de submarinos: el comandante de la Flotilla de Submarinos y el comandante del primero de la serie, el S-81 “Isaac Peral”.

El submarino es una de las unidades con mayor capacidad de disuasión de la guerra naval. Gracias a su discreción es muy difícil detectarlo y, por tanto, confirmar su presencia en un determinado escenario y contrarrestar su amenaza. Esto permite al utilizador graduar la influencia que ejerce en aguas y espacios de interés; puede tenerlo desplegado en un determinado escenario sin necesidad de admitirlo o, por el contrario, dar indicios de su presencia obligando al adversario a dedicar un tremendo esfuerzo en medios de detección, pudiendo incluso llegar a negarle el uso de determinados espacios marítimos, por no ser capaz de garantizar la seguridad de sus unidades. En resumen, se trata de un arma que además de su indudable valor táctico en el combate naval, es un arma de influencia estratégica.

Además, el submarino, con sus medios de obtención de información, es la plataforma ideal para asegurar que la Fuerza Naval llegue a la Zona de Operaciones con un buen conocimiento del área donde va a operar y del nivel de la amenaza existente. Este trabajo precursor, esencial antes del comienzo de las operaciones, continúa siéndolo durante el tránsito de la Fuerza y la actividad en la zona de operaciones, ya que es idóneo para localizar, seguir y, si fuera necesario, neutralizar las posibles amenazas, siempre explotando su principal característica: la discreción.

La Armada nunca ha querido renunciar a esta capacidad, que adquirió hace más de 100 años, y por ello espera con ilusión la llegada de los nuevos submarinos S-80. Su incorporación nos permitirá seguir contando con una Flota equilibrada y tecnológicamente avanzada, capaz de asegurar el control del mar allí donde nuestros intereses lo demanden y de contribuir a las operaciones que se determinen con nuestros socios y aliados.

El Programa S-80 nace con el espíritu de obtener unas unidades adaptadas a las necesidades de la Defensa Nacional, con un alto grado de nacionalización e innovación tecnológica, diseñadas y construidas en España y con la mayoría de sus componentes adquiridos en la industria nacional.

Como es sabido, el desarrollo del programa ha sufrido retrasos y replanteamientos del proceso de construcción, que han puesto a prueba la capacidad tecnológica de NAVANTIA para culminar una empresa de esta complejidad técnica que, para hacerse una idea, los EE.UU. asemejan al de una nave especial. En todo caso, el submarine S-80 mantendrá las características esenciales que la Armada exigía: discreción, autonomía, capacidad de sus armas y sensors de última generación.
 
Para hacer frente a este reto, la Armada y NAVANTIA han trabajado conjuntamente resolviendo todos los escollos encontrados. Entre ellos, sin duda, el que más repercusión tuvo fue el desajuste de pesos detectado a finales de 2012; pero la firme decisión de seguir adelante para superar el desafío, y la valiosísima aportación de la US Navy con General Dynamic – Electric Boat como socio tecnológico, han hecho posible vislumbrar con optimismo el final de este largo camino.

Desde el punto de vista operativo, como todos los submarinos, el S-80 además de sus capacidades contra unidades de superficie y submarinas enemigas, podrá realizar misiones muy próximas a costa, bien para infiltrar equipos de Guerra Naval Especial, o para realizar despliegues de minas, o emplear  sus avanzados sensores para obtener  información o controlar el movimiento de fuerzas oponentes.

Para ello, el S-80 cuenta con un Sistema de Combate avanzado que controla todos sus sensores y proporciona la respuesta de fuego adecuada ante cada situación. La tecnología de sus equipos, se manifiesta especialmente por debajo de la superficie de la mar, dotándole con una notable capacidad de escucha, que le permitirá reconstruir la situación en muchas millas alrededor del submarino, aprovechar las enormes capacidades de sus torpedos y, por primera vez en la Armada, el lanzamiento de misiles anti-buque y contra blancos terrestres, mientras se encuentra en inmersión.

El diseño de la plataforma también aporta mejoras substanciales con respecto a los S-70, como el Sistema de Propulsión Independiente del Aire, que permitirá la producción de energía eléctrica a cualquier profundidad a partir de bioetanol. Con esta innovación, el submarino verá incrementada su autonomía en inmersión sin necesidad de exponer ningún mástil, mejorando así su principal ventaja, la discreción.

Evidentemente, como cualquier otro barco, un submarino no es nada sin su dotación. En este aspecto, ya se ha iniciado la formación de los hombres y mujeres que compondrán la del S- 81, y están realizando los cursos que les permitirán operar los equipos, sistemas y la plataforma de un modo seguro desde las pruebas de mar a comienzos de 2022. Aprovecho aquí para recordar y poner en valor el especial carácter de nuestros submarinistas, acostumbrados a desarrollar su labor en un ámbito muy restringido en cuanto a espacio, disponibilidad de agua, víveres, e incluso de aire, pero que con enorme entusiasmo y con profesionalidad contrastada, superan estas limitaciones y cumplen fielmente con su deber.

Dejando a un lado lo operativo, una parte fundamental del programa es su aspecto industrial, en cuanto al desarrollo del conocimiento y la independencia estratégica que supone para España ingresar en el reducido grupo de países capaces de diseñar y construir un submarino. El S-80, diseñado y construido por NAVANTIA, pero en el que participan multitud de empresas españolas, supone un reto industrial de primer nivel. Además, a la construcción de los cuatro submarinos hay que sumarle el desarrollo de los simuladores y la creación de infraestructuras nuevas para el apoyo de su ciclo de vida. El diseño, construcción y sostenimiento hasta su baja permitirán obtener y mantener un conocimiento exclusivo no solo a la Armada, sino también a las empresas colaboradoras y muy particular al astillero, lo que será crucial en caso de que se abra la posibilidad de exporter la plataforma a otras naciones.
 
En resumen, el S-80 es un programa vital para España, para sus Fuerzas Armadas y para su Industria Nacional, y es el mayor reto de la construcción naval española en toda su historia. Tras el largo camino recorrido, y las dificultadas superadas, podemos concluir que el esfuerzo realizado ha valido la pena, y que estamos cerca de ver al S-81 en el agua preparándose para comenzar sus pruebas de mar, haciendo honor al lema del Arma Submarina de siempre dispuestos, “Ad Utrumque Paratus”.

Madrid, a 14 de octubre de 2020
Almirante General Teodoro López Calderón


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