La Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) ha dado un paso crucial en la modernización de su capacidad de mando y control estratégico con el inicio de las pruebas de vuelo del nuevo Centro de Operaciones Aerotransportadas de Supervivencia (SAOC), designado como E-4C Doomsday. Sierra Nevada Corporation (SNC) lidera el programa tras obtener un contrato de 13.000 millones de dólares en 2024 para desarrollar este avión, destinado a reemplazar a la veterana flota de Boeing E-4B Nightwatch, en servicio desde la década de 1970 y conocidos popularmente como los “aviones del juicio final”.
Boeing, aunque no participa directamente como integrador ni proveedor principal tras haber retirado su oferta al concurso en 2023, sigue jugando un papel relevante de manera indirecta, pues el E-4C está basado en el Boeing 747-8I, la última variante de su avión comercial.
El primer vuelo de prueba del Boeing E-4C Doomsday tuvo lugar el 7 de agosto de 2025 en las instalaciones de Sierra Nevada Corporation en Dayton (Ohio), dando inicio a una campaña de validación de sistemas que se extenderá hasta 2026. En esta fase temprana de vuelo se busca reducir riesgos técnicos antes de acometer las complejas modificaciones que convertirán al Boeing 747-8I en un centro de mando aéreo capaz de operar en escenarios extremos, incluyendo conflictos nucleares o ciberataques masivos.
Un relevo estratégico
El Boeing E-4C Doomsday es una evolución directa del Boeing E-4B Nightwatch. Este último está basado en un Boeing 747-200 comercial, que ha servido desde la década de los 70 como una plataforma de comando para el Presidente, el Vicepresidente, el Secretario de Guerra y otros altos funcionarios, y es que estas aeronaves tienen como misión garantizar la continuidad del gobierno y la capacidad de dar respuesta militar con armas convencionales o nucleares en caso de que los centros de mando terrestres sean destruidos. En el caso de que se empleen armas nucleares, estos aviones están diseñados para resistir pulsos electromagnéticos (EMP) y, además, cuentan con comunicaciones satelitales seguras y capacidad para operar de forma autónoma durante largos periodos de vuelo.
Se tiene previsto que el nuevo E-4C Doomsday, construido sobre la plataforma de aviones Boeing 747-8I, incorpore mejoras significativas como la de contar con una mayor autonomía de vuelo, motores más eficientes, fuselaje más amplio y una arquitectura de sistemas abierta que permite actualizaciones modulares, además, contará con protección avanzada contra amenazas nucleares y electrónicas, así como capacidad de reabastecimiento en vuelo.
Programa de continuidad
El programa SAOC fue adjudicado a Sierra Nevada Corporation en abril de 2024 mediante un contrato de $13.000 millones de dólares, uno de los más grandes en la historia reciente de la empresa, y dentro del acuerdo se incluye el desarrollo, modificación, producción de aeronaves, sistemas terrestres asociados y soporte logístico hasta el año 2036. La elección de SNC se produjo tras la retirada de Boeing del proceso de licitación en 2023, lo que marcó un cambio de paradigma en la gestión de programas estratégicos del Departamento de Guerra.
Sierra Nevada Corporation ha reunido un consorcio de aliados industriales de primer nivel, incluyendo a Lockheed Martin Skunk Works, Collins Aerospace, General Electric Aerospace, Rolls-Royce y el Instituto Nacional de Investigación de Aviación (NIAR), para abordar los desafíos técnicos del proyecto. Asimismo, la empresa ya ha adquirido cinco fuselajes 747-8I, originalmente operados por la compañía aérea Korean Air, para su conversión en E-4C.
Actualmente, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos dispone de cuatro aviones Boeing E-4B Nightwatch, con una disponibilidad operativa que ronda el 55% de acuerdo con lo señalado por el Secretario de la USAF. El plan del Pentágono es sumarle los cuatro E-4C Doomsday, con lo que se prevé que uno de los aviones estará en vuelo cada 12 horas y un segundo aparato estará en alerta máxima y listo para despegar en cinco minutos, lo que garantiza que, incluso en el peor de los escenarios, el liderazgo estadounidense podrá mantener el control de las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Nucleares y coordinar una respuesta efectiva, que en palabras del secretario de Guerra Pete Hegseth, estos aviones son “el último recurso cuando todo lo demás falla”. (Bernardo de la Fuente)







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