Hemos podido conocer y analizar en detalle un reciente y exhaustivo informe destinado a diferentes comités del Congreso de los Estados Unidos sobre problemas de operatividad del avanzado cazabombardero furtivo F-35.
Según ese documento, emitido por la Oficina de Auditoria (GAO, Government Accountability Office) del Gobierno estadounidense, que se caracteriza por un trabajo exhaustivo y metodológico en relación con sus análisis y conclusiones posteriores, la llegada de los F-35 a la Fuerza Aérea, la Marina y el Cuerpo de Marines ha derivado en un nivel de operatividad especialmente bajo, que cifran en torno al 55%.
La verdad es que el hecho que sólo la mitad de una flota de avanzados cazabombarderos de combate esté en disposición de ser usada, dice mucho de lo complejo que es mantener al F-35. En el análisis del GAO hacen mención a diferentes vicisitudes en relación con lo que ha supuesto hasta la fecha el diseño, entrada en servicio retrasada y la operatividad de una flota de aviones que, en el momento de su análisis realizado en marzo de 2023, era de 450 cazas, número que se espera incrementar en unos 2.000 adicionales.
Se opera con tres modelos de los F-35: el F-35A más convencional que tiene una operatividad del 60%, el F-35B adaptado al entorno naval en el que ese ratio se sitúa en el 55% y el F-35C de despegue y aterrizaje vertical que no llega al 50% en lo que a operatividad se refiere.
Las instalaciones donde se vuela y se mantiene la flota de F35 son muchas dentro del territorio estadounidense.
Complejidad de mantenimiento
Leyendo el exhaustivo informe del GAO, que tiene 96 páginas, se pueden conocer distintos datos reveladores de lo complejo que es el mantenimiento del cazabombardero F-35 en sus tres distintas versiones. Se dice en el mismo que hay nada menos que 10.000 piezas en espera de ser reparadas y que se requiere una media de 72 días para que una averiada sea puesta de nuevo en funcionamiento, lo que no facilita elevar el índice de operatividad.
El GAO ha identificado, con un análisis pormenorizado que les ha llevado a visitar dos depósitos donde se mantienen esos cazabombarderos y tres bases donde se vuela con ellos y a enviar cuestionarios detallados a otras quince instalaciones más, varios problemas. Los concretamos: entrenamiento inadecuado de los que los que trabajan con ellos, falta de datos técnicos para afrontar las reparaciones lo que incide en determinados retrasos, mala priorización económica en todo lo relacionado con los F-35, falta de determinados equipos de apoyo en las líneas de vuelo, los repuestos no están disponibles en la cantidad que se necesita y se carece de todos los equipos necesarios para las reparaciones.
Se sabe también que la participación industrial es deficiente, tanto por la gestión de los contratos asociados al mantenimiento como por la falta de piezas de repuesto. El GAO identifica que hay que hacer esfuerzos para mejorar la operatividad y que ya desde 2022 se han mejorado los presupuestos en ese sentido.
Interesante es que de los 1,7 trillones de dólares que costará el programa del F-35 a Estados Unidos, nada menos que 1,3 trillones se van a usar en lo relacionado con las necesidades de operar y mantener ese cazabombardero furtivo. (Octavio Díez Cámara)
