Se ha decretado una “pausa de seguridad” que comenzó el 13 de junio y que se extiende a todas las unidades de vuelo que no están desplegadas en misiones operativas, lo que supone dejar temporalmente en tierra a casi 4.000 aeronaves. Con el cese de las operaciones, las unidades aéreas de la Marina de Estados Unidos y los Marines o United States Marine Corps (USMC) se tomarán el tiempo necesario para revisar las prácticas de gestión de riesgos aplicadas a la seguridad en vuelo y se repasará la formación sobre procesos de gestión de accidentes y errores.
Seis muertos en menos de una semana
La decisión se toma tras sufrir tres accidentes este mes de junio, con un plazo de sólo una semana, en los que han muerto seis militares.
El primero tuvo lugar el 3 de junio, fue un avión de combate F/A-18E Súper Hornet de la Marina de Estados Unidos, en el desierto de Mojave, en las cercanías de Trona (California). A los mandos del aparato, asignado escuadrón de cazabombarderos o Strike Fighter Squadron 113 "Stingers", estaba el lieutenant (teniente de navío) Richard Bullock, que perdió la vida.
Cinco días después, el 8 de junio, morían cinco integrantes del Cuerpo de Marines que volaban en un convertiplano MV-22B Osprey durante una misión de entrenamiento al este de la ciudad de San Diego, también en California.
Al día siguiente se estrellaba otra aeronave, un helicóptero Sikorsky MH-60S Seahawk de la Marina de Estados Unidos que estaba realizando un ejercicio de entrenamiento en el polígono de El Centro (California). En este caso solo hubo heridos. (Julio Maíz Sanz)