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Viernes, 29 de marzo de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

En la pista de despegue del futuro, por Ignacio Mataix, Consejero delegado de Indra

Se cumplen por estas fechas 45 años de la primera exposición en el Congreso de los Diputados de las grandes líneas del Ministerio de Defensa, creado solo unos meses antes, en julio de 1977, y dirigido por el siempre añorado capitán general Manuel Gutiérrez Mellado. En su discurso, de lectura muy recomendable en el presente para adquirir perspectiva, el vicepresidente del Gobierno y primer ministro de Defensa de la democracia se lamentaba de que, a diferencia de las naciones ricas, España se veía obligada a adecuar los fines a los medios en sus presupuestos de Defensa y a concentrarse primero en los recursos antes de fijar sus objetivos.

Si el general Gutiérrez Mellado pudiera ver hoy el Presupuesto de este año, con un incremento histórico del 25,8 por ciento para las políticas de Defensa, estoy seguro de que se sentiría orgulloso. Él fue uno de los grandes españoles que sentó las bases para que hayamos dado este salto de gigante. Cuando pronunciaba aquel discurso, yo me encontraba terminando el bachillerato y había decidido hacer el servicio militar voluntario en el Ejército del Aire, para luego ingresar en la base de Matacán.

Finalmente, las circunstancias me llevaron a estudiar Derecho y Empresariales en ICADE, aunque al final la vida me ha permitido volver a caminar por los pasillos del Cuartel General del Aire y participar en la Defensa Nacional a través de mi labor como primer ejecutivo (es decir, como primer “servidor”) en grandes empresas, como Sener e ITP, donde estuve más de 17 años, y ahora en Indra. No pude ser piloto, pero he podido contribuir, en las mesas de negociación de los principales consorcios de Defensa, a que España y Europa hayan podido contar, y cuenten aún, con uno de los mejores cazas de la historia, el Eurofighter, o un avión de transporte táctico y estratégico como el A400M. Esta ha sido, y sigue siendo mi forma de contribuir a una de mis pasiones, que es la sensación de libertad que da alzar el vuelo. Doy gracias a la Virgen de Loreto por su inspiración.

Desde aquellos inicios del Ministerio de Defensa hasta el presente, el desarrollo de nuestras Fuerzas Armadas y de nuestra industria ha sido absolutamente impresionante. España ha celebrado en junio pasado una cumbre de la OTAN que ha asombrado al mundo y en la que se han tomado decisiones de enorme trascendencia para la seguridad global. Lamentablemente, estaba, y está muy presente aún, en el ánimo de todos la injustificable invasión rusa de Ucrania. Estamos en un momento de enormes riesgos y, sin embargo, en contra de los deseos del agresor, hemos sido capaces de estrechar lazos entre europeos, fortalecer el vínculo transatlántico y dar la bienvenida en la Alianza Atlántica a dos nuevos miembros, Suecia y Finlandia.

El aumento de la percepción del riesgo ha servido también para que se eleven los presupuestos de Defensa de muchos países, con anuncios espectaculares como el incremento de 100.000 millones de euros de Alemania. España se ha comprometido a invertir el 2 por ciento de su PIB en Defensa para 2029 y ha hecho un importante esfuerzo ya para el presente año. Hay que tener en cuenta que no solo nuestros aliados están aumentando sus presupuestos, sino que países que pueden suponer un riesgo potencial para nuestra seguridad colectiva también están invirtiendo más y adquiriendo nuevas capacidades.

Invertir, que no gastar, en Defensa es invertir en paz, invertir en disuasión. Pero si es importante incrementar la inversión, no es menos importante saber bien dónde hay que destinar ese presupuesto. Y explicar a la sociedad, como sociedad madura y democrática que es, el porqué de este esfuerzo colectivo que es el presupuesto. En concreto, la dotación presupuestaria destinada a los programas especiales de modernización, que ha ascendido un 72 por ciento respecto a 2022, supone un enorme aliciente para las empresas y sus profesionales que constituyen la Base Industrial y Tecnológica de la Defensa, con proyectos de alta tecnología que suponen creación de empleo y contribuyen a la cohesión territorial, ya que son desarrollados en diversos puntos de España.

La inversión se traduce en proyectos que modernizarán las Fuerzas Armadas y el desarrollo de tecnologías duales, de aplicación civil y militar, es decir, inversión en I+D+i. Buena prueba de todo ello son los importantes proyectos en los que participa Indra, como el VCR 8X8, el programa de actualización de Eurofighter, la modernización de los Chinook o los Tigre, los sistemas para las Fragatas F-110, los equipos de a bordo de UAV o las radios tácticas para el Ejército de Tierra. Además, estas inversiones tienen un importante efecto transformador e integrador sobre la cadena de valor, sin olvidar la necesidad de construir una compañía que defienda el liderazgo de España en Europa.

Y qué decir del FCAS, el Futuro Sistema Aéreo de Combate, en el que España, con Indra como coordinador nacional y líder internacional del pilar de sensores, participa por primera vez a partes iguales con Francia y Alemania en un gran proyecto de Defensa europeo. Como parte de la industria de Defensa, debo defender la inversión en armamento y material con vistas a la disuasión y la paz, que es el objetivo primordial, pero creo que es mi deber defender primero, o al mismo tiempo, la inversión en las personas que han prometido o jurado defender España con riesgo de sus propias vidas, una inversión que permita las mejores retribuciones posibles para captar y retener el talento en nuestras Fuerzas Armadas y, asimismo, ayude a la formación continua de nuestros militares.  

Empezamos, por tanto, un año ilusionante, con un presupuesto que nos va a permitir impulsar grandes proyectos en nuestro sector. Una gran empresa colectiva que empezó hace ya unos cuantos años. Por eso, me gusta recordar aquí la enorme visión del general Gutiérrez Mellado, que, en aquel discurso inaugural de enero de 1978, tras mencionar la recién creada Dirección General de Armamento y Material, decía: Yo no creo en la industria militar si no está integrada perfectamente en la industria civil, y no creo en la investigación militar si no está integrada en la investigación tecnológica.  Mi general, en Indra, 45 años después, no podemos estar más de acuerdo. Ya estamos en la pista de despegue hacia el futuro. Todos, las Fuerzas Armadas, las empresas y los profesionales, estoy seguro de que sabremos aprovechar el viento de cola.  (Ignacio Mataix, Consejero delegado de Indra)


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