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FIDAE 2018 y la renovación del satélite chileno FASAT Charlie

FIDAE 2018 podría ser el marco que permita al recién instalado gobierno de Sebastián Piñera anunciar su postura frente a la renovación del satélite FASAT Charlie, que ya cumplió su vida útil. En recientes declaraciones a un medio local, el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, General del Aire Jorge Robles Mella, declaró que aún se estiman de 12 a 18 meses más de funcionamiento del “Charlie”, plazo que, a todas luces, es muy breve como para obtener su reemplazo.

Junto a esto, el actual gobierno hereda de algún modo una presión del anterior, puesto que con fecha 8 de marzo se publicó el Libro de la Defensa Nacional 2017. Respecto a la renovación del FASAT C, lo más relevante que destaca es el hecho de estar terminado el proyecto en todas las fases de análisis que corresponden al Ministerio de Defensa, restando por lo tanto sólo una decisión de carácter económico y político. El programa de gobierno de la actual administración no da muchas señales de cuál será su posición en este tema y tampoco ha habido declaraciones de las nuevas autoridades de Defensa, entre las que destaca el Subsecretario de Defensa, el Vicealmirante (R) Cristián De La Maza Riquelme, quien tiene dentro de sus responsabilidades la revisión y aprobación de los proyectos presentados por las instituciones de la Defensa, en este caso el Estado Mayor Conjunto.

A mayo de 2016 el proyecto se encontraba en la etapa de “Perfil” o primer nivel de análisis de una iniciativa de inversión. En esta fase se han identificado tres alternativas de solución más una “solución basal”. Esta última incluye una antena a instalar en el extremo sur de Chile y un sistema de procesamiento, almacenamiento y distribución de imágenes satelitales. En primer lugar se considera mantener un satélite como el Fasat “C”, lo cual implicaría un costo estimado del orden de MUS$ 130 con una mejoría mínima de las actuales prestaciones. La segunda alternativa valorada en MUS$ 227, considera un satélite de vida útil de siete años y resolución entre 50 y 75 centímetros. La tercera alternativa considera un satélite similar al de la alternativa 2 más un segundo satélite específico para ampliar el rango espectral. Esta alternativa alcanza los MUS$ 284. Finalmente se estima que se requiere cuatro años para materializar el proyecto a contar del momento de la asignación de fondos.

En diciembre de 2016, el Ministerio de Defensa informó a la cámara de diputados sobre el estado del proyecto. El documento finaliza con seis acápites, estimados como relevantes para la formulación de la siguiente etapa de evaluación ministerial. Estos son: Formalizar en detalle la demanda formulada por las instituciones de la defensa; lograr la accesibilidad todo tiempo, requerimiento planteado por  la Armada de Chile, que consiste en instalar antenas que permitan obtener imágenes de radar; desagregar las etapas de procesamiento y distribución, procesos que presentan críticas públicas que deben ser abordadas; profundizar el análisis de los requerimientos de operación y sostenimiento, detallando los aspectos que se consideren prioritarios para satisfacer los gastos recurrentes durante la vida útil del nuevo satélite, dejando establecido el origen de los recursos previstos; se debe prever una opción alternativa para el enlace entre la estación de control satelital de Punta Arenas y Santiago, en caso de no materializarse el proyecto de Fibra Óptica Austral; respaldar adecuadamente los costos considerados, tanto para el segmento satelital como para el terrestre, integrando en los costos previstos los gastos que deban ser financiados con recursos presupuestarios (sueldos, viáticos y otros), debidamente desagregados por instituciones cuando corresponda. No hay antecedentes públicos respecto al avance estos estudios. (Roberto Sandoval Santana, corresponsal de Grupo Edefa en Chile)


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