El Ejército de Tierra español en general, y el Mando de Tropas de Montaña en particular, están de enhorabuena, se cumple pronto el 125 aniversario de la creación de estas tropas especialmente preparadas para moverse y combatir en un escenario tan complejo como las cordilleras montañosas.
A finales del próximo mes está previsto tenga lugar un acto institucional conmemorativo de esa efeméride de las tropas de montaña españolas. Se cumplen ahora nada menos que 125 años de la fecha en la que se decidió que España tuviese militares con esa preparación y denominación específica, aunque hay antecedentes previos de unidades en las que se integraba a lugareños especialmente acostumbrados a moverse a pie por terrenos abruptos y escarpados.
Su conocimiento de ese escenario, y el hecho que sabían aprovechar en su beneficio el empleo de todo tipo de equinos, fue un punto de partida positiva que se proyectaría en la creación de una serie de batallones de Infantería que recibieron el nombre genérico de “cazadores”. Su evolución hacia lo que son las tropas de montaña hay que referenciarla en la publicación de un Real Decreto en 1899 cuando era Ministro de la Guerra el general García de Polavieja. Por aquel entonces, Francia ya había avanzado hacia sus cazadores alpinos e Italia hacia sus tropas de alpini.
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En el seno de la División Urgel nº 4 se mantuvieron organizadas unidades dotadas de mulos y caballos que facilitaban el movimiento de diversos tipos de cargas. (Octavio Díez Cámara)
El Ejército de Tierra considera el año 1899 como el antecedente de lo que son hoy las tropas de montaña. El siglo y cuarto transcurrido desde entonces ha sido de evolución constante y en 1918 los especialistas de montaña se unen con los cazadores para dar lugar a la denominación de cazadores de montaña que de una forma generalista ha seguido activa desde entonces.
En su devenir histórico hay que hacer referencia al impulso y reorganizaciones del Ejército de Tierra que se acometen tras la Guerra Civil y que, por ejemplo, dan lugar a las Agrupaciones de Cazadores de Montaña de las divisiones 51 y 52 o, más adelante, a las divisiones de montaña Urgel nº 4 y Navarra nº 5 que cubren la zona de los pirineos ante una hipotética invasión que era previsible por parte del extinto Pacto de Varsovia.
La más elevada especialización de las tropas de montaña se concentró en la Brigada de Alta Montaña que surge tras la Instrucción General 165/142 de 1966. En su evolución se transformaría en Brigada de Cazadores de Montaña Aragón I que llegó a contar con un Grupo de Artillería de Campaña de Montaña y medios logísticos, de fuegos o de maniobra especialmente contundentes. Desde aquella época, las tropas de montaña del Ejército de Tierra han ido mermando de forma sustancial, sobre todo como consecuencia de la aplicación de la Norma General 05/07.
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La montaña es un escenario especialmente duro que requiere de militares que conozcan una serie de procedimientos técnicos y estén físicamente muy preparados. (Octavio Díez Cámara)
Los militares que han formado parte de ese colectivo, identificados con una boina verde de tono concreto que llevan cuando están involucrados en actividades que no son propiamente de combate o de adiestramiento para el mismo, formaron parte primero de los dos batallones de montaña que han persistido primero dando cobertura a la Jefatura de Tropas de Montaña y más recientemente al Mando de Tropas de Montaña.
Por cierto, uno de ellos, el Regimiento Galicia de Jaca, incluye en su estructura el núcleo más preparado de este tipo de especialistas: la Compañía de Esquiadores Escaladores. Es un colectivo de élite del Ejército de Tierra que ahora está inmerso en un proceso de transformación de su estructura para sustentar una orgánica en base a Equipos Operativos especializados en cometidos de vigilancia y reconocimiento que se desarrollen en terrenos montañosos. (Octavio Díez Cámara)
