Una vez conectadas, reproducen el movimiento que se siente en el interior de la cabina cuando se está conduciendo. Además, cada vehículo tiene su propio software, en el que están cargados itinerarios reales de escenarios como el Líbano, Afganistán o Malí. Este está siendo, según el Boletín Tierra del Ejército, uno de los aspectos más valorados por los alumnos, ya que permite conocer el terreno sin moverse de España. De manera previa a su despliegue, el militar recibe instrucción en este simulador como parte de su preparación, pudiendo familiarizarse con el vehículo y el terreno antes de integrarse en los contingentes españoles en el exterior.
Esta fórmula de entrenamiento, que sustituye horas de manejo de los vehículos reales, mejora así la formación y, además, permite un ahorro de costes. Además de las rutas, el sistema permite incorporar otros condicionantes (lluvia, nieve, barro, noche...), incluso de tipo táctico, como ataques con explosivos, disparos, etc.. Desde el exterior se sigue al alumno a través de una cámara instalada en el interior de la cabina, comunicándose con él a través de un micrófono bidireccional. El instructor puede simular ser un vehículo más del convoy en el que va el alumno, con los mandos que tienen en su puesto de control. La labor de los instructores es, explica el Boletín Tierra, ir corrigiendo todo lo que vean que los alumnos no hacen correctamente y explicarles qué ha ocurrido cuando se vean sorprendidos.
Foto: Boletín Tierra del Ejército