El LXIX Curso de Operaciones Especiales se prepara para entrar en la recta final. Queda lejos el pasado mes de septiembre en el que daba comienzo esta 69 edición para los aspirantes a portar la boina verde con el machete y las hojas de roble. Quienes aún continúan, han superado muchas adversidades para llegar hasta aquí, pero todavía les quedan grandes retos. Uno de ellos es la fase de operaciones aeromóviles, para la cual alumnos e instructores de la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales (EMMOE) se desplazaron hasta la base militar de Agoncillo, sede del Batallón del Helicópteros de Maniobra III (BHELMA), los días 29 y 30 de abril.
Hay fases del curso donde el sufrimiento físico y mental del futuro operador son llevados al límite, y otras donde las no se sufre tanto pero hay que demostrar habilidades y destrezas técnicas de alto nivel. La de operaciones aeromóviles es del segundo tipo.
Por un lado, los helicópteros son máquinas extremadamente peligrosas. Una negligencia que en otros ámbitos no ocasionaría un gran problema puede causar un auténtico desastre si están involucradas estas aeronaves de ala rotatoria.
Por otra parte, las operaciones especiales como las conocemos hoy en día serían completamente inviable sin los helicópteros, que han protagonizado algunas de las misiones más importantes de fuerzas especiales en el mundo y en España (como la ‘Operación Romeo-Sierra’ para recuperar el Islote de Perejil).
Así, durante dos jornadas los alumnos del curso de operaciones especiales ejecutaron prácticas con un helicóptero CH-47F Chinook del Batallón de Helicópteros de Transporte V (BHELTRA) y un helicóptero NH90 Sarrio del ya citado BHELMA III, ambos pertenecientes a las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET). Dos plataformas en las que los procedimientos varían por las evidentes diferentes características de ambos modelos.
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Infiltración mediante fast rope desde NH90 y Chinook. (foto: Esteban Maiza)
Si bien un soldado de infantería convencional también puede ejecutar operaciones helitransportadas convencionales, el operador de operaciones especiales tiene que ir un paso más allá y dominar los conocidos como procedimientos especiales, que son tres: el fast rope (el más conocido, donde se baja por una maroma con pies y manos); el rappel (descender del helicóptero rapelando como si se hiciera desde un edificio); y por último, y menos conocido, el spie rig (un método de exfiltración anclados a la maroma para casos en los que el helicóptero no pueda aterrizar para extraer a las tropas). Este último procedimiento solo puede ser llevado a cabo en el Ejército de Tierra por el helicóptero Chinook.
Durante los dos días de prácticas, los alumnos de la EMMOE se dividieron en varios grupos de tal forma que todos y cada uno de ellos ejecutaron tanto rappel como fast rope desde ambos helicópteros, y también spie rig desde el Chinook exclusivamente.
En primer lugar, realizaron el ejercicio sin equipo de combate (solo con el caso, fusil y primera línea), después, incorporando el chaleco, que aumenta la exigencia. Por último, ejecutaron los tres procedimientos especiales con el máximo equipamiento posible: casco, chaleco, fusil, y mochila, que es como irían equipados a una misión real. Las prácticas, además, se realizaron tanto en arco diurno como nocturno para certificar que todos los alumnos son capaces de ejecutar procedimientos especiales con helicópteros en cualquier contexto.
Se trata de una actividad muy exigente para los futuros boinas verdes. Los nervios y la adrenalina de la primera vez están presentes en muchos de ellos. El momento de saltar del helicóptero para iniciar el descenso, que en las películas se ve muy fácil, es en la realidad muy complejo con el ruido, el viento y las vibraciones (estas últimas en el caso del Chinook se notan mucho más), pero es una faceta más en la que todo “guerrillero” debe ser capaz de dominar su mente y cumplir con la misión.
Esta certificación de los alumnos de la EMMOE en procedimientos especiales no es más que el inicio de una serie de operaciones con helicópteros mucho más complejas que tendrán que afrontar y superar en las próximas semanas, dentro de la mencionada fase de operaciones aeromóviles del LXIX Curso de Operaciones Especiales, y que los acercará cada días más a cumplir su objetivo: ser un boina verde. (Esteban Maiza)






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