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Jueves, 28 de marzo de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

"La robótica permitirá sustituir a los soldados por robots en muchas tareas peligrosas"

Entrevistamos al General de división Antonio Ruiz Benítez, responsable de la DIDOM del ET

El próximo mes de octubre Granada acogerá la primera edición del Congreso “Ejército, Empresa y Universidad. Una alianza estratégica para el horizonte 2035”, organizado conjuntamente por el Mando de Adiestramiento y Doctrina (MADOC) del Ejército de Tierra (ET) y la Universidad de Granada (UGR). De este importante evento y de las grandes claves del concepto “Fuerza 2035” conversamos con el general de división Antonio Ruiz Benítez, responsable de la DIDOM (Dirección de Investigación, Doctrina, Orgánica y Materiales) del ET.

 

 ¿Qué papel otorga el Ejército de Tierra (ET) a las universidades en su proceso de modernización y, concretamente, a la de Granada?

 

Para el Ejército de Tierra, el papel de las universidades en el proceso de modernización es fundamental, ya que son ellas las que disponen de la capacidad de investigación e innovación necesarias para afrontar los retos tecnológicos que esta modernización conlleva. Para hacer frente a los retos que el futuro depara a nuestro Ejército es necesario abordar un esfuerzo de adaptación tecnológica, en áreas como la inteligencia artificial, big data o los medios de transporte no tripulados. Esta adaptación no se limita a incorporar tecnologías existentes, implica innovar. En esta innovación, las empresas juegan un papel muy relevante, pero las universidades, como centros de investigación y transferencia de conocimiento, son el elemento clave a la hora de articular el esfuerzo de empresas e investigadores en la búsqueda de las soluciones que demandan los nuevos tiempos.

 

En este esfuerzo, el Ejército cuenta con el apoyo de todas las universidades españolas. De hecho, son varias las que, de una u otra manera, están realizando proyectos de investigación en colaboración con el Ejército de Tierra. El caso de la UGR es particular por dos razones. En primer lugar, por su cercanía física al Mando de Adiestramiento y Doctrina, responsable de la docencia y de la investigación conceptual del Ejército. Esta cercanía física facilita el trabajo en común en temas relacionados con la enseñanza militar y el ámbito de investigación propio del MADOC. En segundo lugar, por la larga experiencia de trabajo conjunto que ha terminado en la creación de un Centro Mixto MADOC-UGR que, de forma permanente, sirve de elemento de coordinación entre ambas entidades, facilitando aún más el trabajo a la hora de abordar proyectos conjuntos.

 

La DIDOM actúa tanto en la identificación de escenarios de acción futura, como en el desarrollo de opciones de respuesta. ¿Cómo incorporan en este cometido a los centros de investigación y a la industria?

 

La Dirección de Investigación, Doctrina, Orgánica y Materiales realiza un trabajo de investigación y análisis fundamentalmente conceptual, que orienta el pensamiento de los demás organismos del Ejército de Tierra y facilita el entendimiento de los problemas a los que va a enfrentarse el Ejército en el medio y largo plazo. Para ello la DIDOM elabora el documento Entorno Operativo Futuro, que actualiza los escenarios operativos futuribles, la actuación potencial de la Fuerza del Ejército en un horizonte temporal de diez a quince años e incluye las misiones, cometidos y principales transformaciones que debe acometer el Ejército de Tierra en cuanto a su organización general y preparación para adaptarse a ese entorno cada vez más exigente. La última versión de este documento, aprobada por el teniente general jefe del Mando de Adiestramiento y Doctrina, con el visto bueno del JEME (Jefe del Estado Mayor del Ejército) en septiembre de 2018, constituye el vértice superior de desarrollo de los conceptos y la referencia fundamental para identificar las necesidades de investigación del Ejército de Tierra en ese horizonte temporal.

 

En el aspecto concreto de los materiales, la DIDOM está elaborando una serie de documentos que pretenden mostrar la situación actual de madurez de determinadas tecnologías disruptivas y su futura evolución. Establecido el marco conceptual, el Mando de Apoyo Logístico (MALE) del Ejército lidera los talleres en los que por capacidades de combate se busca acercar las posibilidades del mercado a las necesidades de la Fuerza 2035, identifica acciones futuras y  promueve la interacción e intercambio de información entre empresas y universidades. El MALE también dirige el Foro Ejército, Empresas y Innovación (2E+I), con el que se pretende sintetizar todo el trabajo realizado en los talleres, de manera que en él se aborden los proyectos tecnológicos de interés para el Ejército y su interrelación con los trabajos de investigación, desarrollo e innovación que se están llevando a cabo en el ámbito académico e industrial.

 

 ¿Qué grandes objetivos persigue el Congreso “Ejército, Empresa y Universidad, una alianza estratégica para el horizonte 2035”? 

 

El congreso está organizado conjuntamente por el Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Tierra (MADOC) y la Universidad de Granada, en la que tiene un papel relevante el Consejo Social. Por lo tanto los objetivos han de responder a los intereses de ambas organizaciones. Los principales objetivos estratégicos que presiden la organización de este Congreso son mostrar a Granada que la Defensa es un pilar fundamental para el desarrollo empresarial y esta ciudad ha de aprovechar las posibilidades que ofrece el emergente sector de la defensa, clave en inversiones y tecnología; potenciar la investigación en asuntos militares para proporcionar al Ejército las mejores soluciones a los retos que plantea el nuevo entorno operativo futuro; aprovechar los avances en tecnología de doble uso; facilitar la implantación de empresas del sector en la provincia, con la consiguiente oferta laboral; y fomentar la investigación conjunta entre la universidad, las empresas del sector de defensa y el MADOC en las áreas de organización, liderazgo y dotación de nuevos materiales. También conviene recordar que en el año 2017 el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad distinguió a Granada como Ciudad de la ciencia y la innovación. Por esto queremos aprovechar este marco temporal y científico en la ciudad de Granada para promocionar las oportunidades que el sector ofrece en las áreas citadas.  

 

 ¿En qué capítulos se hará especial hincapié durante los días (22 a 24 de octubre) que dura el Congreso y por qué?

 

Para alcanzar los objetivos mencionados antes, la organización del Congreso ha confirmado la presencia de los mejores expertos en política de defensa y seguridad de España y la Unión Europea, acreditados investigadores de las universidades españolas, directivos y técnicos de nuestras mejores empresas del sector de la defensa y oficiales generales de los ejércitos más avanzados, como Estados Unidos, Francia y Reino Unido, que contrastarán con los representantes militares de nuestro Ejército de Tierra los problemas a los que se enfrentan y las soluciones que están adoptando. Además, quiero destacar que Su Majestad El Rey ha tenido a bien aceptar la Presidencia de Honor de este primer Congreso. Asimismo, a día de la fecha se está gestionando la asistencia de altas personalidades de las instituciones nacionales, autonómicas, provinciales y locales, lo que supondrá, sin duda, un aliciente para todos, organizadores, conferenciantes, empresarios, etc.

 

El Congreso tendrá lugar en Granada durante los días 22 a 24 de octubre con el título Ejército, empresa y universidad. Una alianza estratégica para el horizonte 2035, que ya adelanta el papel relevante de las empresas españolas de defensa y seguridad. Creemos que el programa del Congreso abarca todos los aspectos fundamentales que demanda la investigación en asuntos militares en el momento actual y que serán desgranados de una manera lógica, yendo de lo general a lo particular. Básicamente, el programa que hemos diseñado está organizado en base a conferencias y paneles con temas francamente interesantes.

 

Detectar una necesidad para la que no existen sistemas disponibles es un reto para la industria y para los centros que estudian su viabilidad. ¿Cómo se articula el proceso que permitirá al Ejército incorporar sistemas específicos y ad hoc para los que no existe un catálogo estándar de fabricación?

 

Con carácter general, la mayor parte de los sistemas de armas y equipos con que se dota al Ejército de Tierra implican una serie de requisitos, que ya de por sí los hacen sistemas específicos, por tanto y a priori, no parece necesario articular un proceso nuevo. Sin embargo, si es esencial acortar los plazos de tiempo desde que se identifica un problema y una necesidad operativa, hasta que se incorpora una nueva capacidad militar tecnológicamente avanzada para solucionarlo. Es decir, todo el tiempo que comprende la definición de la necesidad, de los requerimientos operativos, el diseño del sistema, la fabricación de demostradores tecnológicos o prototipos, la validación y, finalmente, la adquisición y puesta en servicio son hitos demasiado largos en el tiempo.

 

Es posible que esta situación se vea agravada por la disminución temporal de los ciclos de vida de las nuevas tecnologías, que como todos sabemos se quedan obsoletas demasiado pronto y se ven superadas por otras con más capacidad. Considero que una de las claves para acortar estos tiempos a fin de que las tecnologías disruptivas se conviertan en capacidades militares, es la proximidad y el trabajo colaborativo desde el principio del desarrollo conceptual y definición del problema, entre el Ejército, los centros tecnológicos y la empresa. Aunque sea de una manera breve, conviene recordar que el proceso de obtención de  armamento y material se inicia con la identificación de una carencia, limitación o deficiencia operativa que afecte a la capacidad de llevar a cabo la misión o cometido asignado, por cualquier unidad del Ejército de Tierra.

 

Esta necesidad da lugar a un documento de necesidad operativa, que será remitido al JEME (Jefe del Estado Mayor del Ejército) para su aprobación. Posteriormente se analiza la carencia detectada para extraer unas primeras estimaciones técnicas y económicas y se identifican las posibles opciones que se ajusten a esa necesidad. Se definen así los requisitos de la solución más adecuada, se deciden los recursos que se van a obtener y la forma de obtenerlos. El documento que se genera en ese momento debe ser aprobado por la Dirección General de Armamento y Material. A partir de entonces se establece el programa, se construyen y validan prototipos y se ejecutan los contratos. El proceso finaliza con la  recepción del material por el Ministerio de Defensa.

 

¿Qué tipo de sistemas serán los más demandantes en el escenario 2035 y cuales son aquellos que presentan un reto especial por su complejidad? 

 

Es difícil precisar de una forma exacta e inequívoca cuáles serán los sistemas más demandantes. Como ya he apuntado, es muy probable que irrumpan en el mercado nuevas tecnologías disruptivas que pueden suponer una amenaza inesperada en manos del adversario. Sin embargo, conforme a nuestro análisis prospectivo y las tendencias tecnológicas, considero las soluciones que acorten los ciclos de toma de decisiones. Implican mejoras en mando y control para que la información se comparta de forma adecuada y oportuna, elaborar inteligencia a partir de la información que llega de los sensores, integrar la inteligencia en el proceso de designación de objetivos, gestionar el espacio aeroterrestre en tiempo real y obtener una imagen común y actualizada del estado de sostenimiento y disponibilidad operativa de las unidades en tiempo real.

 

Respecto a los apoyos de fuego, se considera necesario aumentar el alcance de las armas de fuego indirecto, la precisión de las municiones para evitar los daños no deseados, sobre todo en  zonas urbanas densamente pobladas, y la posibilidad de producir todo tipo de efectos no letales. Será habitual que las organizaciones operativas tengan que actuar  fraccionadas y aisladas, por lo que deben disponer de gran autonomía. Esto obliga a optimizar el apoyo que necesitan y a reducir la huella logística. En ese sentido, hay que destacar que, en los próximos quince años, la munición y el carburante seguirán siendo los apoyos más gravosos en este concepto. Con respecto a los sistemas que aumenten la supervivencia del combatiente, quiero destacar los avances alcanzados en la robótica, que permitirán sustituir a los soldados por robots en muchas tareas peligrosas.

 

Otros aspectos son las tecnologías conducentes a mantener las comunicaciones en situaciones de degradación del espectro electromagnético, ofreciendo sistemas alternativos y resilientes; mejoras en la interoperabilidad efectiva con otros actores que participan en los nuevos escenarios, como unidades aliadas, socios colaboradores, ONG,  Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, etc.; y sistemas de protección avanzada activos y pasivos para pequeñas unidades y plataformas terrestres contra todo tipo de amenazas. Y, por último, tras tendencias y tecnologías emergentes que puedan causar gran impacto en las operaciones terrestres futuras, bien por ser disruptivas y ofrecer ventajas a las fuerzas que las incorporan, o bien porque podrán ampliar las capacidades militares de las organizaciones operativas con la fabricación aditiva, el empleo de nuevos materiales, la ocultación y el enmascaramiento, la inteligencia artificial y el lenguaje de máquinas, la sensorización ubicua, la biometría, la computación ubicua y la realidad aumentada.

 

 ¿Tendrán las tecnologías de doble uso un papel creciente por la naturaleza de los futuros escenarios de conflicto?

 

Consideramos que la combinación de las diferentes tecnologías emergentes de uso dual aportará un extenso abanico de posibles soluciones en capacidades militares tecnológicamente avanzadas a los problemas operativos del futuro. Sin embargo, con las tendencias actuales podemos decir que las capacidades basadas en la inteligencia artificial tendrán gran influencia en la forma de ejercer la acción de mando y de combatir en el horizonte 2035. Por una parte, la inteligencia artificial reducirá el tiempo en la toma de decisiones mediante soluciones que identifiquen imágenes, procesen gran volumen de información, identifiquen el lenguaje verbal, permiten compartir información en tiempo real o trasmitir órdenes de una manera fácil y rápida.

 

En otro ámbito, y combinado con la robótica, la inteligencia artificial aportará soluciones que permitirán el empleo de sistemas en tareas peligrosas o imposibles para el componente humano y sustituirá a este en tareas metódicas o aburridas afectadas por la fatiga o la falta de concentración. En algunos países estas misiones ya se denominan 3D (Dangerous, Dull and Dirty). Otra área tecnológica muy relevante será la utilización de los sensores ligadas a los avances en las telecomunicaciones. Los nuevos sensores de tecnología dual instalados en las plataformas terrestres, los del propio combatiente y la hipersensorización del campo de batalla permitirán conocer en todo momento el estado operativo de personal y material. En el campo de la medicina, los avances alcanzados en el ámbito civil permitirán  adelantar el apoyo sanitario, llegando incluso hasta el combatiente herido en primera línea para estabilizarlo o tratarlo por telemedicina antes de la evacuación. Son solo algunos ejemplos, aunque podría citar muchos más.

 

¿Darán continuidad a esta primera edición del Congreso?

 

Esa es la intención de la organización. Todos estamos ilusionados con este Congreso. Lo consideramos un punto de encuentro (foro de pensamiento) entre investigadores del ámbito universitario, investigadores militares con esta responsabilidad y representantes de la industria. Queremos poner en común las tendencias de futuro en asuntos militares, las necesidades del Ejército de Tierra en el medio y largo plazo (2035), mostrar las capacidades de investigación y conocer los retos tecnológicos de las empresas. En este sentido, el general de Ejército JEME ha establecido en la industria y la universidad los dos pilares en los que descansa el desa­rrollo de la Fuerza 2035. Este Congreso es una magnífica oportunidad para reunirlos. En función de los resultados obtenidos, estudiaremos su continuidad anualmente o cada 2 años en Granada. (Eva Cervera)

 

General de división Antonio Ruiz Benítez

 

Antonio Ruiz Benítez nació en Ceuta en 1960 e ingresó en la Academia General Militar en 1978 como componente de la XXXVIII Promoción. Fue ascendido al empleo de teniente en julio de 1983 y su primer destino fue el Tercio Gran Capitán 1º de la Legión en Melilla. En 1987, ya como capitán, fue destinado al Regimiento de Infantería Garellano n.º 45 en Bilbao. Prestó sus servicios en la Academia de Mandos de la Legión en Málaga y, finalmente, en el Tercio Duque de Alba 2º de la Legión en Ceuta. En 1994 ingresó en la Escuela de Estado Mayor como componente de la 94ª Promoción. Ascendió a comandante en 1995 y en junio de 1996 fue destinado al Cuartel General de la Brigada de la Legión, en Almería, donde permaneció hasta que pasó a ser teniente coronel, en julio de 2003.

 

En noviembre de 2003 se le otorgó el mando de la Bandera Valenzuela VII de La Legión, cargo que ostentó hasta noviembre de 2006, cuando fue destinado al Cuartel General de la Fuerza Terrestre, en Sevilla. Allí permaneció durante tres años y medio como jefe de la Sección de Generación del Área de Operaciones. En julio de 2010 ascendió a coronel, mandando el Tercio Alejandro Farnesio 4º de la Legión hasta diciembre de 2012. En esa fecha se adscribió a la DIDOM del MADOC en Granada, como secretario técnico. En octubre de 2013 se hizo cargo de la Subdirección de Enseñanza del MADOC, siendo ascendido al empleo de general de brigada el 5 de diciembre de 2013.

 

El 24 de marzo de 2017 ascendió a general de división, y fue nombrado director de Investigación, Doctrina, Orgánica y Materiales del MADOC el 1 de abril de 2017, cargo que ostenta en la actualidad. Ha participado como observador de la ONU en la misión en El Salvador, entre enero de 1992 y enero de 1993; en las de la OTAN en Bosnia Herzegovina, entre noviembre de 1996 y abril de 1997, y en Kosovo, entre Julio y diciembre de 2000; en la de la Unión Europea en la República Democrática del Congo, como jefe del contingente español desplegado allí, de junio a diciembre de 2006; y, finalmente, en la misión de la ONU en el Líbano, entre marzo y agosto de 2008.

 

Es especialista en carros de combate, mando de unidades paracaidistas  y seguridad. Está diplomado en Estado Mayor y posee el curso de Altos Estudios de la Defensa para oficiales de Medio Oriente y Norte de África. Realizó el máster de Estudios Estratégicos y Seguridad Internacional de la Universidad de Granada con la calificación de sobresaliente. Habla inglés y francés y posee las siguientes condecoraciones: Gran Cruz, Placa, Encomienda y Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo; Gran Cruz al Mérito Militar; dos cruces al Mérito Militar con distintivo azul y cinco con blanco; medallas conmemorativas de la OTAN de las misiones en Bosnia y Kosovo, de la ONU de El Salvador y Líbano y de la UE del Congo; Medalla de Plata de la Defensa Francesa, Encomienda de Número de la Orden del Mérito Civil; y Cruz de Plata de la Orden del Mérito de la Guardia Civil.

 

Fotografía: El primer demostrador del Dragón presentado en el primer foro Ejército-Empresas en mayo del año pasado (José María Navarro)

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