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Sábado, 20 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

El Ejército de Tierra en la Antártida

Una parte de la actividad científica que España desarrolla anualmente en la Antártida, lo hace en la Base Antártica "Gabriel de Castilla", gestionada por el Ejército de Tierra (ET). La Campaña Antártica del ET es la operación militar en el exterior más antigua actualmente en vigor y se ha venido realizando anualmente hasta la presente expedición. Es una misión militar reducida en cuanto a efectivos humanos. Sin embargo, es única tanto por la lejanía (13.000 km.) y las dificultades climáticas, como por la importancia de la colaboración del Ejército en la investigación científica.

La base, junto al Buque de Investigación Oceanográfica “Hespérides” y la Base “Juan Carlos I” constituyen las tres plataformas de investigación con las que España opera en la Antártida.  Entre finales de 1988 y principios de 1989 se instaló en la isla Decepción el entonces refugio militar “Gabriel de Castilla”, para apoyar los trabajos de investigación y levantamientos topográficos que allí se estaban realizando en ese momento. La base está gestionada por la División de Operaciones del Estado Mayor del Ejército de Tierra que, asimismo, organiza y dirige la campaña.

Además del “Hespérides”, la presencia española en la Antártida la completa la base “Juan Carlos I”, gestionada por la Unidad de Tecnología Marina del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que fue abierta en enero de 1988. Se encuentra situada en la costa SE de la Isla Livingston, en el mismo archipiélago de las Shetland del Sur, a unas 20 millas de navegación de la base “Gabriel de Castilla”.

Ambas instalaciones tienen como objetivo apoyar las actividades de nuestro país en la Antártida, en el marco de los proyectos de investigación que coordina el Subprograma Nacional de Investigación Polar (SNIP).

La actividad anual de España abarca únicamente el verano austral –desde mediados de noviembre hasta principios de marzo– y el resto del año se mantienen registros automatizados de diverso tipo.

Decepción: Una isla única

La Base Antártica “Gabriel de Castilla” está ubicada en la Isla Decepción (latitud de 62º 55’ S y longitud de 60º 37’ W), en el archipiélago de las Shetland del Sur, a escasos 100 kilómetros del continente antártico, a más de 1.000 del lugar poblado más próximo y a 13.000 de España. La Isla Decepción es la parte superior del volcán más activo de la región de la Península Antártica, cuyas últimas erupciones tuvieron lugar en 1967, 1969 y 1970. La erupción del 69 destruyó una base chilena y otra británica.  Aproximadamente el 60% de la isla está cubierto por glaciares que, en algunos casos han sido, a su vez, cubiertos por los materiales sólidos generados por las erupciones, dando lugar a los llamados “glaciares negros”. Pero la isla no sólo es excepcional, desde el punto de vista científico, por su actividad sísmica y volcánica, sino también por los procesos de colonización de flora, líquenes y musgos que han seguido a los depósitos variables de cenizas.

Llegar a Decepción exige cruzar el temido Mar de Hoces, conocido también como Paso de Drake, entre el extremo más meridional de América del Sur y la Antártida. Aprovechando los espacios entre las borrascas que continuamente lo azotan, el Buque de Investigación Oceanográfica “Hespérides”, operado por la Armada Española, lo cruzará repetidas veces en esta campaña, constituyendo la garantía de apoyo a las bases españolas.

Isla Decepción tiene además una interesante historia que incluye la presencia del afamado corsario inglés Sir Francis Drake, de balleneros y cazadores de focas. Destaca la instalación de la Compañía Ballenera Magallanes, de capital chileno-noruego, en 1888. El lugar de su ubicación recibe hoy el nombre de Caleta Balleneros. Esta factoría operó hasta 1940 y se estima que llegó a matar en una sola temporada a 40.000 cetáceos. Sólo en 1931 salieron de la Antártida casi 60 millones de litros de aceite de ballena. De su paso por la isla queda como huella, entre otras, un osario de estos mamíferos, en la actualidad en peligro de extinción.

Instalaciones de la Base “Gabriel de Castilla”

La Base Antártica Española “Gabriel de Castilla” está constituida por una serie de módulos dotados de todos los recursos necesarios para que el personal desplegado viva y trabaje en las mejores condiciones posibles. Cuenta con las siguientes instalaciones:

• Módulo de Vida “Comandante Ripollés”: Es una edificación modular doble de 120,25 metros cuadrados cada módulo. Diseñado inicialmente para albergar hasta 28 personas.

• Módulo Científico: Constituido por un amplio barracón que originalmente se empleó como módulo de vida, actualmente está destinado a la investigación. Cuenta con cinco estancias que albergan laboratorios y salas de trabajo.

• Módulo de Taller y Mantenimiento “San Juan Bosco”: Es un barracón de dos módulos con una superficie de 48,75 metros cuadrados destinados a taller y almacén de piezas de repuesto.

• Módulo de Sanidad "Capitán Ramón y Cajal": Dispone de área de reanimación, atención primaria y curas, un área diagnóstica con laboratorio y telemedicina, un área de hospitalización y aislamiento y un almacén con material de rescate.

• Módulo Almacén de Material de Transmisiones: Contenedor de 15 metros cuadrados destinados al almacén del material de transmisiones.

• Módulo de Náutica: Contenedor de 15 metros cuadrados donde se almacena todo el material necesario para las salidas en zódiac. Desde los trajes de trabajo en aguas frías, hasta los chalecos salvavidas.

• Módulos de Energía: compuestos por dos contenedores de 15 metros cuadrados donde se emplazan los dos grupos electrógenos que abastecen de energía a la totalidad de la base.

• Módulo Almacén: Construido en la campaña 2016-2017. Con 140 m2 de planta, una altura interior de 4,5 metros y una estructura de aluminio. En él se han instalado una cámara congeladora y otras frigoríficas para garantizar la cadena de frío de los alimentos. Facilita el movimiento y trabajo del personal además de contribuir a disminuir el impacto ambiental. Permitió sustituir a antiguos contenedores que, con el paso del tiempo, se habían degradado y presentaban oxidación.

Fuente y fotografías: Ejército de Tierra.


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