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El vehículo ideal de operaciones especiales para el escenario del Sahel (II)

Revista Defensa nº 482, junio 2018

En las últimas décadas, la mayoría de los conflictos se han centrado en el Medio Oriente y en el Continente africano. En la primera zona se dan multitud de regiones con características geomorfológicas muy similares a las del Sahel: territorios desérticos y semidesérticos. Por la vastedad del terreno y la falta de recursos disponibles -especialmente agua–, la mayoría de las operaciones se han realizado con vehículos.

Para introducirnos en el escenario y describir la herramienta conveniente para el mismo, que no es otra que el VEOE (Vehículo Especial de Operaciones Especiales), consideramos apropiado explicarnos mediante un ejemplo: un convoy de ayuda humanitaria es interceptado en un país del Sahel por elementos de AQMI (Al Qaeda en el Magreb Islámico), siendo secuestrados tres cooperantes. Antes de que se dé la voz de alarma y pueda montarse un dispositivo de bloqueo, los tres secuestrados son sacados del país cruzando la frontera por el desier­to (totalmente permeable y precariamente vigilada) hasta un santuario en una zona –de otro país fronterizo– controlada por rebeldes aliados de los terroristas.

A los pocos días estos reivindica la autoría del secuestro y reclaman un rescate monetario, así como la liberación de presos afines a su causa. Ante la imposibilidad de conceder ninguna de las demandas de los terroristas, en tanto en cuanto el dinero fortalecería su organización y los correligionarios rescatados aumentarían su número, la única opción, por supuesto no exenta de peligros en cuanto a costes en vidas (lo más importante por supuesto), políticos y de otra suerte, sería una operación de rescate y punitiva (por supuesto con el permiso del gobierno de turno). Tras la labor de inteligencia para localizar el santuario terrorista, el planeamiento (que en principio debería ser sencillo) estaría marcado por el condicionante del tiempo, ya que se ignora la fecha en la que los rehenes van a ser trasladados.

foto: Operador de las fuerzas especiales alemanas en Malí (foto newafricanmagazine.com).

Acogida la opción más viable, que no sería otra que la de realizar una incursión con vehículos a larga distancia, esta operación debería ser lanzada desde el mismo país o bien, por motivos de secretismo y evitación de filtraciones de información, desde otro amigo fronterizo. Deberían estar situados y proyectados a la distancia suficiente y prudencial del objetivo en el desierto. Con esta opción podría transportar los medios y apoyos requeridos, la potencia de fuego necesaria y, además, garantizar la exfiltración. Este podría ser uno de los escenarios teóricos en los que se tendría que mover el VEOE.

LAS UOE, EL SAHEL Y EL VEOE

Las principales misiones de las UOE (Unidad de Operaciones Especiales) son vigilancia, reconocimiento de largo alcance y duración e inserción/exfiltración de personal; misiones que se cumplen adentrándose en territorio no controlado y siempre evitando el contacto directo con fuerzas enemigas. Sin embargo, esto no debe significar una limitación a la hora de realizar operaciones de acción directa contra objetivos escasamente defendidos, pero estratégica y tácticamente rentables. En estas ocasiones, la sorpresa y velocidad son factores esenciales para alcanzar el éxito.

foto: Panhard VPS (foto Victor M.S. Barreira).

La aproximación a un objetivo en la inmensidad del Sahel, independientemente del tipo de misión, fluctúa entre tres condicionantes: la evidente imposibilidad de alcanzar el objetivo a pie, la necesidad de apoyos de fuego y la detección de un helicóptero a más de 20 km. de distancia. Esta será la mínima para iniciar una infiltración, salvo que se vaya a llevar a cabo una acción directa sobre el potencial objetivo. Es en el centro de este triángulo donde hay que encontrar el sentido a nuestro VEOE.

La utilización de este tipo de vehículos ha sido más limitada en el escenario europeo. Sin embargo, gradualmente su presencia se hizo más recurrente en los conflictos que siguieron a la  II Guerra Mundial (SGM) principalmente en operaciones contra insurgencia, bien para las funciones mencionadas o como plataforma de apoyo de fuego. Desde la Guerra de Corea, pasando por Adén, Omán, Rodhesia, Kenia, Chad, Djibouti, hasta los más actuales de Irak, Afganistán, Siria, Somalia, las UOE han mantenido un continuo y cada vez amplio uso de estos medios.

A partir de sus experiencias en el terreno, los operadores han ido actualizando ciertos aspectos doctrinarios con respecto a su empleo y estableciendo requerimientos para su incorporación a los nuevos modelos, con diseños revisados y de mayores prestaciones. En numerosos casos muchas de estas modificaciones han sido el resultado directo de las lecciones aprendidas en el campo de batalla y, en muchos otros, son producto de la mera especulación. En cualquier caso, las condiciones de las operaciones actuales han ido moldeando los distintos requerimientos, tanto para los diseños de los vehículos que están actualmente en servicio, como para los que aún se encuentran en desarrollo.

CAPACIDADES Y CARACTERISTICAS PRINCIPALES DEL VEOE

Cada ejército tiene sus propios procedimientos, incluso cada jefe de unidad imprime carácter tendiéndose a la personalización, pero hay ciertas capacidades y características que se han tornado primordiales:

• Apto para la infiltración y la exfiltración en cualquier tipo de terreno.

• Plataforma con capacidad de fuego de armas ligeras y de apoyo, de medios de observación, de comunicación y guiado terminal.

• Capacidad de ataque y vigilancia.

• Aerotransportable como carga interna y lanzable desde aeronaves y helicópteros en dotación.

• El vehículo debe disponer de gran maniobrabilidad, así como de un gran radio de acción.

• Modulable: Tiene que poder variar su configuración, de manera que, sobre un modelo único, exista la capacidad de adaptarlo para su empleo en diferentes misiones y escenarios, variando el armamento, material y equipo a utilizar.

foto: “Pinzgauer” tras ser lanzado

Pese a que las modificaciones no están estandarizadas (varían en cada unidad y según las necesidades operacionales), siguen un patrón relativo. Por otra parte, sí coinciden en el equipo adicional, el cual indefectiblemente incluye bidones de combustible, cajones de provisiones y munición (acomodados en improvisados alojamientos específicos, tanto sobre el capó como en los laterales y en las zonas de carga), herramientas, equipos de navegación, comunicación y enseres varios para la supervivencia en el desierto.

• En lo que respecta a las características principales, la tripulación será de tres o cuatro hombres, y tendrá dos depósitos de combustible independientes, pero conectados entre sí, que le conferirán al vehículo una autonomía de 1.200 km. aproximadamente.

• Proporcionará a la tripulación protección antivuelco; la capacidad de observación y vigilancia será de 360 grados para toda la tripulación y su motor será silencioso y con elevado par, con el fin de superar obstáculos a bajas revoluciones.

• Respecto a la modularidad, debería llevar dos ruedas de repuesto accesibles estando completamente cargado, así como los suficientes sistemas de autorrecuperación (cabestrante, planchas, gato de arena, pico y pala), petacas de combustible y alojamiento para las cajas de munición.

• En orden de marcha no ha de sobrepasar los 4.000 kg., estando dotado de un depósito de agua potable y de un compresor de aire con calderín para limpieza de armamento y utensilios, así como para reparación e hinchado de neumáticos.

• La admisión deberá estar dotada de un sistema de filtrado de aire y la pintura se adaptará al terreno reduciendo la firma térmica.

• El vehículo contará con lanzadores de humo para la ocultación, de tal forma que garantice una ruptura de contacto en caso de un encuentro fortuito con el enemigo, asegurando la supervivencia del vehículo y tripulación.

• Dispondrá de diferentes tipos de bastidores específicos para sistemas de transmisiones (radios y antenas), sistemas de navegación GPS, así como cámaras térmicas de observación y de guiado terminal.

• El vehículo poseerá una fuente de alimentación externa principalmente pasiva, con el objeto de permitir el empleo de los sistemas incluso con el motor parado, siendo lo más apropiado para esto las placas solares.

• Deberá estar dotado de redes miméticas adaptadas al terreno para los periodos de ocultación fundamentalmente diurnos.

• Capacidad de movimiento y combate nocturno.

foto: EINSA “Neton”.

REQUERIMIENTOS GENERALES

Es imprescindible reducir la firma visual, térmica y radárica gracias a la eliminación de los parabrisas, cristales, capotas y marcos. También deberemos bajar el peso por medio de la remoción (total o parcial) de blindaje (dependiendo de la misión), paragolpes, así como de puertas y otras secciones innecesarias. Con ello lograremos un aumento de la movilidad. Mejoraremos las prestaciones del motor buscando siempre la fiabilidad, eliminando la electrónica y potenciando los sistemas de refrigeración y de admisión del aire.

En cuanto al mantenimiento, será escaso y estará presente la posibilidad de que el propio usuario pueda realizar reparaciones. La mayor parte de las piezas deberán ser compatibles con las del vehículo de serie en el que está basado y de fácil adquisición en la zona de operaciones donde esté desplegado. En lo que respecta al combustible, funcionará con JP-8 (el mismo que usan los helicópteros).

Será necesaria una notable potencia de fuego gracias a los múltiples afustes y a la provisión de varias ametralladoras, especialmente de los calibres 7,62 y 12,7 mm., sin desdeñar la potencia de fuego de un fusil de precisión de este calibre.

foto: Jankel “Fox” (foto Jankel).

ASPECTO MECÁNICO

La característica fundamental de un vehículo de operaciones especiales tiene que ser su fiabilidad mecánica y estará basada en un motor atmosférico o con una electrónica simple (aunque pueda implicar una pérdida de potencia), así como en la mejora y refuerzo del sistema de amortiguación, dotado de un doble amortiguador o compensador de carga. También se reforzará el sistema de transmisión –incluyendo bloqueo de los diferenciales– y la caja de cambios debería ser preferentemente automática, ya que uno de los elementos más sensibles de la conducción en el desierto es el embrague.

Los neumáticos estarán adaptados al tipo de terreno en el que vaya a transitar para llevar a cabo la misión y dotados de sistemas anti desllantamiento para circular con bajas presiones, evitando que la cubierta se salga de la llanta. Otros puntos a mejorar en los VEOE serán:

• El sistema de frenado, debido al aumento de peso en orden de marcha.

• Instalación de sistemas de calefacción en la caja del vehículo, dependiendo del escenario.

• Instalación de un cabrestante en el parachoques delantero dotado de cable de kevlar.

• Adaptación de la pintura exterior e interior.

• Mejora de la conducción nocturna mediante la instalación de focos IR (infrarrojos) en la parte delantera del vehículo.

• Dotarlo de medidas de reconocimiento IFF (identificador amigo-enemigo) aire-tierra, mediante balizas térmicas e IR activas en techo y trasera del vehículo, con el fin de evitar el fuego amigo.

• Endurecimiento del sistema eléctrico.

• Alumbrado exterior e indicadores interiores de LED, con el objeto de conseguir el mínimo consumo de batería.

• Sistema de apagado total de luces incluido salpicadero.

• Convertidor corriente DC-CA para alimentación de equipos especiales.

• Foco de largo alcance IR solidario al arma principal para el sistema de puntería en ambiente nocturno.

• Centralita control de corriente y carga con la instalación de fusibles electrónicos.

• Tomas auxiliares de corriente, distribuidas por zona de conducción (2), de carga (2) y exteriores (delantera/trasera).

• Mejora de la capacidad de vadeo y de la fiabilidad mecánica mediante la instalación de una toma de aire elevada y un prefiltro.

• Incremento de la protección del habitáculo ante artefactos IED (Improvised Explosive Device), mediante la instalación de elementos de seguridad en los bajos de vehículo.

• Incrementar la protección de elementos mecánicos sensibles, mediante dispositivos específicos (planchas cubre cárter, protectores de di­fe­ren­ciales, etc.) al efecto.

• Sustitución de asientos de serie por asientos de rejilla para intemperie. Instalación del mismo tipo en la zona de carga, giratorios y elevables.

• Instalación de sistemas de seguimiento y localización.

• Instalación de sistemas de interfonía.

• Sistemas de conducción y navegación de día/noche y navegador inercial.

Todas estas modificaciones y equipos tienen su razón de ser. La principal es que las unidades puedan ser autosuficientes, permitiéndoles operar durante varios días (incluso semanas) con cierta autonomía de las fuerzas principales.

foto: VLOE “Lathar” (foto VT Proyectos).

ENFOQUE

Llegados a este punto, ¿qué vehículos cumplirían con los requisitos de Vehículo de Operaciones Especiales. En primer lugar, hay que decir que VOE puede ser cualquiera que haya sido adaptado a las necesidades de una UOE, empezando por los VCBR, ampliamente utilizados por las soviéticas en Afganistán y posteriormente en Chechenia y Daguestán (en la actualidad, los Spetsnaz mantienen la buena costumbre de emplearlos, aunque ahora son los más modernos BTR-80).

Los norteamericanos también aprecian las ventajas que otorgan, por lo que el Mando de Operaciones Especiales incorporó a mediados de la década pasada un reducido número de VCBR  Pandur 6x6 y Stryker, a los que se les añadió un blindaje transparente en el techo para aumentar la consciencia situacional en combate en población, que es donde tiene sentido el empleo de este tipo de vehículos. Sin embargo, presentaron serias limitaciones: su corta reacción y velocidad, escasa maniobrabilidad en espacios reducidos y vulnerabilidad a los IED.

Para paliar estas deficiencias, algunas naciones han optado por blindar vehículos ligeros 4x4, como el Iveco LMV, el GAZ Tigr ruso o el VAMTAC S5 (mencionando algunos de los modelos más populares), dando lugar a los MRAP (Mine Ressitant, Ambush Protected), pero siempre en el ámbito de misiones convencionales realizadas por UOE. Si los nuevos blindajes y diseños, junto con otras medidas tales como los inhibidores y sistemas antiexplosión, han resultado eficaces salvando las vidas de los tripulantes, estas nuevas configuraciones han restado movilidad aumentando la carga logística.

foto: LRV 400 (foto SupaCat).

En la guerra de Bosnia (1992) y en un escenario totalmente diferente al que nos ocupa, se pudo observar cómo pequeñas unidades de personal especialmente capacitado (no nos atrevemos a hablar de operaciones especiales, ya que esto es un concepto mucho más amplio) y dotadas de todo terreno (la mayoría de ellos requisados y ligeramente adaptados), eran capaces de controlar grandes zonas de responsabilidad. Se trataba de pequeños grupos de voluntarios comprometidos, pero carentes de directrices y disciplina, que no ocupaban posiciones en el frente, pero que gracias a estos vehículos ligeros eran capaces de controlar grandes extensiones de terreno.

Al contrario y en este mismo escenario, pudimos ver cómo la mayoría de los vehículos blindados no eran más que un montón de chatarra a la vera de los caminos: unos víctima de los IED o RPG-7, otros por falta de mantenimiento y muchos sencillamente por falta de combustible. A la postre los blindados fueron simplemente empleados como piezas de artillería estáticas a los pocos meses de empezar la guerra.

DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN

VEOE es aquel modificado o creado para poder cumplir aquellas misiones que por la distancia al objetivo, dificultad del terreno, falta de apoyo logístico o necesidad de discreción, son vedadas a los vehículos blindados. Por su autonomía y capacidad de carga los clasificaremos en pesados: PLFS como el Renault RTD Sherpa francés, el MK-2 del Pinzgauer o el VECOE basado en el VAMTAC ST- 5 español, medios: como el Jankel Fox, el Lathar, el Panhard VPS o el Defender DPV (por citar a los más característicos y cercanos); y por último los ligeros: UTV como el Polaris MRZR o el Pastor, con poca capacidad de carga, pero dotados de una gran movilidad.

Existe otra clasificación de vehículos que nos parece más interesante:

• Improvisado de combate.

• Diseñados para misiones específicas.

• Concebidos en base a plataformas comerciales.

Con el título de vehículo improvisado de combate nos referimos a los pickups comerciales modificados para su uso en combate. Su empleo se ha extendido entre las bandas irregulares de insurgentes, crimen organizado y ejércitos del tercer mundo, así como recientemente por fuerzas de nuestro entorno, que buscan una solución rápida y barata ante las circunstancias cambiantes. Han sido populares desde hace años como medios de patrulla policial en México y Centroamérica, siendo usados ya por Estados Unidos, que, además, ha suministrado 5.000 Ford SROV/Ranger a las fuerzas en Afganistán. Un todo terreno comercial modificado convenientemente presenta grandes ventajas, dado su bajo coste de adquisición y operacional, logística sencilla, versatilidad y mejor adaptación a misiones encubiertas.

Aunque la idea parece sencilla, no se trata tan sólo de adoptar un modelo comercial, sino que se deben realizar sobre él las adaptaciones necesarias para transformarlo en un medio de combate mínimamente capaz, evitando quedarse en la simple instalación de armas y equipos, que puede comprometer la seguridad del vehículo y sus ocupantes, variando por completo sus características técnicas o constructivas y no olvidando -como se ha demostrado en los últimos conflictos-, que estos vehículos improvisados de combate no son enemigo frente a unidades regulares mecanizadas/acorazadas ni a la amenaza del helicóptero. El material necesario para la preparación de estos vehículos podría ser fácilmente adquirido en el propio país de empleo o, mejor, ser fácilmente transportado en un contenedor desde el país de origen de la patrulla, e incluso montado por el propio usuario.

foto: Fuerzas estadounidenses en Siria en un “Pick Up” de Toyota (foto waarmedia.com).

Este material, que permitiría realizar las modificaciones mínimas para conseguir un vehículo de combate improvisado, preparándolo para misiones de reconocimiento y patrullaje, así como cierta capacidad de ataque por sorpresa a objetivos sensibles con ciertas garantías de seguridad, consistiría en: amortiguadores apropiados, balones de compensación de carga, tomas de aire elevadas, filtros y prefiltros para arena, prefiltros auxiliares de combustible de fácil vaciado y purgado (microfiltrado, para evitar problemas en la alimentación del vehículo), barras antivuelco, afustes para las armas y transmisiones, baterías de gel, material de recuperación, cabestrantes, ruedas, compresores, mantas solares, y herramientas y kits de reparación así como piezas de repuesto.Algunas de las transformaciones mencionadas se podrían hacer en zona de operaciones por el propio usuario; pero, si se quiere ir a máximos, las modificaciones deberían realizarse (dada su complejidad) por empresas especializadas, bien en el país de origen, bien en zona de operaciones. En el mercado existe una variedad de vehículos que responden al concepto de VEOE descrito en este trabajo: el Espectre, el Flyer, el SupaCat LRV 400, son ejemplos de una larga lista de vehículos concebidos desde el inicio como VEOE.

En ellos podemos observar soluciones realmente ingeniosas, sobre todo en cuanto al aprovechamiento del espacio útil, pero tienen el gran inconveniente de no cumplir dos de las premisas que nos parecen más importantes: el mantenimiento y disponibilidad de piezas de repuesto; y el precio (es fácil imaginar que estos vehículos no sobrevivirán a la primera misión y que deberán ser destruidos al finalizar la operación). Estos vehículos son, por regla general, caros y, además, precisan de una mecánica específica, siendo prácticamente imposible conseguir piezas de repuesto en zona de operaciones, por lo que requieren de una gran logística para su utilización, que a su vez es contraria al procedimiento de empleo de las UOE.

CONCLUSIONES

Por estos motivos y por todo lo expuesto, se aboga por que el VEOE ideal sea el resultado de la modificación-adaptación de una plataforma comercial, que comparta la misma mecánica que los vehículos en dotación del ejército regular. Son muchas las marcas que ofrecen dentro de la gama de vehículos militares una versión de operaciones especiales, además de las otras conocidas: ambulancia, transmisiones, mando, carga general, trasporte de personal, EOD, etc. Modelos como el DPV de Land Rover, el J-8 de Jeep o el Marrua de la brasileña Agrale son un claro ejemplo de esto.

En el caso de no poder realizar una adquisición a nivel Ejército, habría que pensar en modificar un vehículo comercial de uso extendido en las zonas de operaciones en las que se tenga previsto desplegar, como el Neton de la española EINSA (que comparte mecánica con la omnipresente Toyota Hilux), o el mismo DPV. El vehículo perfecto no existe y menos cuando se habla de operaciones especiales; como tampoco existen el arma ni la munición ideales, ni el procedimiento de adiestramiento, ni la gestión de los materiales perfectos.... Nos queda, con la mejor voluntad, prepararnos para los acontecimientos que nos va a tocar vivir y adaptar los medios a nuestra disposición para el mejor cumplimiento de las misiones.

Hasta ahora todo parecía fácil; en teoría bastaba con elegir el vehículo mejor adaptado al terreno en el que se iba a trabajar, implementar los mejores componentes que se pudieran encontrar en el mercado y listo, ya teníamos el vehículo de OE. Pero nos hemos encontrado con una realidad mucho más compleja y difícil: un sistema de armas que hay que adaptar, no solo al terreno, sino a las características del personal que lo vaya a emplear, a su nivel de instrucción, a sus procedimientos, a su armamento, al presupuesto disponible, a la logística de su ejército, y al final, a su forma de ser y de pensar.

Revista Defensa nº 482, junio 2018


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