¿Desea recibir notificaciones de www.defensa.com?
X
Miércoles, 24 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Submarinos nucleares de ataque Clase Astute: El puñal del Reino

El “Audacious” en Creta durante un ejercicio conjunto de la OTAN en el Mediterráneo (foto Royal Navy).

La nueva generación de submarinos nucleares de ataque británicos, los “Astute”, coetáneos de los “Virginia” de Estados Unidos y los “Yasen-M” rusos, son la respuesta británica al desafío que actualmente representa la guerra litoral, mientras mantienen las capacidades de combate en alta mar. 

Más grandes y pesados que los “Trafalgar”, a los que sustituyen, constituyen un interesante ejercicio de estilo, pese a sus problemas de diseño y económicos, que retrasaron su puesta de quilla diez años.

Los primeros bocetos del submarino se empezaron a esbozar a finales de los años setenta del pasado siglo, una vez acabado el proyecto de los Trafalgar y comenzada la puesta en grada e lo nuevos. En un principio, el diseño era una continuación de dichos buques, conocido como SSN0Z, con el reactor nuclear de agua presurizada recién desarrollado para los lanzamisiles balísticos Vanguard, el PWR2 (Presurizated Water Reactor 2). Originalmente era un diseño realizado por los servicios de ingeniería del Ministerio.

Como en cualquier proyecto de ingeniería llamado a sustituir a su predecesor, se buscan el equilibrio entre coste, capacidad y riesgos de concepción. En este caso, el Almirantazgo estaba satisfecho con los entonces recientes Trafalgar y buscaba un diseño evolucionado, con mayor capacidad de inmersión, más silencioso y más barato, requisito este último, que choca con los dos anteriores. En los años 80, se dio prioridad a los SSBN Vanguard, con lo que el proyecto paso al sueño de los justos. No había prisa.

Habían empezado, como ya hemos dicho, los anteriores proyectos de submarino nuclear, una nueva serie de 4 convencionales y tenía más urgencia la disuasión nuclear. Se pasaron los recursos del proyecto SSN0Z y se decidió retrasarlo todo hasta los años noventa. Pese a su menor prioridad, se mantuvo un cierto trabajo, a ritmo muy pausado, en el nuevo submarino. Concretamente, en 1984, se cambió el nombre del programa por el de FOSSN (Follow-On SSN), o SSN de continuación y se contactó con el principal fabricante de submarinos atómicos británicos, Vickers (VSEL), para que hiciese estudios de viabilidad.

Como Vickers no tenía experiencia en el tema, porque hasta entonces únicamente había realizado el trabajo de montaje, no el de diseño general, parte del equipo implicado en el FOSSN, colaboró con el astillero privado. Y entonces, vino la caída del Muro de Berlín (1989) y la desintegración de la URSS (1991). Los políticos decidieron aprovechar la ocasión de que ya no era una necesidad urgente la inversión en defensa y decidieron dedicar el dinero en desarrollo y otros temas, en los que se llamó el dividendo para la paz. ¿Resultado?: Sigan estudiando el diseño, pero no hablen de dinero.

El ministerio de economía inglés, o Departamento del Tesoro, sugirió ahorrar dinero encargando el submarino nuclear a Estados Unidos. Se formó un grupo de cuatro empresas privadas (VSEL, GEC-Marconi, British Aeroespace y Rolls-Royce) que, en colaboración con el equipo de diseño inicial, hiciesen una nueva propuesta.

Para los británicos, que como todo el mundo sabe no nacionalistas, aseguraron que encargarlo a otro país costaba casi el doble, o eso dijeron en el Almirantazgo. Difícilmente sería más barato construir 7 submarinos en la nación que comprarlos dentro de una serie de 41 submarinos. El submarino debía ser inglés, costase lo que costase.

El HMS “Anson” es el último de los “Astute” entregados (foto Royal Navy).

Submarino británico

Tampoco se podía colaborar con Francia que, por aquel entonces, trabajaba en un sucesor de sus Rubis. Por otra parte, el estudio a grandes rasgos del proyecto estaba casi acabado, tras más de diez años de arrastrarse de oficina en oficina. Como curiosidad, dado que el reactor nuclear previsto, el PWR2, era más potente y mayor que el PWR1 de los Trafalgar, por lo que requería un diámetro de casco más grande, en el equipo de diseño se apodó al que un día sería la Clase Astute como el Pregnant Worm (gusano preñado) al nuevo proyecto.

Lo que saldría de allí sería un proyecto mayor y más pesado, debido al reactor nuclear, con un sistema de propulsión basado en un pump-jet (hidrochorro, pero no hay una traducción exacta al español de este término, al menos, que el autor conozca) y el sistema de combate y sensores de los últimos SSN operativos en la Royal Navy. Pese a basarse en componentes ya utilizados, el 70 por ciento del submarino era nuevo, a diferencia de las previsiones del Almirantazgo, que quería un Trafalgar al día. En 1994 se hizo un concurso para el diseño de detalle y la construcción de lo que hoy conocemos como Astute.

Era un submarino muy diferente del que hasta entonces había utilizado la Royal Navy,  por el cual se hizo cargo del diseño completo, y el fabricante simplemente montaba sobre plano lo que le habían encargado. Para complicar más las cosas, era la época en que se buscaba, por motivos económicos, la formación de empresas de gran tamaño, mediante la absorción o compra de otras más pequeñas (en España se vivió unos años después con Indra), pero a la vez eso chocaba con la legislación antimonopolio, que quería evitar el riesgo de sobrecostes con la excusa de ser the only game in town (el único juego en la ciudad).

Hasta cierto punto, se estaba creando un precedente para los futuros grandes programas de defensa británicos y que sería imitado por otras naciones. Al final se encargó a GEC-Marconi el proyecto de detalle en marzo de 1997, pocos días antes de la convocatoria de elecciones (por ley, una vez convocadas, todos los proyectos encargados por el gobierno saliente quedan congelados, no pudiendo retomarse los trabajos hasta que el nuevo dé el visto bueno, para impedir actos no lícitos). Y ahora viene cuando lo matan.

GEC-Marconi creó una oficina de diseño, Astute Class, en Surrey y buscó ingenieros expertos en submarinos… y apenas encontró. Como habían pasado diez años desde la fabricación del último sumergible y es una mano de obra cara, la mayor parte de los ingenieros habían sido despedidos y se habían dedicado a otra cosa. Prometiendo el oro y el moro, recurriendo a ingenieros estadounidenses y tirando hasta de jubilados, se empezó el trabajo de detalle.

Una vez resuelto el problema inicial, vino el segundo, los límites del software de diseño. GEC-Marconi utilizó el CADDS5 y el problema fue que en la época tampoco existía uno capaz de manejar el millón de piezas que constituía cada submarino, y tampoco existían servidores con la potencia de proceso necesaria. En cuando se hacían modificaciones o se añadían elementos el sistema se ralentizaba o simplemente se bloqueaba. A todo ello se añadía el sobrecoste debido a retrasos, falta de experiencia en sistemas de CAD 3D… El programa había llegado a un callejón sin salida.

Para complicar más las cosas, GEC-Marconi hizo un estudio de mercado y había llegado a la conclusión de que el futuro era el mercado civil. En noviembre de 1999 pasaba los trastos a BAE Systems, con otro retraso y más sobrecoste. Una auditoría del Ministerio de Defensa llegaba a la conclusión de que había un retraso acumulado de tres años en el proyecto y un sobrecoste de 700 millones de libras. Pese a las dificultades, se había puesto la quilla del Astute en el astillero de Barrow-in-Furness,y en el 2001 se empezó la de su gemelo, el Ambush.

Tras cambiar la gerencia del programa, parar el trabajo en el astillero e inyectar 430 millones de libras esterlinas, finalmente se hizo un nuevo contrato en 2003 con previsión de que el cabeza de clase estuviera operativo en 2008. Finalmente, el programa se recondujo y, dos años después de lo previsto, el Astute entraba en servicio. En España hemos sido muy críticos con nuestro programa, el S-80, pero el caso del Astute no es muy diferente. Casi es peor.

El portaviones HMS “Queen Elizabeth” precedido por uno de los submarinos de la Clase “Astute” (foto Royal Navy).

El resultado y los ojos del sistema

Pese que, al igual que con los S-80, tuvieron un fallo de sobrepeso y hubo, al igual que España, que recurrir a Lockheed Martin para solventarlo, el producto final es un submarino potente. Se aprovechó el mayor diámetro para reforzar el acero, de forma que pueda sumergirse a mayores profundidades y resistir mejor los impactos de torpedo o mina.

Al ser más grueso y redondeado que los Trafalgar, le da una mayor maniobrabilidad sumergido, pese a su peso (7.400 ton, en superficie), introduciendo el factor de combate bajo el agua, al igual que hicieran los soviéticos con los Victor en los años 80.

Su velocidad máxima ronda los 30 nudos y puede estar más de tres meses sin tocar puerto o buque de aprovisionamiento. Tiene 98 tripulantes y dispone de un núcleo atómico que le da una vida útil de 25 años sin cambios y está previsto que su vida operativa sea esa. Su profundidad de inmersión máxima, el dato más secreto de cualquier submarino, es de entre 600 y 900 m. Aloja 38 torpedos Spearfish o misiles de crucero Tomahawk y una cámara, de quita y pon, para llevar equipos de operaciones especiales.

Están, al igual que los S-80, dotados de un recubrimiento anecoico que los hace menos visibles al sonar, disminuyen el ruido (sonidos internos) y evitan que los localicen satélites de radar.

Los Astute disponen de sensores similares a los de los últimos Trafalgar. Destaca el sonar 2076 Serie 4/5. Los primeros estudios en éste se remontan a 1994 y el primer equipo montado en servicio lo fue en un Trafalgar (HMS Trenchant) en 2003. Al igual que han hecho los estadounidenses, estos nuevos equipos son constantemente actualizados, no mediante el cambio de sensores, si no a través de la mejora y refinado con soluciones de software. Los ordenadores de a bordo son COTS (Comercial Off The Shelve) de origen comerciales Intel Core Duo en la Serie 5, que son los mismos que montábamos en nuestros ordenadores civiles hace más de diez años.

También hay lo que se denomina antenas de flanco (flank arrays) que permiten descubrir submarinos convencionales diésel-eléctricos (el 80 por ciento de los mundiales) a grandes distancias. Con un güinche para desplegar y guardar, hay un sonar pasivo remolcado que cubre la zona trasera del buque. Según el modelo, grueso o fino, tiene un diámetro de 50 ó 90 mm. y una longitud de más de 100 m. El primer uso del que se tienen noticias de este sistema es de los años sesenta en los Permit estadounidenses.

Otro sensor modernísimo es el periscopio electro-óptico que no penetra en el casco, CM010. Hasta ahora, debía estar justo en el centro de la sala de control del submarino y subía y bajaba según fuera necesario. Aparte de resultar lento, era un potencial punto de entrada de agua en el buque. Estos modernos sistemas se basan en un cable que une el periscopio al sumergible, disminuyendo así el riesgo de una vía de agua en un punto tan sensible como el puente de mando y permite instalarlo en otra zona, sin tener forzosamente que estar debajo de la vela.

Siguiendo con las comparaciones, el S-80 también dispone de él. El CM010 cuenta con un sistema de televisión y una cámara térmica y permite en un único barrido hacer una grabación en 360º alrededor del submarino de día o de noche, pudiendo ser grabada la imagen para un posterior análisis de inteligencia o bien imprimirla a bordo.

El tubo mide 6 m. de longitud. Los oficiales que estuvieron en el primer crucero del Astute comentaron que era especialmente útil de noche permitiendo maniobrar con gran facilidad. Hay también sensores pasivos para detección de emisiones de radares en el extremo de un mástil específico y otro para interceptación de comunicaciones.

Para terminar de hablar sobre las bondades del periscopio, también hay una antena que conecta con los satélites de comunicaciones Skynet 5. Aunque no relacionado con él, para comunicarse con el mando, también existe una antena remolcada (únicamente de recepción) y, en aguas enemigas, una boya flotante que emite el mensaje al cabo de un tiempo, cuando el submarino ya está en aguas distantes y que procede, tras repetir el mensaje un breve período de tiempo, a hundirse sin dejar rastro. Y, por supuesto, terminales para comunicar a corta distancia con buques o submarinos propios.

Navegación en superficie de uno de los “Astute” (foto Royal Navy).

Armamento y curiosidades

Los Astute disponen de 6 tubos lanzatorpedos, que son su principal armamento. Dado que los ingleses dieron de baja su stock de minas Sea Urchin y, aparte del módulo de quita y pon para operaciones especiales, las únicas armas disponibles son torpedos multifunción Spearfish (Marlín) Mod.1 y misiles de crucero Tomahawk de los bloques III y IV. Puede parecer poco, pero la Royal Navy podría encargar otra serie de minas más modernas a disponer en meses y los Tomahawk tienen un alcance sobre los 1.600 km.

Esto les da acceso al 80 por ciento de la población mundial, que vive en una franja entre la costa y 200 km. tierra adentro, razón por la cual las marinas occidentales se han pasado al concepto de guerra litoral. La Royal Navy dispone de estos misiles desde 1998. Al principio pertenecían al Block III y fueron lanzados 20 de ellos durante la operación Allied Force sobre Serbia. Se cree que ya han sido utilizados y que el único modelo que existe en el arsenal británico es el Block IV, recibido a partir de 2004.

Durante las recientes operaciones contra el ISIS, Gran Bretaña participó con bombarderos y estos misiles lanzados desde submarino y hubo una anécdota de hasta qué punto son astutos los capitanes ingleses. En una ocasión, un Astute que estaba desplegado frente a la costa siria recibió la orden de lanzar misiles sobre el enemigo, pero su capitán no la ejecutó. Resultó que había 2 submarinos rusos de la Clase Kilo provenientes de Tartus, que estaban a ambas bandas del sumergible que nos ocupa.

Un elemento fundamental de inteligencia es saber qué maniobras hace el enemigo antes de lanzar un misil de crucero, a qué profundidad, velocidad y las maniobras del buque. Para evitar que los rusos conocieran ese dato, el inglés dio media vuelta y se fue sin lanzar, era más importante guardar el secreto que el objetivo, que podía ser atacado por otro buque o un bombardero, hasta tal punto hilan fino. Respecto al torpedo Spearfish, es un sustituto del fracasado Tigerfish y empezó a entrar en servicio en 2001. Estaba adaptado a combate antisubmarino principalmente, con guía por cables y capacidades secundarias antibuque.

Se construyeron 400 y su vida útil se calculó hasta 2025. Era un torpedo pensado para atacar a submarinos a mayor profundidad y más rápidos. Son muy silenciosos y la guía por cable les permite ocultar desde donde han sido lanzados. Su velocidad máxima es de 70 nudos puntualmente y se rumorea que alcanzan hasta los 900 m. de profundidad, con un alcance a velocidad mínima de 54 km. Se puede actualizar su software y están pensados con la filosofía de la Guerra Fría.

Hacia el año 2010 se empezó a pensar en adaptar este torpedo a la nueva situación de la guerra litoral. Se modificó el torpedo para que todo el proceso, desde la carga al lanzamiento y ataque, fuese digital; se les cambió los chips correspondientes y se previó que pudiera atacar a un submarino a una profundidad de 15 m., mejorando la capacidad para no dejarse engañar por señuelos. El Mod.1 entró en servicio en 2020 y se pretende actualizar y modificar al nuevo estándar a todos los fabricados, según su estado de conservación.

Uno de los “Astute” abandonando la base naval de Clyde para operaciones de rutina (foto Royal Navy).

Resumen

Tras un turbulento, caro y complicado proceso de diseño, los 7 Astute son una realidad para la Royal Navy británica. En un principio se pensó en crear una segunda serie de sus predecesores, los Trafalgar. Son básicamente antisubmarinos, a la vista del armamento con el que han sido dotados, pensados para estar situados en posición de emboscada frente a la previsible avalancha rusa y hacer de filtro protector para los convoyes de suministros en una hipotética tercera guerra mundial, con misiones secundarias antibuque, de recopilación de información, inserción y recuperación de comandos y una útil capacidad de ataque a tierra con misiles de crucero.

Nadie sabe si el Reino Unido tiene cabezas nucleares para los Tomahawk y, quizás, la Royal Navy no dispone de 4 submarinos con capacidad de ataque nuclear, sino 11. Cuando el proyecto cristalizó y empezaron a cortarse las primeras láminas de chapa de acero, se añadieron capacidades de ataque a submarinos diesel-eléctricos en aguas costeras y la protección a las 2 Task Force de portaaviones que dispone. Son la élite de la Marina Real, con tripulaciones y mandos muy bien preparados. El curso Perisher (exterminador)d e ascenso a capitán de un SSN inglés es tan duro que el menor error es castigado con el cambio a otra rama de la flota y no hay segunda oportunidad.

Llama la atención que se esté disminuyendo de un número de submarinos con 2 dígitos a 1 solo y ya se habla de la pérdida de capacidad en el campo de astilleros y diseño. Quizás el costo haga que la siguiente generación de SSN sea de origen estadounidense o que renuncien a la capacidad nuclear, por motivos, además de los mencionados, económicos. En un conflicto de intensidad media o alta, las inevitables bajas podrían dejar en cuadro la Armada Inglesa. Y un submarino nuclear lleva quince años de trabajo previo antes de ingresar a la lista de buques. (Juan de la Cosa)

 

 

 

 

 


Copyright © Grupo Edefa S.A. Prohibida la reproducción total o parcial de este artículo sin permiso y autorización previa por parte de la empresa editora.