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Jueves, 25 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

La Marina australiana será nuclear

La tradición submarinista de Australia, proviene de la I Guerra Mundial (PGM), ya que su Marina, como cuerpo independiente de la Royal Navy, fue creada en 1914, con la cesión de 13 buques, que incluían 2 sumergibles, los HMAS (Her Majesty Australian Ship) AE1 y HMAS AE2, ambos de 750 ton. de desplazamiento, que fueron adquiridos en febrero de 1914, llegando a Sidney en mayo de ese año.

El primero de ellos, el AE1, desa­pareció con los 35 hombres de su dotación en el Pacífico el 14 de septiembre de 1914, cuando patrullaba cerca de Rabaul (Nueva Guinea), al Sur de las Islas del Duque de York. El AE2, a su vez, fue desplegado en el Mediterráneo, siendo el primer submarino aliado en cruzar los Dardanelos durante la campaña de Gallípoli, operando en el Mar de Mármara hasta ser descubierto y hundido el 30 de abril de 1915 por el patrullero turco Sultanishar y su dotación hecha prisionera. Al acabar la PGM, la Marina británica transfirió a Australia 6 viejos sumergibles de la Clase J, los J1, J2, J3, J4, J5 y J7, de 1.210 ton., junto con el buque nodriza HMAS Platypus, que llegaron a la Base de Osborne House (Adelaida) en abril de 1919. Debido al mal estado de las máquinas, fueron dados de baja tan sólo tres años después.

En 1927 y por tercera vez, el Servicio de Submarinos fue reestablecido, en esta ocasión con 2 de la Clase O, los HMAS Oxley y HMAS Otway oceánicos de 1.300 ton., que llegaron a Sídney el 14 de febrero de 1929, después de un complicado tránsito desde Portsmouth, que duró un año por las continuas averías sufridas por ambos, siendo devueltos al Reino Unido un año después por falta de presupuesto para repararlos y mantenerlos. Por ello la Marina australiana sólo tuvo 1 submarino durante la II Guerra Mundial (SGM), el holandés K IX, que sirvió con la numeral HMAS K9, pero sólo con fines de adiestramiento de la Flota de superficie, siendo dado de baja en marzo de 1944 por falta de repuestos. No obstante, un total de 122 submarinos norteamericanos, 31 británicos y 11 holandeses operaron en la SGM en el Pacífico apoyados desde bases australianas, especialmente Fremantle.

HMAS AE1 navegando en   superficie

Al acabar la SGM, la 4ª Flotilla de Submarinos británica estuvo basada en Sidney desde 1949 hasta 1969 y, antes de replegarse al Reino Unido, el Gobierno australiano quiso conservar una fuerza de sumergibles en su Armada para protección del mar territorial y ZEE (Zona Económica Exclusiva), por lo que ordenó en 1963 la construcción de dos series de 4 de la Clase Oberon al astillero escocés de Scotts Shipbuilding and Engineering, por el alto costo que hubiera tenido construirlos en Australia.

El primero de ellos, el HMAS Oxley, fue entregado el 21 de marzo de 1967, seguido por los Otway en 1968, Ovens y Onslow en 1969, todos ellos pertenecientes a la primera serie. En 1977 y 1978 recibió los 2 únicos de la segunda serie, recortada por un tema presupuestario, los Orion y Otama, muy mejorados con respecto a los 4 primeros en lo referente a los equipos de comunicaciones y propulsión.

Estos 6, de 2.000 ton. en superficie, constituyeron todo un éxito de exportación de los astilleros británicos, pues construyeron un total de 27 unidades para el Reino Unido, Canadá, Australia y Chile, boicoteando el primer ministro laborista Wilson a finales de los sesenta su adquisición por parte de la Armada española para el Plan Naval de 1965, que entonces eligió al francés Daphné frente al alemán U-209. Los Oberon australianos dieron un buen resultado como submarinos oceánicos de gran autonomía, pues eran un remedo de los excelentes Guppy norteamericanos, modernización de las Clase Gato y Balao, que combatieron en la SGM. Pero como el tiempo no perdona, los fueron gradualmente dados de baja a partir de 1992, con su última unidad, el HMAS Otama, operativo hasta el 15 de diciembre de 2000.

La desafortunada aventura de los submarinos suecos

Hasta la década de los ochenta, los 6 Oberon eran los mejores que había tenido la Marina australiana en los últimos 65 años, pero necesitaba pensar en su reemplazo, ya que normalmente un programa de este tipo tarda veinte años en completarse. Un total de 7 astilleros de 6 naciones europeas presentaron sus diseños para hacerse con el jugoso contrato de 3.900 millones de dólares, el mayor de la historia del Ministerio de Defensa australiano.

Así, la DCN francesa presentó un Agosta modificado, los alemanes de IKL y HDW una versión agrandada del U-209, llamada Tipo 2000, de 1800 ton. El también germano Thysen Nordseewerke ofreció el flamante TR-1700, del que acababa de vender 6 a la Marina argentina, con el objetivo de construir los 2 primeros en Alemania.

Los italianos de Cantieri Navali Reuniti presentaron una versión del Sauro, aumentado su desplazamiento en un 25 por ciento. Los holandeses de RDM, aprovecharon el magnífico Walrus, en servicio en su Marina y de 2.350 ton., para ofrecerlo sin el sistema de combate. El sueco Kockums aportó el Tipo 471, una versión alargada del Vastergötland de su Marina, de 1.400 ton y todavía en gradas.

Por último, el británico Vickers Shipbuilding & Engineering ofertó su diseño del Tipo 2400, que se plasmaría en los 4 Upholder de la Royal Navy, más tarde vendidos a Canadá, con un muy pobre rendimiento. En principio el submarino que parecía más adecuado era el Tipo 2000 de IKL/HDW, seguido del Walrus, como posibles vencedores del concurso, considerando el sueco y el británico marginales y descartando en la primera ronda a los Agosta, Sauro y TR1700.

No obstante, ninguno de los 4  submarinos preseleccionados, cumplían todos los requisitos australianos, por lo que debieron ser corregidos sus diseños. En mayo de 1985, el comité de selección decidió escoger a los prototipos alemán del Tipo 2000 y el sueco del Tipo 471 en su lista corta, descartando al Walrus holandés y el Tipo 2400 británico por su elevado costo. Durante la evaluación, realizada en los meses de octubre y noviembre de 1986, el germano, salía claramente vencedor. No olvidemos que los astilleros alemanes llegarían a construir hasta 61 U-209, con 5 variantes y desplazamientos desde 1.100 ton hasta las 1.800 ton, mientras que el de Kockums no cumplía todos los requisitos australianos y además el Vastegötland, todavía en construcción estaba ideado para el Mar Báltico.

Pero la coalición en el poder en ese momento en Australia, el Labor Party, tenía estrechos lazos con el que gobernaba en Suecia, el Partido Democrático Social, por lo que consiguió los apoyos necesarios en el comité de selección para que el Tipo 471 con el sistema de combate de Rockwell y la propulsión diesel-eléctrica de la francesa Jeumont-Schneider fuera finalmente el elegido, logrando la aprobación del Gobierno australiano el 18 de mayo de 1987 y que el jugoso contrato, por un importe de 3.900 millones de dólares de la época, fuese adjudicado a Kockums. Los 6 nuevos submarinos conformarían la Clase Collins, que rememoraba al vicealmirante John Augustine Collins, primer comandante de una Flotilla de Submarinos en 1944, norma que se repetiría en los otros 5, que llevarían nombres de marinos australianos combatientes en la SGM.

Construcción local

El siguiente paso sería la creación de la Australian Submarine Corporation (ASC), en Adelaida, en el Sur de Australia, ya que una importante premisa del contrato era que los 6 submarinos deberían ser construidos en astilleros nacionales. El de ASC se levantó en una margen de Port River, en el distrito de Osborne, iniciándose los trabajos de producción del vasto complejo industrial el 8 de junio de 1987, para finalizarlo en noviembre de 1989. El 14 de febrero de 1990 se inició la fabricación del primero, el HMAS Collins, cuyo casco constaría de seis secciones.

Los ingenieros australianos deberían contribuir al menos con el 60 por ciento del trabajo, un 70 en la conclusión del proyecto y un 45 por ciento en el software. Otro problema importante era que tan sólo había 35 compañías locales que cumpliesen los estándares de calidad exigidos por Kockums en los años ochenta, cifra que se elevaría a 1.500 en 1998.

Tipo U 209 alemán que compitió con el Tipo 471 sueco Collins

El 28 de agosto de 1993 fue botado deprisa y corriendo el Collins, tres meses antes de lo previsto, pero el interior de su casco resistente aún no estaba finalizado, ya que faltaba parte del cableado, ni estaban instaladas todas las tuberías interiores, faltando además los módulos del sistema de combate.

Por ello el submarino fue varado en dique seco para terminar su armamento, siendo botado de nuevo en junio de 1994, una vez completado interiormente, para ser entregado oficialmente a la Marina australiana el 27 de julio de 1996, con 18 meses de retraso debido a los problemas y averías sufridas durante las pruebas de mar y que afectaban a la propulsión y sistema de combate entre otros, por lo que no pudo pasar la calificación operativa hasta el año 2000, con seis años de atraso y múltiples dificultades, que fueron contempladas en un exhaustivo informe independiente, conocido como McIntosh-Prescott Report and Fast Track, donde se formulaban las acciones adecuadas para solucionar todos los problemas del nuevo submarino.

El informe, redactado en tan sólo diez semanas, fue entregado el 1 de junio de 1999, y en él se especificaba que el Collins era incapaz de alcanzar los requerimientos operativos para los que fue diseñado y que no podría desempeñar operaciones militares. Señalaba como los dos problemas principales el excesivo ruido de su propulsión y la inefectividad de su sistema de combate, recomendando que este fuese desinstalado y sustituido por otro que funcionase.

Estos fallos eran atribuidos a un pobre diseño y peor ejecución, por ser un prototipo que no se había probado los suficiente, por lo que la Marina australiana tuvo que gastarse 1.000 millones de dólares adicionales en corregir las deficiencias.

Otro grave fallo detectado, con el Collins ya entregado, era la soldadura del casco resistente, por la utilización de operarios que no estaban cualificados para este delicado trabajo, por lo que tuvo que ser varado de nuevo en abril de 2001 para corregirlo durante todo un año. Ni que decir tiene que todas las pruebas de mar entre 1994 y 1998 del Collins y los posteriores fueron realizadas teniendo en las proximidades al flamante buque de salvamento HMAS Protector, que había entrado en servicio en 1990 para esos menesteres de los 6 submarinos, sufriendo una colisión con el cabeza de serie el 10 de junio de 1995, por una avería en el sistema de control de la propulsión del Collins.

Cadena de dificultades

El siguiente problema a solucionar fue el del ruido. El requisito original era que los 6 Collins, de 3.300 ton. en superficie, deberían ser la mitad de ruidosos que los Oberon, pero durante las pruebas de mar se descubrió que esto no era así, especialmente a altas velocidades.

Se debía a un mal diseño, pues los ruidos y vibraciones de los motores se transmitían a través del casco al exterior y, además, la cavitación era excesiva. Paradójicamente fue solucionado por el capitán de navío Francis Smith, un experimentado aviador y jefe de la Base HMAS Stirling, especialista en aerodinámica, que demostró experimentalmente que su vela era muy corta y que a altas velocidades creaba turbulencias, con el consiguiente ruido en el casco, demostrando asimismo que la forma de la proa era incorrecta, por lo que proponía alargar la vela con unas formas más hidrodinámicas y rellenar los huecos a popa de la proa, dándole unas líneas de agua uniformes sin variaciones, ya que estas hacían que la hélice cavitase excesivamente.

La hélice había sido maquinada de forma artesanal con muchas imperfecciones, produciendo el consiguiente canto indiscreto, independientemente del ruido de cavitación. Por otro lado, el material de que estaba hecha no era el adecuado, apareciendo grietas en las siete palas, por lo que fue enviada a la Marina estadounidense para su rediseño y reconstrucción. El siguiente problema importante a resolver eran las paradas de los motores diesel, ya que se alimentaban de 15 tanques de gasoil en contacto con el agua de mar, pero el sistema de separación no funcionaba correctamente. También había contaminación del gasoil por bacterias, que, junto con la entrada de agua salada a las bombas de combustible, arruinaron a estas en poco tiempo.

Igualmente, los sellos y prensas del eje de la hélice no frisaban bien, provocando que centenares de litros entraran en la sentina del compartimento de máquinas. Las excesivas vibraciones de los diesel-generadores y el incorrecto funcionamiento de las exhaustaciones, debido a un mal diseño, tuvieron que ser corregidos tras realizar las pruebas de mar.

Los dos periscopios no se salvaron de esta cadena de errores de concepción, ya que no estaban bien alineados, por lo que al ser izados provocaban unas turbulencias que se notaban en todo el submarino y tuvieron que ser rediseñados, al mismo tiempo que su deficiente óptica proporcionaba imágenes borrosas y dobles.

Pero quizás el mayor problema fue el del fallo total del sistema de combate, con lo que el submarino no servía para nada. Uno de los motivos fue lo anticuado de su software y el hecho de que tanto Singer Librascope como Thomson CSF se habían negado a dar la propiedad intelectual y el código máquina a Rockwell. El contrato de ésta especificaba que debería entregar el software el 9 de septiembre de 1993, pero fue incapaz de hacerlo.

En marzo de 1994 aún faltaba un 20 por ciento de los programas del sistema de combate y, en 1996, Rockwell vendió su contrato a la compañía estadounidense Boeing, que a su vez solicitó ayuda a Raytheon, que al final se quedó con todo el sistema de combate. Finalmente se aliaron Raytheon, Lockheed Martin, Thales y la alemana STN Atlas, ofreciendo esta última su ISUS 90-55, ya instalado en los submarinos de la Clase Dolphin, adquirido por Israel y que funcionaba perfectamente.

Puesto de control y timoneles de un   SSN clase Los Angeles

Pero la presión estadounidense, que no quería mezclar un sistema de combate europeo con armas norteamericanas, hizo que al final se instalase el 10 de septiembre de 2001 el CCS Mk2 que Raytheon había habilitado en los submarinos nucleares de la Clase Los Angeles, pero a partir de 2008 comenzaría a incorporar en los 6 el AN/BYG-1 de los nucleares estadounidenses de la Clase Virginia.

Así, a trancas y barrancas, corrigiendo los diferentes errores de diseño y averías, estos submarinos convencionales fueron finalmente entregados a la Marina australiana, el HMAS Collins (S73) en 1996; en 1998 el HMAS Farncomb (S74), que rememora al contralmirante Harold Farncomb, primer almirante nacido en Australia; el HMCS Waller (S75) en 1999, recordando al capitán de navío Héctor Waller, muerto en combate a bordo del crucero Perth en 1942; el cuarto, Dechaineux, en 2001, en honor al capitán de navío muerto en el puente del crucero Australia por el impacto de un kamikaze japonés en la batalla del Golfo de Leyte.

El quinto, HMAS Sheean, entregado también en 2001, se refiere al marinero Edward Sheean, que, estando herido, con su ametralladora derribó un avión japonés el 1 de diciembre de 1942, mientras la corbeta Armidale se hundía. Finalmente, el HMAS Rankin, se recibió en 2003, llevando el nombre del capitán de corbeta Robert Rankin, muerto en combate a bordo del escolta HMAS Yarra el 11 de febrero de 1942, al enfrentarse a tres cruceros japoneses.

Los fallos en esta serie continuaron después de su entrega y, así, el 12 de febrero de 2003, cuando el Dechaineux se encontraba a cota máxima, reventó una tubería inun­dando la cámara baja de máquinas. Felizmente, soplando todos los lastres y saliendo en emergencia con máxima inclinación a subir, consiguió llegar a la superficie. Los técnicos calcularon que, si hubiese tardado 20 seg. más en reaccionar, el peso acumulado del agua de mar que le había entrado le hubiera impedido llegar a la superficie.

Por este motivo, los 6 fueron inmovilizados, hasta recorrer y sustituir las posibles tuberías defectuosas. En 2008, con 3 submarinos parados por falta de personal y dos averiados, el Collins y Waller, solo quedaba operativo el Farncomb, pero en 2009 tuvo que ser varado por avería en un generador, dejando a la Flotilla sin buques. En 2010 se recuperaron los Collins y Waller, aunque el primero tenía limitaciones operativas. Los problemas de mantenimiento de los submarinos inmovilizados hicieron que la prensa australiana remarcara la baja operatividad de esta serie, si bien es cierto que, a partir de 2014 y tras 20 largos años de continuas correcciones y mejoras, se llegó a contar en ocasiones con hasta 4 en la mar.

El programa de los nuevos submarinos de la Clase “Attack”

Con una esperanza de vida operativa de hasta treinta años, el Collins, debería ser dado de baja en 2026 y en 2033 no quedaría ninguno de esta serie. Por ello, en 2007 el Instituto de Submarinos de Australia emitió un informe urgiendo el estudio de un programa de reemplazo. En diciembre de ese mismo año, el Gobierno anunció el lanzamiento del programa SEA 1000.

En 2009 el documento Defending Australia in the Asia Pacific: Force 2030 confirmaba el proyecto de reemplazo de los 6 Collins por 12 submarinos convencionales de 4.000 ton. con capacidad de ataque a blancos terrestres mediante misiles de crucero Tomahawk, antibuque Subharpoon y torpedos Mk-48 Mod 7, que deberían entrar en servicio a partir de 2025, con 4 opciones a elegir: un diseño ya existente sin modificaciones, o MOTS, uno modificado con los requerimientos australianos; una evolución de los Collins; o uno totalmente nuevo.

Se descartaba la opción de un submarino de propulsión nuclear por la falta de infraestructura de ese tipo en Australia y la oposición de la opinión pública a esa energía. Los diseños originalmente considerados fueron seis: el español S-80, el francés Scorpene alargado, el alemán Tipo 214 -más tarde evolucionado a Tipo 216-, el japonés Soryu (Dragón Azul) y una evolución del Collins y el sueco de Saab A26.

Las propuestas para la selección debían estar entregados en 2013 y la solución elegida en 2016. En 2014, todos los analistas apuntaban a la opción del Soryu, de 2.900 ton., primero de una serie de 12 unidades de las que 7 ya habían sido entregadas desde 2007 y estaban totalmente operativas, dotado del sistema de propulsión independiente del aire (AIP) de Stirling, que le confería una gran discreción, al permitirle no necesitar el snorkel durante 15 días.

Fragata australiana hundida por un  torpedo MK-48 disparado desde un SS clase Collins

Otra ventaja era que fue idea­do para el mismo teatro estratégico donde se encuentra Australia, el inmenso Océano Pacífico, con largos tránsitos, para lo que contaba con una autonomía superior a 7.000 millas. Las excelentes relaciones entre ambos primeros ministros, Tony Abbott, australiano, y Shinzo Abe, japonés, era otro factor positivo para ello.

Dado que este programa prometía alargarse, en 2012 se decidió prolongar un ciclo de vida más, siete años, a los 6 Collins, con lo que las bajas no se producirían antes de 2033. En 2015, los tres finalistas fueron el Soryu, el Tipo 216 de TKMS y el francés, que había cambiado el 30 de noviembre de 2015 el Scorpene por el Barracuda Shortfin Block 1A, de 4.000 ton. de desplazamiento y una autonomía de 18.000 millas, cuyo diseño procedía de la serie de 6 nucleares de la Clase Barracuda, que había comenzado a construirse en 2007, pero el ofertado por la DCNS francesa, era de propulsión convencional diesel-eléctrica.

La decisión del Gobierno australiano, fue hecha pública por el primer ministro, Malcolm Thurnbull, el 26 de abril de 2016, sin aportar razones,  adjudicando el contrato llamado del siglo, por un importe de unos 56.700 millones de euros, para construir 12 submarinos convencionales a DCNS, más tarde Naval Group, ante la sorpresa de muchos, pues realmente se anteponía un modelo inexistente, procedente de un diseño de una plataforma nuclear al que se le quitaba el reactor, teniendo que reconfigurar todo el interior del casco resistente y, además, a un precio  astronómico de 4.725 millones por buque, frente a los 25.000 millones solicitados por Mitsubishi y Kawasaki o los 12.600 millones ofertados de la germana TKMS.

Esta decisión obviaba un submarino ya probado y operativo como el Soryu, que hubiera evitando otra amarga experiencia como la del Collins, sin que nadie dudase de la tecnología japonesa, que cuenta con la flotilla de submarinos convencionales más moderna del mundo. Las premisas del contrato francés especificaban que el primero entraría en servicio a comienzos de la década de 2030, extendiéndose su construcción hasta finales de los 2040. Los 12 serían producidos en Australia en el astillero de ASC durante un período de 25 años, comenzando en 2023.

En julio de 2017 se inauguró en Cherburgo la oficina del Proyecto del Futuro Submarino, denominado HMAS Attack, que controlaría la construcción de 3 series de 4 cada una. Pero, según avanzaba el tiempo, aumentaba el descontento en la Marina australiana por el proyecto, pues los plazos no se cumplían, los costos crecían y no se llevaban a cabo las promesas de aumentar las horas de trabajo para el personal local de ASC, por lo que las duras críticas en la prensa local eran prácticamente diarias.

Llegados a este punto, los periódicos anunciaron la decisión del Gobierno australiano de cancelar el contrato durante la visita que el primer ministro Morrison hizo al Elíseo el 15 de junio de 2021. Sin embargo, la noticia de esta anulación, según el Gobierno francés, fue hecha tan sólo con una semana de antelación al 16 de septiembre, lo que, según la ministra de Defensa gala, Florence Parly, era una puñalada por la espalda, mientras que los medios de comunicación franceses hablaban abiertamente de traición a un leal aliado. Por este motivo, el presidente Macron llamó a consultas a los embajadores en Australia y Estados Unidos, mientras que la titular de Defensa anulaba una reunión en Londres con su homólogo británico, Ben Wallace.

El pacto trilateral AUKUS

El 16 de septiembre de 2021 se hacía público un acuerdo trilateral estratégico entre los primeros ministros Scott Morrison, de Australia, y Johnson, del Reino Unido, y el presidente Biden, de Estados Unidos, denominado AUKUS (Australia, UK. US), cuyo punto inicial determinaba la obtención de 8 submarinos nucleares de ataque (SSN) por parte de Australia, ya que sus otros dos socios los poseían, de cara a contrarrestar el creciente poderío naval chino en el Pacífico, sin olvidar a otro enemigo potencial, Rusia, con una importante Base Naval en este Océano, Vladivostok, en la Península de Kamchatka, sede de la Flota del Pacífico. Paralelamente, Scott Morrison comunicaba a Naval Group, la cancelación del programa Attack, nombre dado en Australia al Barracuda Shortfin Block 1A.

Quizás alguien pueda preguntarse porqué no se optó por adquirir la versión nuclear del submarino francés, cuya primera unidad, el Suffren, de 4.750 ton., fue entregada a Marina gala el 6 de noviembre de 2020, con lo que no se hubiera roto, tan sólo modificado, el contrato. La respuesta de los técnicos es muy sencilla: los reactores nucleares de los norteamericanos y británicos no necesitan reponer su combustible de uranio 235, ya que el diseño y construcción les permite durar todo el ciclo de vida de 35 años, mientras que los franceses deben ser aprovisionados con U235 cada diez años, careciendo Australia del apoyo en tierra y experiencia necesaria para hacer este aprovisionamiento a un submarino nuclear.

SSN Seawolf (SSN 21) navegando en   superficie en avante toda

Con esta controvertida decisión, Australia ganaba presencia en los escenarios estratégicos, operacionales y tácticos del Pacífico, si bien resta un largo recorrido industrial hasta que el primer submarino nuclear de ataque salga de ASC, no antes de finales de la década de 2030, pues, si complicada fue la creación de un tejido industrial para construir los 6 de la Clase Collins de propulsión convencional, adquirir una infraestructura nuclear para producir 12 SSN, no es posible en esta década, necesitando al menos 15 años para la botadura del primero. Se aliviará en parte porque creemos que los 12 reactores serían adquiridos a Estados Unidos, al no tener Australia experiencia en su construcción, pues son inexistentes en el país.

Asimismo, la formación de dotaciones con experiencia en su manejo sería inicialmente realizada en la Escuela de Submarinos de New London (Conneticut), al menos para los primeros, ya que en allí existen todo tipo de simuladores. Por último, la pregunta del millón: ¿cuál de los SSN en servicio en EEUU y el Reino Unido será el elegido para construir en Australia? Aquí hay coincidencia entre los observadores navales. La producción británica de submarinos, con la excepción de los Oberon, cuya última unidad data de 1977, ha tenido más sombras que luces, con el rotundo fracaso de los 4 Upholder, vendidos en 1998 a Canadá, tras un fallido intento de con Paquistán, y que han sido un continuo despropósito de averías y daños. Más recientemente, la serie de 7 nucleares de la Clase Astute tampoco ha sido un éxito. Este programa se inició en 1986, pero no sería hasta el 31 de enero de 2001 cuando se cortó la primera plancha del primer casco, lo cual da una idea de los tiempos necesarios en este tipo de proyectos.

El 8 de junio de 2007, el HMS Astute fue botado tras múltiples retrasos y problemas, incluidos los de su reactor PWR2 (Core H), resueltos con la ayuda de ingenieros norteamericanos de General Dynamics Electric Boat (GDEB), aumentando su costo en un 50 por ciento, para ser entregado finalmente el 27 de agosto de 2010, tras 10 años en construcción y varios de retraso. El séptimo y último de esta serie, el HMS Agincourt, está previsto que entre en servicio en 2026, es decir 16 años después que el Astute, que deberá afrontar entonces su modernización a media vida.

Bien distinto es el caso norteamericano, con sus tres tipos de SSN en servicio: 3 de la Clase Seawolf (SSN 21) de 7.500 ton, que inicialmente iban a ser de 29 para sustituir a la Los Angeles, pero al caer el Muro de Berlín esta cifra se redujo a 12 y por su elevado costo, superior a 3.000 millones de dólares, al final se quedó en 3, construidas por GDEB en Groton (Conneticut). La clase Los Angeles (SSN 688), de 6.000 ton, son los submarinos más antiguos, con 62 unidades construidas entre 1972 y 1996, de las que quedan aproximadamente la mitad. Por último, los actualmente en producción, pertenecen a la Clase Virginia (SSN 774) de 8 a 10.000 ton., de los que ya hay una veintena en servicio, estando previsto construir hasta 66 unidades, a razón de 2 por año. Hay que recalcar que los dos astilleros norteamericanos que los producen, GDEB y Newport News Shipbuilding, necesitan tan sólo seis años para entregar un Virginia.

Conclusiones

Bajo el punto de vista estrictamente estratégico y naval, Australia ha acertado de pleno al cambiar la construcción de un submarino convencional diesel-eléctrico inexistente, que además carecía de AIP y baterías de litio, por un submarino nuclear de ataque, con la garantía de la US Navy, que actualmente construye el mejor nuclear del mundo, el USS Virginia, con la experiencia inigualable de haber hecho 228 submarinos de esa propulsión y la única pérdida de 2 de ellos, el USS Tresher (SSN 593) con toda su dotación en 1963, por una mala soldadura de plata en una tubería de agua de mar; y su contemporáneo, el USS Scorpion (SSN 589), desaparecido por causas desconocidas cerca de las Islas Azores en mayo de 1968. Estos dos accidentes, comparados con la docena de los nucleares sufridos por la Marina soviética, más tarde rusa, dan un índice de la calidad de la construcción norteamericana.

La siguiente consecuencia de la decisión adoptada, es la premisa de construir los 8 SSN en Australia, tarea para la que la industria local no está preparada y que le llevará al menos una década transformarse para empezar a producir la primera unidad, que no podrá estar operativa hasta finales de la década de 2030. Existe la posibilidad de un préstamo o leasing de 1 o 2 de la Clase Los Angeles, para la formación y adiestramiento de las primeras dotaciones, tal y como ha hecho Rusia con la India. El Gobierno australiano ha tenido el 16 de septiembre la visión estratégica, que coloca a su Armada entre las 7 que tienen o tendrán un SSN en su lista oficial de buques, incluyendo, además de las ya conocidas de Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia, a la de la India, próximamente Brasil y en el futuro Australia.

Revista Defensa nº 524, diciembre 2021, José María Treviño


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