¿Desea recibir notificaciones de www.defensa.com?
X
Jueves, 25 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Normandía la vida en los bunkers del muro del Atlántico

Ayer noticia

Septiembre de 1940: tras la incapacidad de la Luftwaffe para ganar la aérea Batalla de Inglaterra, los planes alemanes de invasión de las Islas Británicas quedaron suspendidos. A partir de entonces, a lo largo del Canal de la Mancha se organiza todo el dispositivo para defender el litoral de un posible ataque. Un año más tarde, la situación estratégica obliga a Hitler a levantar un auténtico “Muro del Atlántico”, que se extiende desde el Norte de Noruega hasta el Sur de Francia, con impresionantes fortalezas del mejor hormigón armado, que aún hoy se mantienen en pie, muchas de ellas casi intactas. Eran bastiones inexpugnables, algunos de ellos con capacidad para albergar de forma            permanente y durante años a varios centenares de hombres. Nos adentramos en el interior de estos bunkers del sector normando: sistemas de armas, comunicaciones, logística, vida de sus ocupantes y cómo fue su final el Día D.

Considerada como la mayor obra realizada durante el siglo XX, el Muro del Atlántico movilizó durante tres años a más de 2 millones de obreros. Para su construcción se necesitaron alrededor de 13 millones de m3. de hormigón. Causó la muerte de aproximadamente 10.000 soldados aliados. Sus casamatas eran de tres tipos: de piezas de artillería de gran calibre sobre base fija o giratoria, de cañón anticarro y antiaéreo y para ametralladora. La mayoría fueron construidas a partir de planos normalizados, basados en programas de construcción de la Línea Sigfrido, y proyectadas por ingenieros expertos en fortalezas de la organización Todt.

A su vez, las de artillería costera eran rodeadas por otros bunkers de flanco, cuya misión era proteger las piezas principales de los impactos lejanos de la naval enemiga. Otro tipo de instalaciones eran construidas sin planos precisos por la mano de obra local. En cualquier caso, el espesor de los muros de hormigón rara vez era inferior a 2 m., y se levantaban semienterrados entre planos inclinados o grandes taludes de tierra, no solo para disimular su presencia desde el aire, sino también para amortiguar la onda expansiva de impactos próximos. Cada posición de gran calibre disponía de teléfono fijo o portátil conectado con el puesto de mando de la batería, desde donde se recibían las coordenadas de tiro precisas para que el artillero reglara su cañón.

Además de las piezas de artillería protegidas por casamatas, necesariamente orientadas hacia un limitado arco de fuego, igualmente se instalaban, en emplazamientos potencialmente menos expuestos que aquellos, plataformas giratorias al aire libre. En estas últimas, el cañón de gran calibre sí podía rotar en cualquier dirección, no solo hacia la costa. Todo el perímetro de la plataforma giratoria quedaba rematado por un anillo concéntrico de ligera inclinación hacia el cañón, con una escala donde aparecían grabados todos los posibles objetivos en 360 grados a la redonda, con el fin de  regular de forma precisa las coordenadas de tiro. En ausencia de casamata, para evitar su localización por parte de los reconocimientos aéreos enemigos, este tipo de instalación era recubierta con tierra y redes de camuflaje.

Batería de Azeville (flanco Oeste, sector Utah Beach)

El pueblo de Azeville se sitúa sobre la costa oriental normanda, a 5 km. hacia el interior. Invisible desde el mar, el lugar protege también el acceso a los ejes de comunicación ferroviarios y por carretera que suministran hombres y material a la importante península de Cherburgo. La posición de esta batería, relativamente lejos tras la playa, debería permitirle combatir no solamente el desembarco de tropas enemigas, sino también impedir su progresión por tierra, en caso de éxito del anterior. Junto con las baterías vecinas, como la de Maisy y otras, del Ejército y de la Marina, debían crear un cordón de defensa impenetrable en este sector del Muro del Atlántico. Finalmente, y tras varios retrasos, entre mayo de 1943 y febrero de 1944, los 4 bunkers principales fueron levantados.

Cada una de estas 4 fortificaciones requirió 1.080 m3. de hormigón y la movilización de dos centenares de obreros. Estaban equipadas con 4 cañones de 105 mm. sobre sus afustes, piezas de origen francés y un alcance de 12 km., además de 4 puestos de ametralladora por bunker. Además, 3 de ellos llevan sobre su techo una plataforma antiaérea equipada con un Flak 36 de 37 mm. Se instalan varios pozos para el suministro de agua, un alojamiento para los soldados y otros cuarteles para intendencia, cocina, farmacia, enfermería y un grupo electrógeno. El perímetro está protegido por 4 nidos independientes de ametralladora ligera y 1 con ametralladora pesada.

La obra se completa con un cuidadoso decorado pintado de camuflaje, falsas casas estilo normando sobre las casamatas cuadradas o falsas acumulaciones de roca para las casamatas redondas. El conjunto está diseñado para resistir de forma autónoma un ataque durante varios días, incluso aislado de retaguardia, gracias a 700 m. de galerías subterráneas de comunicación, amplios depósitos de munición, alambradas y campos de minas. La dotación de esta batería era de 173 hombres, con una edad media en 1944 de 34 años y extremas de 19 y 54. Su jefe era el capitán Hugo Treiber.

Las operaciones del día D en la zona comienzan el 6 de junio a las 1:30 h. con un bombardeo aéreo, en el cual la Flak logra abatir un avión. Una hora más tarde, una veintena de paracaidistas estadounidenses, lanzados por error sobre la zona, son rechazados por los alemanes. A las 06:06, el acorazado USS Nevada abre fuego: una de las casamatas recibe cuatro impactos sucesivos, pero su cañón permanece intacto. La batería responde alcanzando en dos ocasiones a un destructor aliado. Pero la réplica americana obtiene esta vez mejores resultados: una segunda casamata es alcanzada por dos obuses, matando a 8 servidores. Mientras tanto, las defensas de la batería mantienen bajo control a los paracaidistas, lo que permite seguir actuando sobre la playa de Utah, que había sido invadida desde las 06:28.

El 7 de junio, Azeville es atacada por vez primera por la Infantería estadounidense, que había desembarcado la víspera, apoyada por carros blindados, y son rechazados por las defensas de la batería. Pero la mayor amenaza sigue proviniendo del mar, y hacia las 13:00 inutiliza una de las piezas; un obús de 356 mm perfora la casamata sin llegar a explotar, pero aun así el impacto mata al menos a 5 de los 13 hombres que allí se encontraban. Durante la noche del 7 al 8 de junio las tropas americanas retoman el asalto. Al alba la localidad está en manos aliadas, pero la batería resiste. Treiber, que se había desplazado a la vecina batería de Crisbecq, a punto en ese momento de caer en manos enemigas, telefonea a Azeville para que su batería dirija el fuego sobre el asedio a ese lugar.

Mientras tanto, el fuego anticarro norteamericano anula dos piezas más en Azeville: solo queda una operativa, que se ocupa de la naval aliada. Las tropas estadounidenses siguen bloqueadas, sin poder tomar la batería. El 9 de junio, rodeada de enemigos tras cuatro días de asedio, continúa resistiendo, y disparando su único cañón sobre la costa invadida. Hacia las 14:00, tras un intensivo ataque artillero previo estadounidense, seguido de carros y bazookas, la última casamata que quedaba operativa es objetivo de lanzallamas que hacen explotar su depósito de municiones. Media hora más tarde, los supervivientes alemanes finalmente se rinden, tras esos cuatro días de durísimos combates y 3.000 disparos de cañón realizados.

Batería de Longues-sur-Mer (sectores “Gold” y “Omaha”)

El poderoso emplazamiento de la Kriegsmarine (Marina de Guerra alemana) de una batería en Longues-sur-Mer, transferido luego al Heer (Ejército) inició sus obras en septiembre de 1943 y fue terminado en abril de 1944. Con 4 casamatas que albergaban sendos cañones Krupp de 152 mm., con una cadencia de tiro de entre 6 y 8 disparos por minuto y un alcance de 20 km., le permitía proteger no solo las playas del desembarco, sino también hostigar a la flota de invasión. Se asentaba sobre una amplia explanada, a 300 m. hacia el interior de un gran acantilado que lo hacía difícilmente accesible desde la playa.

Justo en el borde del acantilado se sitúa el puesto de dirección de tiro, equipado con un sistema de visión telemétrica muy avanzado, similar al del gran búnker de Ouistreham. Desde este puesto, los disparos a realizar eran transmitidos directamente a los cañones por un sistema eléctrico de cables enterrados bajo la superficie. Además de las habituales defensas de alambrada y minas, el conjunto estaba defendido por diferentes posiciones de ametralladoras instaladas sobre tobruks (pequeños nichos de hormigón sobre los que se montaba un arma), incluyendo 3 antiaéreas de 20 mm., un pozo de mortero y un cañón soviético de 122 mm.

Se trataba de una guarnición de 189 hombres, siendo la mitad de ellos mayores de 40 años, donde hay tanto alemanes como soldados vencidos de la Europa del Este, al frente de los cuales se encuentra el comandante Werner Pluskat, quien fue el primer oficial en divisar la inmensa flota aliada que se acercaba. Más tarde colaboraría en la película El día más largo como asesor militar. A pesar del millar de ton. de bombas lanzado por la aviación aliada durante la noche del 5 al 6 de junio, la batería seguía operativa la mañana del 6 de junio y durante toda la jornada alternó sus andanadas entre las playas del desembarco con respuestas al fuego naval enemigo.

Pero el bombardeo enemigo sí había dañado parcialmente al sistema de comunicación eléctrico con el puesto de dirección de tiro, el cual tuvo que enviar a algunas piezas la información por la vía de señales luminosas, menos precisas, que afectaron a su puntería. Por su parte, la artillería de los cruceros Ajax y Argonaut de la Royal Navy a partir de la 08:00 había provocado el silencio de la batería durante un tiempo, mientras los alemanes realizaban reparaciones: el daño más severo había sido causado por la explosión del depósito de municiones de un cañón antiaéreo, montado sobre el techo de una de las casamatas, que mató a varios soldados alemanes.

Más tarde, y como respuesta al fuego sobre el sector Omaha, el combinado del viejo acorazado USS Arkansas, junto con los cruceros franceses Georges Leygues y Montcalm, puso fuera de combate una casamata y dañó a otras 2. El cuarto cañón, aún activo, abrió fuego intermitentemente durante la tarde y la noche del Día D, pero causó poco impacto en los desembarcos aliados. La batería había hecho más de un centenar de disparos a lo largo de la jornada. Al mediodía del 7 de junio, ante el avance de las tropas británicas de la Compañía C del 2º Regimiento Devonshire, la guarnición superviviente de la batería es hecha prisionera sin combate alguno.

Gran búnker de Ouistreham (sectores “Sword”, “Juno” y “Gold”)

A diferencia del resto de obras levantadas para albergar potencia de fuego, el gran búnker de Ouistreham fue proyectado como centro de mando neurálgico para dar apoyo a las defensas del estuario del Orne (sector oriental normando). Más que un bunker al uso, de esta fortaleza no asomaban bocas de cañón: era todo un edificio blindado de 17 m. de altura y cinco plantas, más una azotea donde estaba emplazado un cañón antiaéreo Flak 30 de 20 mm, único sistema de armas defensivo con que contaba esta instalación. De hecho, la RAF (Royal Air Force) británica no lo identificó como objetivo en las fotografías aéreas realizadas como preparación del desem­barco aliado, ni tampoco en el mapa a escala 1/12.500 confeccionado para las tropas de desembarco británicas en la playa Sword.

La instalación contaba con todo lo necesario para resistir en caso de aislamiento y mantener su operatividad: salas de máquinas, de filtros de aire, casamatas de protección, dormitorios, farmacia, enfermería, armero, depósito de municiones, intendencia, sala de transmisiones y telefonía y puesto de observación equipado con un potente telémetro de 4 m. de largo, que permitía la observación en un radio de 40 km. Desde la sala de telemetría, ubicada en la última planta, se detectaba la posición de los navíos enemigos y estos datos se comunicaban inmediatamente al piso inferior, donde se calculaban las soluciones de tiro pertinentes. Con estos datos de tiro, se asignaba la batería más adecuada para ejecutarlo, lo que se transmitía desde la sala de comunicaciones.

De esta forma, las distintas baterías a las que este gran bunker apoyaba no necesitaban disponer de puesto de dirección tiro propio y así poder ubicarse en enclaves más protegidos del interior de la costa. A diferencia de lo ocurrido en la mayoría de fortalezas alemanas en las diferentes áreas del desembarco, durante el día D+1 el Gran Búnker no había sido aún detectado como objetivo y no se intentó su asalto por parte de las tropas aliadas. La instalación alemana seguía operando en secreto. No será hasta el 9 de junio, tres días después del desembarco, cuando el británico teniente Bob Orrel, perteneciente al Cuerpo Real de Ingenieros (91 Field Company) recibe la orden de inventariar el stock alemán de material abandonado en Ouistreham.

Localizado el edificio, herméticamente cerrado, y sin saber qué o quiénes se encontraban en su interior, el teniente intenta forzar la puerta blindada que da acceso al bunker. La detonación de una primera carga de 3 kg. de dinamita colocada sobre los goznes de la media puerta superior resulta ineficaz. Orrel y sus hombres intentan forzar la hoja superior de la puerta con la ayuda de una maza y una palanca, sin éxito y aplican una nueva carga, esta vez de explosivo rompedor de 5 kg. La puerta ha cedido, pero se encuentra bloqueada hacia el interior y no ofrece hueco para pasar. El teniente y su equipo de tres hombres necesitarán un total de 4 largas horas hasta conseguir penetrar en el interior del Gran Búnker. Pero todo está oscuro, y no hay resistencia.

Con la ayuda de sus linternas, avanzan cautelosos y enseguida tropiezan con dos cajas de granadas de mano abandonadas cerca de la entrada. Continúan progresando por la planta baja y descubren un importante arsenal depositado en la sala de filtros. De repente, desde el piso superior les llega una voz, en perfecto inglés, invitándoles a subir. Desconfiado, el jefe británico le responde que prefiere verlos bajar. De esta forma, 51 soldados y 2 oficiales alemanes se rindieron esta vez a un grupo de 4 ingenieros británicos. La localidad de Ouistreham quedaba definitivamente liberada.

Batería de Merville-Franceville (flanco E, sectores “Sword” y “Juno”)

La batería de Merville se encontraba en el interior, a unos 9 km. al suroeste de la entrada del estuario del río Orne. Aunque disponía de su propio puesto avanzado de observación de tiro, a 2 km. en dirección de la costa, también podía recibir la  información procedente del Gran Bunker de Ouistreham. Su misión principal era la de impedir a los aliados utilizar las vías fluviales del Orne que les pudieran llevar al puerto interior de Caen, así como cubrir con fuego de enfilada buena parte de la costa ante un posible desembarco. Como suele ser habitual en este tipo de complejos, la batería contaba con 4 casamatas de hormigón armado de acero, construidas por la Organización Todt. Cada una de ellas albergaba un cañón checo de 100 mm. de la I Guerra Mundial.

Otros edificios, igualmente fortificados, incluían un puesto de mando, un bunker para acomodar a los hombres y depósitos de municiones. Ya fueran de hormigón o sostenidas sus paredes laterales por planchas de madera, la red de trincheras de comunicación estaban trazadas en zig-zag, con el fin de limitar el impacto de las explosiones de obuses, bombas aéreas o fuego de enfilada. Las instalaciones no fueron definitivamente completadas hasta apenas un mes antes del Día D. Además de su artillería pesada, la batería estaba defendida por un cañón antiaéreo Flak 30/38 de 20 mm y numerosas ametralladoras, dentro de un recinto de 640x460 m.  rodeado por dos barreras concéntricas de alambre de púas de 4,6 m. de espesor y 1,5 de altura, entre las cuales el posible invasor quedaría en medio de un campo minado de 90 m. de profundidad. Por si fuera poco, delante de la alambrada interior, una zanja antitanque cubría cualquier aproximación desde la costa cercana.

El comandante original de la batería, capitán Wolter, había muerto durante un bombardeo de la RAF el 19 de mayo de 1944. Fue reemplazado por el teniente Raimund Steiner, que estaba al mando de 50 ingenieros y 80 artilleros de la 1ª Batería, Regimiento de Artillería de 1716, integrado en la 716 División de Infantería. A diferencia de la mayoría de baterías de las diferentes áreas de desembarco aliado, cuya neutralización fue llevada a cabo por fuerzas procedentes de la playa, esta de Merville-Franceville fue el objetivo de las unidades aerotransportadas lanzadas la noche anterior a retaguardia de las defensas costeras alemanas (Operación Tonga, en el sector británico).

Su situación en el extremo oriental del frente de invasión, y precisamente a retaguardia de los puentes sobre el Orne que debían tomar los paracaidistas y planeadores, provocó que a las 01:36 de la noche del 5 al 6 de junio se estrellara sobre uno de los campos de minas de la batería un planeador aliado, conteniendo material y un jeep, sin tropas. Buskotte, suboficial ayudante del teniente Steiner, informa por teléfono a este, el cual se encontraba en el puesto avanzado de dirección de tiro. Steiner alertó a su vez al general Richter, del puesto de mando de Caen. Dicho general quitó importancia a tal suceso, respondiéndole a Steiner un solo avión no es un desem­barco.

El teniente coronel Terence Otway, al frente del 9º Batallón Paracaidista Británico, era el responsable de capturar la batería de Merville. Lanzado por los aviones de transporte Dakota a unos 3 km. de su objetivo, el batallón había quedado en tierra  muy disperso y desorientado. No fue hasta 3 h. más tarde de la caída del planeador sobre la batería cuando Otway decidió a atacar con los pocos hombres que había logrado reunir: tan solo 150, de 700 que formaban su batallón. Y además tenía que hacerlo contrarreloj, ya que la batería debía estar ocupada antes de las 05:30, momento en que la artillería naval abriría fuego si no recibían aviso de no hacerlo. Para colmo de males, y después de sufrir un bombardeo aéreo previo, la batería se encontraba casi intacta y con su guarnición en alerta: no habría efecto sorpresa.

Desde cuatro direcciones de tiro, y con el apoyo de zapadores llegados en planeadores (aterrizando alguno en medio del recinto atacado), los aliados consiguieron ocupar la batería poco antes de las 05:00 y anular algunos cañones, pero Otway, con la mitad de sus hombres muertos o heridos, ordenó abandonarla ante la inminencia del fuego naval amigo, ya que habían perdido sus equipos de radio y no podían avisar. Los alemanes, que sufrieron 22 bajas, volvieron a ocupar la batería y arreglar uno de los cañones: abrieron fuego hacia la playa, aunque sin mucha precisión, al no poder comunicarse con el puesto de observación. Su capacidad destructiva había quedado por tanto reducida al mínimo y la acción de los paracaidistas británicos había salvado muchas vidas entre sus compatriotas que llegaban a las playas en esas primeras horas críticas para el devenir del desembarco. Aún tardaría Merville muchos días en ser definitivamente liberada.


Copyright © Grupo Edefa S.A. Prohibida la reproducción total o parcial de este artículo sin permiso y autorización previa por parte de la empresa editora.