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200 años de historia del Ejército de Venezuela

Ayer noticia

El Ejército Bolivariano de Venezuela arribó el pasado 24 de junio a su 2° bicentenario, celebración que se conmemora como reconocimiento a la victoria del libertador Simón Bolívar en la batalla de Carabobo, quien, al frente de un Ejército mayoritariamente integrado por tropas venezolanas, derrotó a las españolas mandadas por el general Miguel de la Torre y Pando, conde de Torrepando.

Existen muchas formas de ver la génesis del Ejército de Venezuela. El carácter militar surge desde la aparición de las huestes indianas en la guerra de conquista, a partir del siglo XVI. Sin embargo, a medida que avanza el proceso de colonización hispano del territorio venezolano se van asentando las bases de una organización castrense. Los avances de los reinos de Inglaterra, Francia y Holanda conducen al de España de fortalecer sus planes defensivos. A través del sistema de Llaves se construyen en los principales puertos de la Provincia de Venezuela, fortificaciones con suficientes piezas de artillería, apoyadas por compañías de infantería, para su defensa de agresiones externas e internas motivadas por el crecimiento económico de estos territorios del Virreinato de Nueva España.

En 1763, el rey Carlos III de España organiza el aparato militar colonial, enviando varios oficiales formados en la Academia Militar Prusiana de la Guerra de Potsdam a reforzar el sistema de Llaves y organizar el cuerpo de milicias coloniales, que van ser el afuste del sistema defensivo de la Capitanía General de Venezuela; pero no es hasta 1770 cuando se crea el Batallón de Milicias Disciplinadas de Blancos de los Valles de Aragua, designándose como su primer comandante al coronel Juan Vicente Bolívar y Ponte, padre del libertador Simón Bolívar). Ya en 1810 se crea y organiza el primer Ejército de venezolanos, estando este conformado por las primeras tropas de línea dentro de las filas del bando republicano, el cual para ese momento tenía una gran influencia del pensamiento militar francés y de la variante teórico-militar española. El 3 de septiembre de ese mismo año se crea la Academia Militar de Matemáticas, pero esta institución no garantizó los cuadros de mando y conducción de tropa preparados para el arte de la guerra.

Sin embargo, en 1812 este joven Ejército sufre un gran revés, pues debido a los fracasos políticos y militares de los republicanos venezolanos frente al Ejército del Imperio español en Venezuela, el ejército republicano bajo el mando del generalísimo Francisco de Miranda y Rodríguez Espinoza, debe capitular y se disuelve, por lo que el libertador Simón Bolívar a partir de 1813 se centró en la práctica del combate a través de la Petite Guerre (pequeña guerra) y se centra en importar fusiles para armar las unidades de infantería del Ejército recién constituido, destacando que la mayoría de los fusiles que se emplearon en los combates eran importados de Inglaterra, Prusia, Francia y Estados Unidos. Uno de los más utilizados por los combatientes republicanos era el rifle Baker, superior a la mayoría de los empleados en la Guerra de Independencia (1811-24), y esto debido a que era un arma de ánima rayada, permitiendo que la bala se desplazara girando sobre su propio eje, dando mayor alcance lineal a la bala y garantizando la efectividad en el objetivo.

Otro de los factores que continuaba sosegando al Ejército en este tiempo fue la carencia de oficiales formados en las artes de la guerra, por lo que Bolívar promocionaba el valor y el mérito entre sus oficiales, concepción afín al pensamiento militar francés. En 1818 se da otro fenómeno resaltante en el pensamiento militar venezolano, que resulta muy heterogéneo, ya que se mezclan las doctrinas y tácticas (francesas, inglesas y españolas) y el aprendizaje de combates en guerrillas, debido a que para el general José Antonio Páez ese sistema debía adoptarse por lo extenso y despoblado de nuestro territorio. Por último, se permite la incorporación de oficiales extranjeros (Legión Británica). En este periodo de tiempo se consideraba al sargento mayor como el alma del batallón, por lo que Bolívar emprendió la tarea de llenar los cuadros de la oficialidad promoviendo los sargentos y jóvenes ilustrados que cumpliesen las competencias indispensables para la guerra terrestre en 1819.

Combate de Maiquetia, el 2 de septiembre de 1859.

Para este momento, el Ejército venezolano, que había vuelto a crearse en 1813, y que en 1817 fue reorganizado, se le denominaba como el Ejército Libertador, al ser una Fuerza militar al mando del general Simón Bolívar, que logró en sus campañas la independencia de Colombia (batalla de Boyada, en 1819), Venezuela (Carabobo, en 1821), Ecuador (Bombona, en 1822), Perú (Junín y Ayacucho, en 1824). Un historiador y profesor de la Universidad Metropolitana de Caracas, e individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua, Rafael Arráiz Lucca aclara que Carabobo fue la última batalla en la que estuvo presente Simón Bolívar en Venezuela. Después se va a Bogotá, la capital de la República de Colombia, pues a partir de allí inicia la campaña del sur para la liberación de Quito, Perú y el Alto Perú, donde hoy día se encuentra Bolivia, que por denominación lleva el apellido de Bolívar, de modo que el significado que tuvo (Carabobo) es importante para los americanos, pues es la derrota de los restos del ejército terrestre español que arribó en 1815.

Milicias y caudillismo (1830-1909)

Ya en septiembre de 1830 el Ejército Libertador fue desmantelado, y es que el Congreso de Venezuela decreta la organización de la Fuerza Militar y la fijación de la Fuerza Permanente del Estado venezolano, separado de la República de Colombia (1819-30), con una fuerza armada independiente. El artículo 180 de la Constitución de 1830, señala que la Fuerza Armada es esencialmente obediente y jamás puede deliberar en política mientras esté activo. También en ese año se decreta la creación de la Escuela de Matemáticas de orientación militar, pero no es hasta 1831, a raíz del plan de estudios propuesto por Juan Manuel Cajigal, que el Ejecutivo tomó las medidas pertinentes para ponerla a funcionar, con la denominación de Academia de Matemáticas. Mientras, las milicias comienzan a tener mayor asidero y las fuerzas terrestres se dividían en tres armas, de acuerdo al marco doctrinal de las Ordenanzas de SM de sus Exércitos del Rey Carlos III de España (1768): infantería (compañías de cazadores, fusileros y granaderos), caballería (escuadrones de granaderos, húsares y dragones) y artillería (de sitio y volantes).

Durante la Presidencia del general José Tadeo Monagas Burgos (1847-51) se reduce el Ejército permanente y en 1854 se edita una Ley de Milicia, que permite que sean organizadas eficientemente. Por otro lado, algunos oficiales profesionales, egresados de la Academia Militar de Matemáticas de Caracas, están en fortalezas y unidades de artillería. Finalmente, a partir de 1.850 comienzan a llegar a Venezuela los nuevos fusiles de percusión Minié franceses, con bala del mismo nombre, que serían usados por los integrantes de las milicias junto a los viejos fusiles de chispa de la Guerra de Independencia (1811-24) de fabricación española, inglesa, francesa, estadounidense y alemana, que operaban mediante la boca del cañón con cartuchos embalados en papel y bala esférica de plomo. Ya para la Guerra Federal, o Guerra Larga (1858-63), los ejércitos liberales y conservadores seguían manteniendo las mismas tácticas emplea­das durante la Guerra de Independencia (prevaleciendo la influencia del pensamiento militar francés), pues los ejércitos enfrentados seguían combatiendo en el campo de batalla en formaciones de columna cerrada, precedidas por filas de tiradores de fusil y se usaba la caballería en las alas y la artillería en sitios fortificados, raramente usada en campaña.

Con el Gobierno del general Antonio José Ramón de la Trinidad y María Guzmán Blanco, 18° presidente de los Estados Unidos de Venezuela (1870-92), se invierten grandes sumas de dinero para financiar las campañas militares que logran aplacar a los jefes o caudillos regionales, logrando la pacificación de Venezuela a través de la guerra. Guzmán Blanco participa en varias campañas militares, como la de Apure de 1872 y la de Coro de 1875, acciones que permiten asegurar la pacificación y tranquilidad del país en sus primeros siete años. Sin embargo, las amenazas de guerra con el Reino de los Países Bajos por la isla de Curazao, en 1875, le llevan a solicitar recursos económicos al Ministerio de Hacienda para reparar fortalezas costeras, comprar fusiles para la infantería de línea y piezas de artillería. Se envía una comisión venezolana en octubre de 1875 a Filadelfia (Estados Unidos), la cual adquiere 4 piezas de artillería costera con ánima rayada Parrott de 70 libras, cada una pesa 4 ton.

Cipriano Castro 28.º Presidente de los Estados Unidos de Venezuela 1906

Convenientemente, en 1876, se adquieron 4 cuatro cañones más Parrott, que serían desplegados en las fortalezas de los castillos de San Felipe, en Puerto Cabello; y de San Carlos, en La Guaira. Además, se contrata en Estados Unidos a unos artilleros instructores para prestar sus servicios en Venezuela como especialistas en atender y maniobrar la artillería costera en las fortalezas, misión que estuvo al mando del general Robert Merritt y 5 sargentos, quienes se establecen en el castillo de San Carlos. En aquellos tiempos, los métodos de guerra que usaba Estados Unidos eran vástagos de los europeos y el pensamiento estratégico era una articulación del francés y del alemán. En los primeros años de Gobierno de Guzmán Blanco se adquirieron fusiles monotiro de gran calibre Sharp y de avancarga Enfield, al igual que algunas ametralladoras de manivela, que fueron ampliamente usados durante las acciones militares contra los caudillos rivales, pero llegado 1875 el Ejército decide adquirir nuevas armas, debido a la obsolescencia de sus inventarios, además que ya en el mercado existían en esos momento nuevos tipos de fusiles, por lo que se compra el fusil Remington Modelo 1866, que llega para complementar y, en cierto punto, reemplazar los más antiguos.

En 1873, el general Felipe Esteves fue designado por el Ministerio de Guerra y Marina para elaborar los nuevos códigos militares y bajo su supervisión los ordena y organiza en cinco libros. A partir de este momento, el Ejército deja atrás las Ordenanzas de Exércitos de Carlos III de España de 1768.  Ese Código Militar se basó en lo ecléctico, derivado del pensamiento militar francés y los modelos de organización castrense española y estadounidense del siglo XIX, además que buscaba dar organicidad a la fuerza armada existente en ese momento, que desde la separación de Colombia en 1830 vive una notable desorganización militar, que se agudizada entre 1859 a 1865 con la Guerra Larga. Por otro lado, se marca la tendencia de adquirir pertrechos más avanzados en Estados Unidos, pues con la  introducción los fusiles Remington, los cañones Parriott y otras armas viene a dar cierta uniformidad en todos los cuerpos del Ejército Regenerador, el cual perdura incluso hasta el año de 1902, cuando se libra la batalla de La Victoria, con batallones de infantería armados con fusiles Remington, arreglado a la táctica del general Manuel Gutiérrez de la Concha e Irigoyen, también conocido como Marqués del Duero.

El 19 de diciembre de 1872, mediante Decreto Presidencial, se elimina la autonomía de la Academia Militar de Matemáticas, al trasladarla como dependencia de la Universidad de Caracas. Como consecuencia de ello y por falta de una reorganización que permita separar los alumnos civiles de los miliares, no es posible concretar la creación de la Escuela Militar, por lo que esta dejó de funcionar regularmente. En parte se debió a que, durante la primera mitad del siglo XIX, en Venezuela emergen las instituciones militares debido al profesionalismo y esto obedece en gran medida a que el pensamiento castrense de la ilustración francesa se basó en el uso de la matemática. Se aplicó en el diseño de la artillería, fortificaciones y empleo táctico en combate, por lo que, entre 1820 y 1872 se desarrollaron una serie de proyectos de academias militares que reflejaron el espíritu geométrico y la visión republicana de la Revolución Francesa.

Ya en la última década del siglo XIX, durante el Gobierno del general en jefe del Ejército Joaquín Crespo Torres, 22° presidente de los Estados Unidos de Venezuela (1892-98), se elabora una nueva Constitución (1893) que sienta las bases para la creación del Ejército Nacional y de una Armada Nacional; recayendo tal cometido en el general Ramón Guerra, ministro de Guerra y Marina, quien toma las siguientes acciones: reorganización y reagrupamiento de todas las unidades militares existentes en ése momento, recuperación de todo el armamento disperso, se controlan las importaciones de armas de fuego y se establece un Gran Consejo Militar de la República, como un ente que controlará las ambiciones en contra de él; y, por último, se inicia un nuevo proceso adquisiciones para el reequipamiento del Ejército con nuevo armamento. Estas medidas traen como consecuencia la llegada de una misión del Imperio Alemán a Venezuela en 1894, integrada por el general Alfred Von Ehremberg y el coronel Carlos W. I. Carlowitz; quienes planifican y organizan la artillería existente a la fecha, aconsejando al Ministro de Guerra y Marina eliminar la casi totalidad del material de guerra existente, y esto debido en gran parte a que muchas de las piezas de artillería procedían de la guerra de Independencia y, en su lugar, recomendaron que fueran reemplazadas por cañones y obuses más nuevos y así tener un mayor acceso a repuestos, municiones, además, de incrementar el alcance de tiro de los castillos que formaban parte del sistema de defensa costera.

Ejército Nacional 1897

Ese mismo año se le solicitan al Ministerio de Hacienda los recursos económicos necesarios con los que se podrán adquirir grandes cantidades de material de guerra a los fabricantes de armas alemanes, belgas, estadounidenses e ingleses, del cual lo más significado son los cañones alemanes de campaña Krupp de 7,5 cm., los cañones ingleses de infantería Maxim-Norderfelt de 5,7 y los de artillería costera Armstrong de 254 mm.; en tanto que para la infantería y la caballería se reciben fusiles de cerrojo Mauser Modelo 1871 Gewehr 71/84 de 11 mm. (se produce un cambio en el entrenamiento a través de cartuchos de práctica), y los fusiles de palanca Winchester Modelo 1894 .30-30, además de amplias cantidades de municiones, correajes y accesorios para los oficiales, clases y soldados y otros implementos personales para el personal. En 1895 se crea la Academia de Artillería, con capacidad para instruir a 100 alumnos por curso, recibiendo clases de balística, táctica, fortificación permanente, defensa de plazas y costas, tiro de batería de costa y nociones de tiro naval.

En marzo de 1897 se nombra al general Von Ehremberg como director de la Escuela Militar de Artillería y Jefe de Instrucción de los cuerpos de Artillería. Esta misión del Imperio Alemán en Venezuela seguirá organizando las unidades tácticas del Ejército, al igual que las fortalezas de la época de la colonia, dotándolas de material de guerra y munición moderna. Como resultado de estas medidas, la influencia prusiana en el pensamiento militar venezolano será muy fuerte, al punto que se impondrá durante los próximos dos lustros. En abril de 1898, todos los planes de modernización y profesionalización que se iniciaron a partir de 1893 se ven frustrados tras el asesinato del general Joaquín Crespo. Venezuela queda a la deriva, sin un hombre fuerte que se imponga, por lo que esta situación origina una invasión desde la República de Colombia por parte del general José Cipriano Castro Ruíz en mayo de 1899, quien avanza rápidamente por el territorio venezolano, tras derrotar sucesivamente al Ejército liberal amarillo, llegando el 23 de octubre a Caracas, donde será juramentado como el 28° presidente de los Estados Unidos de Venezuela (1899-1908).

Durante el Gobierno de Cipriano Castro se dicta un nuevo Código Militar (1904), que muta su Ejército Restaurador de carácter regional a un Ejército Nacional. Esta será una difícil transición, pero que servirá para debilitar a las fuerzas de los caudillos militares regionales, al recalcar la idea de la existencia de un solo Ejército como instrumento de unificación, al tiempo que introduce cambios significativos en la organización del servicio militar y favorece el establecimiento de institutos de instrucción castrenses. En 1905 se crea la Academia Militar de Caracas y se inicia la construcción de su sede, se vuelven a restablecer los contactos con los fabricantes de armas en Europa y América del Norte, volviéndose a adquirir más cañones de defensa costera al fabricante alemán Krupp y a Schneider et Cie francesa se compran piezas de campaña 75/28 Modelo 1906 para su despliegue en los fortines costeros y la ametralladora Hotchkiss Mle1900 de 11 mm. Además, aumentan las raciones diarias, comisiones, equipos, buques a vapor, uniformes y reparación de cuarteles.

Hacia un Ejército profesional (1910-45)

Llegado 1909, el general Juan Vicente Gómez Chacón, 29° Presidente, emprende la Rehabilitación Nacional, que influirá notablemente en el Ejército que había dejado el general Cipriano Castro, pues ya en 1910, se pone en marcha el programa de la Reforma Militar, cuyo objetivo es profesionalizar el otrora Ejército Restaurador en uno profesionalizado, siendo uno de los pasos más importantes la creación de un estamento militar de carácter apolítico (activo) y la subordinación al Gobierno central y el jefe único (como se hacía llamar Gómez Chacón). Ese mismo año se crea el 5 de julio la Academia Militar (que sobrevive hoy) e inicialmente la Escuela Náutica, como institución que formaría a los futuros oficiales del Ejército Nacional y la Marina de Guerra, estando bajo la supervisión técnica y educativa del coronel Samuel McGill del Ejército de Chile, quién también fungía como miembro del Cuerpo de Ayudantes de la Inspectoría General del Ejército, a cargo del general Félix María Galavís Figueroa del Ejército venezolano, que a su vez también era director de este centro de formación de las nuevas generaciones de oficiales. 

Ejército Nacional 1930

El propósito, en principio del programa de Reforma Militar de 1910, era el de desarrollar tres elementos: Implementar una política de desarrollo institucional; organización del Ejército Nacional; y dotarlo del armamento y equipamiento con la nueva estructura. El coronel McGill, formado en el modelo prusiano que influenció el pensamiento del Ejército chileno desde hace varias décadas, se le encomienda la tarea de redactar los nuevos reglamentos militares y el diseño de programas de instrucción dirigidos a los jóvenes cadetes, en los cuales se hacía hincapié en el aprendizaje del orden cerrado, el manejo de las distintas posiciones de tiro, la gimnasia muscular, ejercicios de caballería y práctica de artillería. Durante cuatro años consecutivos McGill estuvo en el cargo y su formación prusiana también influyó en la concepción de la las nuevas estructuras de los batallones y regimientos, al igual que los componentes, armamento y materiales de guerra adquiridos. 

Es así que, para los actos conmemorativos del primer centenario de la firma del Acta de la Independencia, en 1911, se realiza la primera parada militar que se tenga conocimiento después de la disolución del Ejército Libertador en 1830, la cual se realiza con gran marcialidad y decoro, al presentarse para este primer bicentenario una fuerza militar moderna y remozada en lo organizativo, logístico y el armamento típico de los ejércitos profesionales europeos. Un historiador militar y profesor de la Universidad Simón Bolívar de Venezuela, Germán Guía Caripe, resalta: La Rehabilitación Nacional del general Juan Vicente Gómez (1909-35) influirá notablemente en la ideología del Ejército Nacional. Debido a la necesidad de dotar al naciente Ejército, fruto de la Reforma Militar (1910-914), de equipos novedosos, el gasto militar ascendió considerablemente (...). A ciencia cierta no se sabe el volumen de compras de material de guerra por parte del gomecismo. La Reforma Militar no sólo se quedó en la formación de los oficiales, sino también permitió la creación de la Escuela de Clases para instruir a los cuadros subalternos de la tropa y la Escuela de Aplicación (1911) para los viejos oficiales en todo lo relativo a la Reforma Militar. También se crea y organiza el Alto Mando, la Inspectoría General del Ejército y el Estado Mayor General; mientras que en 1912 se establece una Escuela de Telegrafía, la cual es adscrita al Cuerpo de Artillería del Ejército.

Entre 1914 y 1935, se producen unos reajustes organizativos para dar mayor orden y coherencia a las unidades militares, basado en el modelo de influencia prusiana (1910-13), pero, después de 1919, se pasa a formar las unidades tácticas mediante el modelo que usa el esquema del Armée de Terre (la influencia francesa se haría sentir debido a la victoria en la Gran Guerra de 1914-918), por lo que se organizaron 23 batallones como unidades tácticas de maniobra en lugares estratégicos de Venezuela, tales como las ciudades de Caracas, Maracay, San Cristóbal, Trujillo y Maracaibo. En cada uno de ellos los soldados fueron dotados de un único tipo de fusil de cerrojo Mauser Modelo 1871 Gewehr 71/84 de 11 mm., de manera de imprimir coherencia en el manejo de las armas y utilización de munición. Se elaboraron dos códigos militares (1923 y 1933) y tres leyes de Servicio Militar Obligatorio (1919, 1926 y 1933). 

El 17 de abril de 1920 se crea la Escuela de Aviación Militar en el campo de instrucción aéreo establecido en Maracay, con el objetivo de formar y adiestrar pilotos para el servicio del Ejército y la Armada nacionales; pudiendo ingresar los oficiales, clases y civiles interesados. El 10 de diciembre se instituyó como Servicio Aéreo del Ejército. Por entonces, Francia gozaba de gran prestigio en el diseño, construcción y manejo de aeronaves y de ahí que los primeros equipos aeronáuticos (15 Caudron G3 nanomotores biplanos, biplazas, de tela y madera con velocidad de 100 km/h. y 2 hidroaviones Farman F-40) fueron adquiridos en ese país, lo cual incluyó la contratación de una misión militar francesa a fin de adiestrar a los futuros pilotos aviadores, fotógrafos aéreos y mecánicos.         

Con los primeros años de la Reforma Militar el armamento que se compra es de origen alemán. Después de 1920, se compran piezas de artillería francesa Saint-Chemond y en los últimos años del general Gómez Chacón crecieron las compras de algunos materiales de guerra a Estados Unidos de América, enviándose becarios, pero Francia seguía teniendo mayor influencia. En parte, el material de guerra que se compra a lo largo de los 35 años de la Presidencia del general Gómez Chacón se basa para mantener un orden interno, basado en armamento liviano: fusiles, municiones, ametralladoras (Hotchkiss de 7 mm.), cañones, pistolas, equipos para la tropa. Para la artillería de costa y la antiaérea fueron pocas adquisiciones, y los cañones de montaña no eran adquiridos en grandes lotes, subrayó Guía Caripe. Ya en 1926, el porcentaje del gasto militar se estimó en un 11 por ciento de promedio del total del presupuesto de la nación, con lo cual pudieron erigirse los nuevos cuarteles nacionales en las ciudades de Barquisimeto, Mérida y San Cristóbal.

Republic P-47D Thunderbolt conservado en el Aeronautics Museum of Maracay en Venezuela

También se adquirieron bibplanos Bréguet 270 para equipar una nueva escuadrilla, arriban al país los primeros vehículos automotores de Ford Motors especialmente acondicionados para fines militares, baterías antiaéreas, más ametralladoras Hotshkiss Mle 1914 de 7,92 mm., morteros Stokes de 81 mm.; hubo dotación de fusiles y munición de 7 mm., obuses y cañones de 37 mm. Modelo 1925 para tropas de asalto, entre otros equipos accesorios y se levantaron nuevos cuarteles para la infantería y caballería. En 1934 se construyen 12 vehículos blindados de reconocimiento en el Astillero de Puerto Cabello, a los que se les llama Tortuga (por la similitud), desarrollados a partir del diseño de una estructura blindada que había sido atornillada y montada sobre un chasis de camión 6x4 Ford Modelo 1934, a los que se les armó con una ametralladora Vickers Mk.3 de 7 mm. Ese mismo año se adquieren en Italia para su evaluación 2 tanques ligeros de asalto Fiat L3/33 armados con 2 ametralladoras Breda M30 de 6,5 mm., siendo los primeros blindados a orugas que dispuso el Ejército Nacional, encuadrados en el Regimiento de Artillería Ayacucho N° 1, junto a otros camiones 4x4 Ford modificados también en Puerto Cabello con barandas blindadas y armados con ametralladoras pesadas antiaéreas Hotchkiss Mle 1908 de 11 mm.

La amenaza de una nueva conflagración internacional a finales de la década de los treinta, dada la ascendente actividad del Partido Nazi en Europa, llevó al presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, a incrementar su preponderancia en Latinoamérica y forjar un sistema defensivo común contra cualquier clase de agresión militar proveniente de fuera del hemisferio. A tales efectos tuvieron lugar las conferencias panamericanas de Buenos Aires (1936) y Lima (1938), cuyos acuerdos animaron a la mayoría de los presidentes de la región, entre ellos al general José Eleazar López Contreras, 32° presidente de los Estados Unidos de Venezuela (1935-41), a renovar sus dispositivos defensivos y adecuar sus respectivas estructuras militares, siguiendo las influencias del US Army. En relación a este último aspecto, destaca la reforma de la Ley Orgánica del Ejército y la Armada de 1939, que recogió varios elementos doctrinarios sobre la manera de preparar y hacer la guerra convencional prevaleciente para la época.

La normativa legal establecía la denominación jurídica de Fuerzas Armadas Nacionales (FAN) para englobar todas las unidades de militares de tierra, mar y aire. Su razón de ser es la guerra, entendida para la época como un conflicto armado que se ejecuta en defensa del bienestar material y moral de la nación, el cual lleva implícito el sacrificio de bienes materiales y vidas humanas. En consecuencia, los integrantes de la institución militar debían ser considerados como los guerreros profesionales de la sociedad, preparados física y anímicamente para prevenir o participar en la contienda, cuando las condiciones así lo exigieran. Por otro lado, a los fines de asesorar al presidente en todo lo referente a la movilización en el país en tiempos de guerra, se creó el órgano interministerial Consejo Supremo de Defensa Nacional. De igual modo se instituye la Junta Superior de las Fuerzas Armadas como ente superior consultivo del Ministerio de Guerra y Marina.

Tras la incorporación de Estados Unidos a la II Guerra Mundial, Venezuela suscribe un acuerdo de cooperación militar, naval y aérea con Washington para la defensa del hemisferio occidental. El acuerdo facilitó el establecimiento en Caracas de una Misión Militar estadounidense para emplazar baterías de artillería de costa y entrenar efectivos venezolanos que tendrían el cometido de defender las instalaciones petroleras y los muelles de embarque de la embestida de los submarinos la Alemania Nazi. La cooperación militar de Estados Unidos con Venezuela se concentró solo en el aspecto operacional, según los términos de la Ley de Préstamos y Arriendo aprobada por el Congreso norteamericano el 11 de marzo de 1.941. Ello significó el suministro entre 1942 y 1945 de armamento ligero, aviones cazabombarderos P-47D Thunderbolt, bombarderos B-25 Mitchell, buques caza-submarinos, 18 tanques ligeros M-3A1 Stuart, 12 4x4 de reconocimiento White M-3A1 Scout Car, 9 semiorugas M-3A1, 2 tanques recuperadores M-32 Sherman, 20 motocicletas Harley-Davison WLA, 30 Jeep 4x4, 6 camiones Chevrolet de ¾ ton. y 2 ambulancias. Con este nuevo material se creó el Arma de Blindados (1945) en el Ejército Nacional y se activó el Batallón Motoblindado General en Jefe José Francisco Bermúdez N° 1.

Un mundo postguerra (1946-98)

Al final de la II Guerra Mundial, las Fuerzas Armadas inician un camino para una profunda reforma y modernización. Así vemos que en 1.947 la Marina de Guerra y la Aviación Militar logran su plena autonomía del Ejército Nacional y pasan a convertirse en la Fuerza Naval y la Fuerza Aérea Venezolana, en tanto que el Ministerio de Guerra y Marina es adecuado a los modernos preceptos de la ciencia militar derivados de la II Guerra Mundial al denominarse Ministerio de la Defensa Nacional. En efecto, el término Defensa Nacional englobaba la responsabilidad de todos los ciudadanos en la preparación y ordenamiento de los distintos factores relacionados con el desarrollo de la guerra, dirigidos por un Comando Único que, en tiempos de paz, coordinara el cumplimiento de los objetivos establecidos en el Plan de Defensa y que, en caso de beligerancia, movilizara los recursos necesarios a los fines de obtener la derrota del oponente. Por tanto, correspondería al Ministerio de la Defensa Nacional (posteriormente, a partir de 1951, simplificado el nombre a solo Ministerio de la Defensa) servir como órgano superior jerárquico de las Fuerzas Armadas Nacionales para el cumplimiento de sus nuevas funciones.

Cazacarros Buick M18A1 “Hellcat” en las calles de Caracas durante el golpe de estado del 23 de enero de 1958.

Los cambios operados en la concepción del Ejército Nacional en estos años estuvieron alineados con el incremento de la influencia del pensamiento militar estadounidense, lo cual favoreció el envío de un número cada vez mayor de oficiales venezolanos a cursar estudios en centros de formación como la Escuela de Artillería en Fort Sill, en Oklahoma; y la Escuela de Infantería en Fort Benning, en Georgia. En 1949, el Presidente de la Junta Militar de Gobierno, coronel Carlos Delgado Chalbaud, decreta que el 24 de junio se celebraría como el Día del Ejército, empezándose a partir de ese mismo año. Es importante destacar que en esa época se entendía que al decir Ejército se refería a todas las Fuerzas Militares de Venezuela, por lo que no es hasta el 27 de junio de 1958, cuando el 39° Presidente de la Junta de Gobierno de la República de Venezuela, contraalmirante Wolfgang Enrique Larrazábal Ugueto, emitió el decreto N° 288, el cual divide las Fuerzas Armadas Nacionales en Ejército, Marina de Guerra (Armada), Fuerza Aérea Venezolana (FAV) y Guardia Nacional (Fuerzas Armadas de Cooperación), y es a partir de ese momento que la conmemoración de la batalla de Carabobo se convierte en el Día del Ejército venezolano.

En 1950 y 1952 se inicia un programa de reequipamiento y modernización, además, de un nuevo pensamiento militar, que tiene mayor auge a partir de la llegada del general de división Marcos Evangelista Pérez Jiménez, 38° presidente de la República de Venezuela, quién acordó contratos de adquisición de 43 blindados ligeros AMX-13M51, 40 cazatanques Buick M-18A1 Hellcat, 30 vehículos blindados de reconocimiento 6x6 M-8 Greyhound, fusiles semiautomáticos livianos FN FAL-50.00 de 7 mm. procedentes de Bélgica, cañones automáticos antiaéreos Bofors de 40 mm. fabricados en Suecia y un número no determinado de obuses de artillería de campaña M2A1 de 105 y M114A1 de 155 mm. En cuanto a mejoras en la educación militar, resalta la creación de la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas (1954) donde se impartiría el primer curso de Comando y Estado Mayor, requisito para ascender a grados superiores y ocupar posiciones de mando de grandes unidades, generando importantes vínculos con el US Army por medio de la Misión Militar establecida en Venezuela, cuyos oficiales cumplieron funciones de asesoría técnica para adecuar el grado de profesionalismo de los futuros oficiales superiores de acuerdo con el patrón de la Escuela Superior del Ejército de Estados Unidos.

El naciente orden democrático en Venezuela (1962) se convirtió en un baluarte contra el establecimiento de un régimen de extrema izquierda. De allí que Estados Unidos prestara una renovada atención a la estabilidad interna del país, por considerarla esencial a sus propios intereses. Por consiguiente, el Washington autorizó la prestación de asistencia militar en base a lo estipulado en el Mutual Security Act de 1954, lo cual incluía entrenamiento militar a tropas venezolanas. En consecuencia, entre 1962 y 1968 las Fuerzas Armadas Nacionales libraron un conflicto no convencional dirigida contra Venezuela desde países bajo la órbita comunista, más específicamente, la República de Cuba, como parte de la dinámica de las guerras irregulares que venían registrándose en otras latitudes del llamado mundo emergente.

Para combatir esta escalada subversiva el Estado venezolano destinó el 2,4 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) al presupuesto del Ministerio de la Defensa, en tanto que el Ejército debió implementar cambios en la estructura y doctrinarios en su formación militar y adaptarlos a las tácticas de guerra contrarrevolucionaria o especial, desarrolladas por los ejércitos de Francia, Estados Unidos y Reino Unido, mediante la creación de batallones de infantería ligera, conocidos en Venezuela como de Cazadores. El empleo de equipos de transmisión y servicios informativos de inteligencia, el establecimiento de teatros de operaciones (TO), la planificación de acciones cívicas, operaciones psicológicas, además, de la adquisición de nuevos fusiles FN FAL 50.63 y Springfield M14E1, ametralladoras M60 y FN MAG, todos de calibre 7,62x51 mm. NATO, camiones tácticos REO M35 de 2 ½ ton., helicópteros Bell UH-1B Iroquois y Sud-Aviation SA316 Alouette III para el traslado de tropas y tareas de reconocimiento, fueron consecuencia de ello.

PZL M28 “Skytruck” del 721 Batallón de Aviones “General de Brigada Tomás Montilla”.

A la vez que continúan llegando otros sistemas de armas por la vía del programa de ayuda militar de los Estados Unidos; este es el caso de 15 FMC M-59 APC, considerados como los primeros vehículos blindados de transporte de personal de la FAN, la nueva estructura organización y operativa que había adoptado el Ejército hacía pocos años no consideraba a tales medios como prioritarios en su lucha contra los grupos subversivos de extrema izquierda, por lo que fueron transferidos a la FAV. Llegados los años setenta, y tras la sucesión de tres gobiernos democráticos de civiles, se logra poner fin a la lucha armada en Venezuela, en parte debido al papel asumido por las Fuerzas Armadas en su rol de leal sostén del sistema democrático, por lo que las autoridades políticas aseguraron en reciprocidad su compromiso de avanzar en su fortalecimiento en los aspectos vinculados con la seguridad y defensa del país.

Bajo esa disposición tiene lugar, el 24 de junio de 1971, la entrada en vigor de una ambiciosa reforma militar, el Plan Andrés Bello, circunscrito inicialmente a la Escuela Militar del Ejército, que en adelante se denominara Academia Militar de Venezuela y, posteriormente, a las otras escuelas de formación de la FAN. Tenía como objetivo llevar a un nivel superior la profesionalidad, dotando a los futuros oficiales de las Fuerzas Armadas de herramientas conceptuales y metodológicas para contribuir con el desarrollo nacional. También durante éste periodo se inicia el tercer plan de reequipamiento de las Fuerzas Armadas Nacionales del siglo XX, debido a la reducción del riesgo que representaban los movimientos guerrilleros dentro de Venezuela como factor de cambio político y, por otro lado, el resurgimiento de tensiones limítrofes con Colombia y la República Cooperativa de Guyana, por lo que las Fuerzas Armadas se verían en la obligación de replantear su doctrina operacional, dando prioridad a su clásica misión de defender la soberanía y la integridad del territorio, en lugar de ocuparse casi de manera exclusiva de las operaciones de contrainsurgencia.

Es así que la institución militar debe diseñar un ambicioso plan de modernización de su estructura defensiva y que se vio materializada con la adquisición de nuevos y sofisticados sistemas de armas para la época, entre los que destacan 33 blindados 4x4 Cadillac Cage (Textron Marine) V-100/V150 Commando (1969), que al final de la década de los setenta llegarían a 78 unidades; 120 cañones sin retroceso M40A1 de 106 mm.; en 1972 se adquieren directamente a los gobiernos de Francia, Estados Unidos e Italia 82 tanques medios AMX-30B, 4 recuperadores AMX-30D, 50 blindados de diferentes tipos de la serie AMX-13-VCI (AMX-PC, AMX-VCPM, AMX-VCTB y AMX-VCA), 18 cañones autopropulsados AMX-13 Mk F3 de 155 mm., 12 vehículos blindados rápidos 4x4 Panhard AML 60 S530 con torreta de SAMM (Société d'Applications des Machines Motrices) armada con dos cañones antiaéreos AME621 de 20 mm., 6 Bell UH-1H Iroquois, 18 cañones antiaéreos autopropulsados GM M42A1 Duster y 48 obuses remolcados Leonardo M-56 de 105/15 mm.

Tanques medios GIAT AMX-30V en la década de los noventa.

A la par de todos los nuevos sistemas de armas que estaban siendo incorporados, se da inicio a nuevos cambios dentro de la estructura militar, por lo que la institución armada vio incrementar su margen de autonomía frente al declinante interés de las autoridades civiles por ejercer a cabalidad su potestad supervisora; de ahí que lograra el beneplácito para la aprobación de importantes instrumentos legislativos donde se ponían de manifiesto varias ideas que flameaban en el mundo castrense venezolano. Este es el caso de la Ley Orgánica de Seguridad y Defensa (1976), fundamentada en los postulados teóricos de la Doctrina de Seguridad Nacional, la cual reforzó la discrecionalidad del sector militar en cuanto al manejo de información y operaciones estratégicas, mientras que la Ley de Conscripción y Alistamiento Militar (1978), instituye la obligatoriedad de proporcionar a los jóvenes estudiantes de los dos últimos años de colegiatura conocimientos militares necesarios ante la eventualidad de una movilización nacional de carácter bélico.

Dentro de la estructura organizativa de las unidades militares, se vuelve a realizar su reordenamiento. En el caso del Ejército se crea la Brigada Blindada (1974) con sede en la ciudad de Valencia y el Departamento Aéreo (1978) en la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda, en la Carlota (Caracas). También se comienza la construcción de importantes edificaciones, como los fuertes militares ubicados en las ciudades Maracaibo y Santa Teresa del Tuy, así como la nueva sede de la Comandancia General del Ejército, al igual que la de un nuevo edificio administrativo para el Ministerio de la Defensa. En la década de los ochenta, las tensiones geopolíticas por los diferendos limítrofes siguieron vigentes, a tal punto que el 11 de agosto de 1987 se produce una incursión en aguas territoriales del Golfo de Venezuela de la ARC Caldas (FM-25) de la Armada de Colombia, acción que casi concluye en una guerra total entre ambas naciones, que fue superada en gran medida por intermediación de su santidad el papa Juan Pablo II, el Secretario General de la OEA (Organización de Estados Americanos), Joäo Clemente Baena Soares, y del presidente de Argentina, Raúl Alfonsín. Por ello se decide dar continuidad a más programas de reequipamiento, en parte también para reemplazar el material de guerra que ya se encontraba en estado de obsolescencia.

Desde Israel llegan 2 aviones IAI Arava 201 (le seguirán otros hasta alcanzar 5), 12 lanzacohetes múltiples (1983) IMI AMX-13 LAR-160 de 160 mm. y 18 lanzadores de misiles antitanque (1989) IMI MAPATS; de Alemania (1984), 10 MAN 6x6 Transportpanzer (TPZ) Fuchs 1 y 2 lanzapuentes KMW MLC-70 Leguan; de Estados Unidos (1987), 101 4x4 Verne Corporation (General Dynamics Land Division) Dragoon 300 en diferentes versiones (42 LFV2, 25 APC, 21 PM, 11 PC y 2 RV) y 2 helicópteros Bell 412SP; del Reino Unido (1990), 84 tanques ligeros Alvis (BAE Land Systems) Scorpion 90 (78 FV101, 2 FV105 Sultan y 4 FV106 Samson); de Francia, (1991) 31 tanques ligeros GIAT (Nexter) AMX-13C90; y, finalmente, de Suecia (1990) 18 sistemas antiaéreos de misiles Saab/Bofors Dynamics RBS 70, a los que se irán incorporando más unidades en la próxima década. El 4 de febrero de 1992 se produce el primero de los pronunciamientos militares de ese año (el siguiente el 27 de noviembre), pero que a diferencia del segundo, es organizado y llevado adelante exclusivamente por integrantes del Ejército, quienes al frente de las unidades tácticas mejor equipadas y adiestradas, intentan derrocar al Gobierno legítimo del 43° presidente de la República, Carlos Andrés Pérez Rodríguez (1989-93), treinta años después de fracasados los últimos intentos golpistas, ocurridos en 1962.

Un nuevo pensamiento militar (1999-2021)

El 6 de diciembre de 1998 resultaría electo el ex teniente coronel del Ejército venezolano Hugo Rafael Chávez Frías como 47° presidente (1999-2013). Es entonces que dentro de las filas de las Fuerzas Armadas venezolanas se debatirían entre la disyuntiva de proseguir con su conducta de asegurar la estabilidad de las instituciones democráticas o, por el contrario, avalar la puesta en marcha de un proyecto hegemónico que, por varios años, anidó a la sombra de los cuarteles. Este retorno de un militar al frente del control del Estado produjo al poco tiempo de iniciado su Gobierno, un distanciamiento de Washington, lo cual condujo a que la FAN adoptará un nuevo pensamiento militar, al cual Chávez Frías definió como el conjunto de concesiones claras y bien concebidas, que con profundo sentido patriótico se desarrollaría en el marco del concepto estratégico militar para la defensa integral de la nación.

Helicóptero de ataque Mi-35M2 "Caribe" del 716 Batallón de Helicópteros de Ataque “Coronel Mauricio Encinoso”.

Es así que las Fuerzas Armadas venezolanas dan inicio al desarrollo de un nuevo pensamiento operacional y de la concepción de la guerra desde una visión más amplia, pues en este se vuelve a insertar a las milicias como parte del aparato defensivo y se revive el concepto del finales del siglo XIX y principios del XX de una Institución que integra a todas las armas bajo la subordinación de un mando central, pero que a su vez permite la autonomía operacional en ocho zonas de Defensa Integral. Desde que se promulgó la Constitución de 1999, el Ejecutivo ha reformado seis veces (2005, 2008, 2009, 2011, 2014 y 2020) la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Con estas nuevas reformas al texto legal de la cosmovisión castrense, se cambia el nombre por el de Ejército Bolivariano. Ya en el último año se promulga una nueva reforma, que en esta ocasión eleva al carácter Constitucional a la Ley de la FANB (Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 6.508 Extraordinario del 30 de enero de 2020).

Se impulsa desde el Gobierno un plan de adquisiciones de armas, como consecuencia de la transformación de la estructura operacional que se desarrolla en todos los componentes militares y que, sumado a la imposición de sanciones por parte de Estados Unidos, que impiden la adquisición de sistemas de armas con su tecnología, conduce a las Fuerzas Armadas a reorientar sus futuras compras a nuevos mercados. Más concretamente, se establecen acuerdos militares con la Federación de Rusia y las repúblicas Popular China e Islámica de Irán, Cuba y Turquía. En 2001, durante el encuentro de los presidentes Hugo Chávez Frías y Vladímir Vladímirovich Putin, se acuerda la firma del primer convenio militar en la capital rusa, el cual, al cabo de cuatro años, llevará a importantes contratos de compra, con lo cual empiezan a llegar a Venezuela tanques medianos T-72B1/T-72B1K, transportes de personal 8x8 BTR-80A, vehículos de combate blindados BMP-3, morteros autopropulsados 2S23 Nona-SVK de 120 mm., lanzacohetes múltiples 95A52-2/BM-30 Smerch de 12x300 mm. y BM-21-1 Grad de 40x122, morteros 2S12 Sani de 120, cañones antiaéreos ZU-23/ZOM1-4 de 23, misiles Igla-S, fusiles de asalto Kalashnikov AK-103/AK-104 7,62x39 mm. y millares de vehículos tácticos de diferentes tipos.

El Ejército Bolivariano se encuentra ejecutando desde 2020, una profunda reorganización de su estructura operativa, que en conjunto con la asesoría del personal militar de la Fuerza Terrestre de Rusia ha permitido crear nuevas unidades de choque, a las cuales ha denominado batallones de Infantería reforzados (BIR). Esta nueva formación de batalla congrega los medios blindados, artillería de campaña, zapadores y otros elementos de apoyo de combate necesarios para la ejecución de manera rápida operaciones de combate con fuerzas mixtas y de gran poder de fuego ofensivo. De igual forma, con la activación de estas unidades se hace evidente que las Fuerzas Armadas retoman el empleo de armas combinadas para la realización de operaciones militares de gran escala y que se compaginan con la doctrina de guerra de resistencia, por lo que en los BIR se encuadrarán elementos de milicias, brindando al componente terrestre de la FANB unidades tácticas que disfrutarán de mayor capacidad, movilidad y flexibilidad de maniobra ante las amenazas regionales presentes y los posibles nuevos escenarios de los campos de batalla actuales.

Revista Defensa nº 521 y 522, Douglas Bravo


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