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Martes, 19 de marzo de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Honduras-El Salvador dos aliados que se llevan mal

Ayer noticia

En el cuadro del conflicto centroamericano las cartas se encontraban perfectamente repartidas, correspondiéndoles las de aliados a Honduras, El Salvador y Guatemala, si quiera sea porque todos estos países optaron por suscribir la política de Washington en la región y encarar a Nicaragua, a cuyo régimen describían como una amenaza. Sin embargo, Honduras y El Salvador sostuvieron una sorda confrontación que empedró de dificultades el camino de su colaboración política y militar contra los sandinistas.

Quince años después de la corta pero cruenta guerra entre Honduras y El Salvador, originada en desacuerdos limítrofes, las discrepancias no han sido resueltas pese a que formalmente ambas naciones firmaron la paz ya que se comprometieron a encontrar una solución final a más tardar en diciembre de 1985.

La tensa situación que hoy vive el istmo, radicalmente alterada desde julio de 1979 cuando tomó el poder en Nicaragua el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), aligeró las presiones para dirimir de una vez por todas el conflicto entre Honduras y El Salvador. Ello, sin embargo, no ha podido evitar que las heridas dejadas por la guerra todavía subsistan cuando se trata de poner las cartas sobre la mesa.

Afectados por una virtual guerra civil que enfrenta a su Ejército con los guerrilleros izquierdistas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) respaldados por Nicaragua, los gobernantes de El Salvador se han sentido más inclinados a dar a entender a Honduras que es hora de deponer diferencias para enfrentarse a un enemigo externo que amenaza a toda la región.

foto: Los sandinistas se encuentran en el centro de Ias diferencias entre Honduras y El Salvador habiendo contribuido, indirectamente, a un acercamiento entre Ias dos naciones. En Ia foto tropas sandinistas con material procedente de la RDA.

Honduras, sin embargo, no se ha mostrado verbalmente muy partidaria de esta tesis y ha insistido en que debe lograrse un acuerdo legal o de lo contrario ha amenazado con llevar el asunto al Tribunal Internacional de La Haya. En la práctica, no obstante, ha terminado cediendo, por ahora, a la posición salvadoreña, aunque evidentemente influenciada por los Estados Unidos.

Como parte de la ayuda de Washington al Ejército salvadoreño para enfrentar a la guerrilla, una escuela de adiestramiento militar fue abierta en Honduras destinada a capacitar soldados de El Salvador. La apertura de esa institución ha sido motivo de polémicas en Honduras, pues algunos sectores temen que su país pueda estar entrenando militares con los que el día de mañana podrían enfrentarse de nuevo los hondureños.

EL PROBLEMA VISTO DESDE HONDURAS...

Los gobiernos de Honduras y El Salvador darán un vigoroso impulso a los esfuerzos para resolver el viejo problema limítrofe y procederán en los próximos meses a delimitar y demarcar la frontera, según dijo el canciller salvadoreño Jorge Eduardo Tenorio. La visita, el pasado 29 de agosto, del diplomático a Tegucigalpa para indicar al Gobierno del presidente Roberto Suazo Córdoba la disposición de la administración de José Napoleón Duarte de resolver este problema fue un testimonio para suponer que ambos países se encaminan a un acuerdo definitivo sobre esta materia.

Las diferencias limítrofes entre Honduras y El Salvador tienen raíces profundas, y en Tegucigalpa este problema se conoce como el conflicto de un siglo. En efecto, desde fines del siglo pasado las disputas generaron algunos enfrentamientos, porque hay una serie de puntos en la frontera donde ambas naciones reclaman soberanía territorial. De acuerdo a muchos internacionalistas hondureños, la frontera debe demarcarse en base a los documentos de posesión válidos al momento de declararse la independencia de España, en 1821, cuando los Estados centroamericanos se constituyeron como Repúblicas modernas.

En la década de 1950 los dos Gobiernos procedieron a la integración de una Comisión Mixta de Límites para ponerse de acuerdo sobre las zonas fronterizas en controversia.

Sin embargo, inexplicablemente, tal vez por cuestiones políticas, estas conversaciones fueron abandonadas.

Los disturbios fronterizos y luego la confrontación por una serie de partidos de fútbol, válidos para la clasificación Mundial en México en 1970, dieron lugar a una corta pero sangrienta guerra. La Prensa internacional, de manera precipitada, calificó la guerra en Honduras y El Salvador, ocurrida enjulio de 1969, como la guerra del fútbol. Pero los partidos de fútbol, bajo una atmósfera tensa y de agresiones físicas y de palabra, sólo fueron el motivo para desencadenar el enfrentamiento bélico que tenía su origen en problemas de población, fronteras y de intercambio comercial.

Unido a las disputas fronterizas, estaba el problema de la constante inmigración de salvadoreños a Honduras, estimada en más de 300.000 personas. También pesaba la crisis en el desigual intercambio comercial favorable a El Salvador.

El Gobierno de Honduras comenzó a regular la incontrolable llegada de salvadoreños, quienes al no contar con tierras en su país, por su reducida extensión geográfica, buscaban un territorio natural de escape, y ése era el hondureño.

Tras la guerra de 100 horas y el cese de fuego decretado por la Organización de Estados Americanos (OEA), quedaron para cada bando unos dos mil muertos y una tensa situación, además de una ruptura total de relaciones. Los diferentes intentos de lograr una pronta reconciliación chocaban contra el duro muro de las posiciones encontradas, hasta llegar a octubre de 1980, cuando fue firmado el Tratado General de Paz que puso fin al diferendo, bajo la presión de los Estados Unidos.

Agotada la etapa de negociación directa, la OEA patrocinó un proceso de mediación bajo la responsabilidad del ex-presidente peruano José María Bustamante y Rivero, quien logró la suscripción del Tratado General de Paz. En este instrumento se fijó un plazo de cinco años, que vence en 1985, para proceder a la delimitación y demarcación de la frontera entre las dos naciones centroamericanas.

Aunque el problema limítrofe se maneja como un secreto de Estado por ambas partes, se sabe que hay 418 km. en disputa, distribuidos en seis zonas, conocidas como bolsones, donde los dos países reclaman soberanía nacional. Estos bolsones están ubicados en la frontera terrestre, porque otro punto álgido son las disputas sobre el golfo de Fonseca, un condominio entre Nicaragua, Honduras y El Salvador, donde también hay agrias discrepancias.

En junio de 1983, el canciller hondureño Edgardo Paz Barnica, durante un informe al Congreso Nacional, se quejó del poco interés del Gobierno salvadoreño por resolver el problema limítrofe y del estancamiento de Ia Comisión Mixta de Limites para avanzar en esta materia.

Tras la intervención de Paz Barnica se registró una exposición del entonces jefe de las Fuerzas Armadas, general Gustavo Álvarez Martínez, quien al justificar el entrenamiento de tropas salvadoreñas en la costa atlántica de Honduras, por 150 asesores militares estadounidenses se comprometió formalmente a lograr la delimitación de la frontera con El Salvador.

foto: Soldados hondureños en Ias calles de San Pedro Sida, donde intervinieron contra la guerrilla.

A principios de 1984, el presidente Suazo Córdova envió una carta al presidente salvadoreño de ese momento. Alvaro Magaña, donde reclamaba la urgencia para resolver el punto citado. Magaña, con un gran candor contestó a Suazo Córdova que su país era víctima de la agresión del comunismo y que era más importante resolver el problema político-militar interno que atender la cuestión de los límites.

La diplomacia estadounidense, extremadamente influyente y persuasiva, no pudo convencer al anterior Gobierno salvadoreño para que procediera a una solución con Honduras, que permitía el entrenamiento de sus tropas en dicho territorio pese a los comentarios desfavorables de Ia oposición política hondureña.

También el general Álvarez Martínez fue separado el 31 de marzo pasado de la jefatura de las Fuerzas Armadas sin cumplir su solemne promesa de presionar a El Salvador a delimitar y demarcar la frontera.

El canciller hondureño Paz Barnica, en enero de 1984, exigió al Gobierno salvadoreño una explicación en torno a los artículos de la nueva Constitución salvadoreña donde se establece Ia irreductibilidad de su territorio, sin haber definido la frontera con Honduras. Mientras Ias quejas del canciller hondureño se hacían públicas, centenares de soldados salvadoreños recibían un intenso adiestramiento militar, en materia de contrainsurgencia, bajo la responsabilidad de los boinas verdes, veteranos en su mayoría de Ia guerra del Vietnam. Según Robert Callahan, portavoz de la embajada de los Estados Unidos en Tegucigalpa, en el Centro de Entrenamiento Militar (CREM) se han adiestrado más de 3.500 soldados salvadoreños, pertenecientes a los batallones Belloso y Atonal de El Salvador. Los Estados Unidos al entrenar a los soldados salvadoreños en Honduras se han ahorrado muchos millones de dólares. Sin embargo, con el cambio en la cúpula del poder militar, en marzo pasado, Honduras ha condicionado la capacitación de soldados en el CREM, ubicado en la costa atlántica hondureña, a la solución del conflicto limítrofe.

Las tropas salvadoreñas seguirán entrenándose en Honduras porque daremos impulso a la solución del diferendo fronterizo, declaró, en tono seguro, el canciller salvadoreño José Eduardo Tenorio, durante su última visita a Tegucigalpa. Días antes, su homólogo Paz Barnica declaró a los periodistas que Honduras condiciona ahora el entrenamiento de soldados salvadoreños al arreglo fronterizo.

El trabajo de esta Comisión Mixta se ha visto afectado porque sus actividades de campo no se han podido realizar, ya que precisamente en las zonas en disputa se efectuan violentos combates entre tropas gubernamentales salvadoreñas y la guerrilla del FMLN.

Por otro lado, el plazo para la resolución vence en octubre de 1985, o sea que le quedan a la Comisión Mixta de límites pocos meses para arreglar el conflicto de un siglo. Según el Tratado General de Paz, si no se logra en el plazo previsto, el problema tendrá que pasar a la jurisdicción del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, en Holanda.

Por ahora, Honduras, que ha llevado la peor parte en esta situación, se prepara para concurrir a La Haya y piensa nombrar, desde ahora, un embajador ante este organismo. Mientras tanto, los soldados salvadoreños, que no logran vencer a la guerrilla de izquierda en su propio país, se seguirán entrenando en Honduras, pese a las críticas de los medios políticos opositores al Gobierno del médico liberal Roberto Suazo Córdova.

...Y DESDE EL SALVADOR

Los intereses estadounidenses en la región prácticamente han neutralizado el conflicto limítrofe El Salvador-Honduras, estiman analistas políticos de El Salvador. Ello, se dice, no impide que en más de alguna oportunidad surjan voces ultranacionalistas que reclaman que de una vez por todas se solucione esa situación.

Recientemente hubo en San Salvador una nueva reunión de las comisiones de límites de ambos países para limar ciertas asperezas y porque ya algunas voces hondureñas sugieren que tal situación debe someterse al Tribunal Internacional de La Haya. En los círculos políticos salvadoreños no se cree, sin embargo, que el diferendo se lleve a semejante instancia y cualquier supranacionalismo sería neutralizado por los Estados Unidos que tienen vital interés en las buenas relaciones Honduras-El Salvador.

Antes de la reunión de las comisiones celebrada en San Salvador, hubieron en Honduras declaraciones nacionalistas en relación con la situación limítrofe, las cuales fueron consideradas lesivas en El Salvador. Tales declaraciones dieron origen a una nota de protesta del Gobierno salvadoreño y en ellas dejó ver la Cancillería que la situación bélica no debería dar lugar a estas fricciones. El Salvador decía en su nota entre otras cosas: Los momentos dramáticos por los que actualmente atraviesa Centroamérica en conjunto, nos obliga a todos los países centroamericanos comprometidos con Ia democracia, Ia justicia social y el respeto a los derechos humanos, a mantener una posición común frente a aquellos factores externos que pretenden desestabilizar la región.

foto: Entierro en Masaya de un sandinista caído en un choque contra Ias tropas hondureñas.

En aquella ocasión el canciller Tenorio dijo también a los hondureños que El Salvador siempre ha mantenido una clara voluntad política para lograr el arreglo definitivo al problema limítrofe, de buena fe, conforme a Ia letra y el espíritu y dentro de los procedimientos y plazos establecidos en el Tratado General de Paz de 1980.

La guerrilla salvadoreña, sin embargo, al analizar esta situación la crítica como conflictos intrascendentes pues ninguno de los dos países respeta la soberanía del otro cuando se trata de defender los intereses estadounidenses.

Tropas hondureñas han penetrado en territorio salvadoreño y El Salvador no ha protestado en ningún momento y lo mismo han hecho efectivos militares salvadoreños causando incluso víctimas hondureñas, dice el FMLN.

EI FMLN alega que en la región de Morazán varias veces han expulsado a soldados hondureños que invaden el territorio en persecución de guerrilleros, de común acuerdo con ambos Ejércitos y la complacencia del Gobierno de los Estados Unidos que utiliza el territorio de Honduras para sus bases exploratorias sobre El Salvador y asistencia a los antisandinistas nicaragüenses.

Recientemente, sin embargo, las Comisiones de Límites de El Salvador y Honduras se reunieron para analizar el estado de las negociaciones y entonces surgió la declaración del canciller Tenorio en el sentido de que no cree que este diferendo sea necesario llevarlo al Tribunal Internacional de La Haya. Los delegados hondureños, por su parte, encabezados por el Dr. Mario Carías Zepeda, dijeron que también Honduras está dispuesta a trabajar con la mejor buena voluntad.

Negó Carías que en Honduras exista alguna campaña contra El Salvador o los salvadoreños y más bien debe entenderse que son opiniones aisladas que se dan dentro de un marco de libre expresión. Si hay voces que atacan a El Salvador y encuentran eco en algunos sectores, eso no significa que sea la opinión unánime de los hondureños ni muchos menos el criterio oficial. Tal vez hay corrientes que pretenden sembrar enemistad entre El Salvador y Honduras pero no lograrán su propósito, aunque tampoco el Gobierno les coarta su libertad de expresión en la prensa hondureña, comentó.

Sobre el tema limítrofe, reconoció que efectivamente hay problemas un tanto delicados y difíciles, pero su solución depende del impulso, ritmo y voluntad con que se traten. Por su parte, el canciller Tenorio aseguró que llevar este conflicto al Tribunal Internacional sería algo oneroso tanto para El Salvador como para Honduras, debido a los viajes que tendrían que realizarse.

El Dr. René Padilla y Velasco, uno de los expertos salvadoreños en Ia Comisión, expresó que lo más que puede responderse es que existe un espíritu recíproco de buena voluntad. El Salvador no ha querido hacer públicas sus pretensiones aunque los hondureños en diversas oportunidades han reclamado territorios que hoy permanecen en calidad de bolsones, o sea, aquellos donde la guerrilla ha podido encontrar refugio sin que los Ejércitos de El Salvador y Honduras penetren abiertamente. 

Revista Defensa nº 82, febrero 1985, Salvador Llanera


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