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Los cañones de los submarinos, medio siglo de actividad a través de dos conflictos mundiales

Ayer noticia

Hacia los años 50, los sumergibles fueron privados de los cañones y de las ametralladoras a las que nos habían habituado las películas sobre la SGM. Cierto que su arma principal siempre fue el torpedo, pero en las dos contiendas mundiales el cañón y la ametralladora asumieron un papel importante.

El primer submarino dotado de armas con estrías fue proyectado y construido en 1885 por Thorsten Nordenfelt, quien le había instalado la ametralladora manual y multitubo por él inventada, así como un lanzatorpedos externo accionado desde el interior de la nave. El sumergible de Nordenfelt estaba en la vanguardia como armamento, pero tenía un sistema de propulsión muy poco adecuado: la máquina de vapor.

Nordenfelt, gracias a su socio Zaharoff, el mercader de armas que se enriqueció con la representación de las ametralladoras Maxim, había conseguido venderle el primero de sus submarinos a Grecia, después a Turquía y por último recibió un encargo de cuatro ejemplares por parte de Rusia. El diabólico Zaharoff habría desencadenado una carrera armamentística si el primero de los submarinos destinado a Rusia-37 metros de largo, 250 ton. De desplazamiento, dos ametralladoras Nordenfelt y dos lanzatorpedos- no hubiese naufragao en la costa danesa mientras era transferido a la base de Kronstadt.

El verdadero antepasado del moderno sumergible no fue, pue, éste sino el conocido proyectado por el norteamericano John Philip Holland, en 1898. La suya sería la primera nave subácuea con motor de explosión, que proporcionaba el empuje necesario para navegar en superficie, y que recargaba los acumuladores gracias a un motor eléctrico empleable en inmersión; un procedimiento que no pudo superarse—aparte del mejoramiento obtenido gracias al Diesel— hasta la llegada de los submarinos a propulsión nuclear.

Adoptado por la US Navy en 1900, con el nombre de SS-1 Holland, permaneció en servicio diez años. Al principio estaba armado con un cañón neumático inventado en 1883 para lanzar granadas cargadas de dinamita cuya baja aceleración hacía que no explotasen en el momento del disparo. Tuvo una cierta fortuna en la US Navy hasta el extremo de ser empleado en la guerra hispano-norteamericana (1898), pero quedó superado tan pronto como aparecieron los explosivos insensibles a los choques. El cañón neumático original del Holland alcanzaba sólo 50 m., razón por la cual fue prontamente desembarcado.

 

LOS COMIENZOS

En 1910 1as principales Marinas tenían en servicios o en construcción unos 300 sumergibles pero sólo un año después, el cuarto ejemplar de la clase británica Holland D, fue montado como cañón una pieza costera de 12 libras, esto es, de calibre 76/40, Otros 57 buques, todos ellos británicos y de la clase E, recibieron esas mismas piezas. En 1914 hizo acto de presencia una versión antiaérea con un alza hasta los 85 grados y un tiro útil hasta los 6.000 m. de altura (en disparo horizontal llegaba a los 10.700 m). La Royal Navy fue la primera en colocar cañones en sus submarinos porque tenía una errónea concepción del empleo del Arma subácuea. El Almirantazgo opinaba que los submarinos estaban destinados a operar junto con la Flota de superficie para combatir a las naves de guerra enemigas, para lo cual debían navegar a la máxima velocidad, entonces alcanzable sólo en superficie, lo que les facultaba para el empleo de la artillería.

 

LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Al estallar la PGM, los alemanes comprendieron pronto que el torpedeamiento y hundimiento en una hora de tres cruceros británicos —Aboukir; Hogue y Cressy— por parte del U-9, debido sobre todo a la sorpresa de la nueva Arma, no iba a marcar la tónica y que los sumergibles debían de ser empleados más contra el tráfico mercante que contra los buques de guerra.

Cañón de 102/35 Schneider-Armstrong, modelo 1914-15, de un submarino italiano clase “Bandiera”.

 

Las limitaciones del Derecho Internacional que imponía a las unidades de guerra el ejercicio del derecho de presa exclusivamente contra las naves que llevasen contrabando obligaban a los submarinos a detener a los mercantes, inspeccionar su carga y, en el caso de que ésta fuese ilícita, hacer embarcar a la tripulación y a los pasajeros en las lanchas de salvamento antes de echarlas a pique. Para estas operaciones el cañón era muy útil y los alemanes empezaron a montarlos en las cubiertas de sus submarinos en la primavera de 1915. Más tarde, al optar por la guerra sin limitaciones, los cañones serían empleados contra los mercantes aislados para ahorrarse los costosos torpedos y también para la defensa antiaérea.

Sobre los U-Boote oceánicos, con desplazamiento entre las 600 y las 800 ton. y que, con casi 200 ejemplares, formaron las clases más numerosas construidas por la Marina imperial, se instalaron uno o dos cañones de 88/45 ó 105/45 mm. La pieza de 88/45, adoptada en 1906, fue la más difundida y disparaba una granada de 9,5 kg., a una distancia de 12 km. Cosas del progreso, el 105/45, aparecido en 1916, situaba una granada de 18 kg. a la misma distancia. Algunas clases de los submarinos costeros más pequeños recibieron un cañón de 57 mm. En 1918 aparecieron los cruceros sumergibles alemanes, en gran parte minadores, cuyos dos cañones de 152 mm. les proporcionaban una notable superioridad frente a los mercantes armados, al máximo provistos con piezas de 102 mm.

Los submarinos italianos, que obtuvieron escasísimos éxitos en la PGM por errores tácticos y porque el tráfico naval austriaco discurría al reparo de las islas dálmatas, comenzaron a incorporar cañones sólo a partir del entregado en agosto de 1915 y que montaba 76/30 Armstrong Ansaldo modelo 1914, en la proa, y otro a popa. Hasta entonces la Regia Marina había recibido 24 submariros, entre ellos el Delfino, que databa en 1889, armados únicamente con torpedos. Acto seguido causaron alta 34 más de varias clases. producidos en Italia y fuera, todos con menos de 500 ton., y llevando a popa un cañón de 76/30 que fue instalado en número de dos en los dos Pacinotti, de 869 ton., y en los seis Pietro Micca, de 1.244 ton. El 76/30 situaba una granada de 4,28 kg_ a 6.000 m. Los cuatro Barbarigo, de 762/924 ton, , disponían de dos Ansaldo RM modelo 1916 y antiaéreo de 76/40, cuya granada pesaba 6 kg, y tenían un alcance máximo de 10.000 m. y, hacia lo alto, de 6,000.

Francia dotó a sus sumergibles con cañones de 57 a 90 mm, mientras que a la US Navy le gustaban más las piezas de 76 y de 102 mm. armando un modelo costero con una ametralladora de 12,7.

Una de las poquísimas clases de submarinos en la que el arma principal no era el torpedo fue la M británica, constituida por tres naves de 1.950 ton., construidas en 1917-18 para cañonear a Estambul.

Un submarino italiano y su cañón, listo para entrar en acción.

 

Además de cuatro lanzatorpedos, una pieza de 56/40 antiaérea sobre afuste retirable y una ametralladora, los M embarcaban un cañón de 305/50 Mark IX como el de los acorazados de la clase King Edward VII. Disparaba una granada de 390 kg, a 30 pero el alcance útil contra objetivos costeros se reducía en un tercio siendo aún más bajo blancos navales. Los cañones de 305 al final sólo serían empleados en el adiestramiento sustituyéndoselos. en la postguerra, por un hangar para un biplano de reconocimiento o para un tubo posaminas. De esta serie el M-I fue abordado por un mercante, en 1925, y se hundió con sus 69 tripulantes.

 

LA PRIMERA POSTGUERRA

El concepto de sumergible con artillería pesada se resistía, sin embargo, a morir. Entre 1921 y 1925 la Royal Navy hizo construir el crucero submarino X-l, de 3.600 ton., dotado con cuatro cañones de 130/52 gemelos en dos plataformas protegidas con escudo, dos ametralladoras y seis lanzatorpedos, pero ya en 1933 lo colocó en la reserva.

Los elevados costes de los cruceros submarinos no compensaban los resultados. Buena prueba de ello fue el francés Surcouf, que fabricado en Cherburgo entre 1927 y 1933, era en la época el más grande y mejor armado sumergible del mundo, pero no hundió ni a una sola nave. Con 4.300 ton. de desplazamiento, llevaba dos cañones gemelos de 203/50, dos cañones antiaéreos de 37/60 y cuatro ametralladoras Hotchkiss de 13,2 gemelas (a las que en 1942 se unieron dos Colt M1895 de 7,7), cuatro tubos lanzatorpedos internos fijos de 533 mm. y otros ocho externos y ajustables de 533 y de 400. Disponía de un hangar para un hidroavión biplano Besson MB-411 de reconocimiento. Su reserva de municiones ascendía a 24 torpedos, 600 granadas de 203, 1.000 de 37 y cartuchos de 13,2. El alcance máximo de los 203/50 era de 25 km., pero el tiro útil se reducía a la mitad incluso empleando telémetro.

Submarino soviético S2 (C-2) y su pieza artillera, en enero de 1940, en el Golfo de Bornia

 

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

De las estadísticas recogidas por Jurgen Rohwer sobre los éxitos obtenidos por los sumergibles del Eje, es decir, de Alemania e Italia, se desprenden dos consideraciones. La primera es que el cañón fue empleado con una cierta asiduidad (pero siempre en porcentajes mínimos con relación al torpedo) sobre todo en los océanos, mientras que en aguas restringidas como el Mediterráneo, el Báltico, el Mar Negro y el Mar Rojo su uso fue reducidísimo porque la intervención de los aviones o de los buques de superficie era demasiado rápida para que fuese aconsejable atacar emergidos. La segunda es que los éxitos con el cañón se consiguieron casi exclusivamente en los primeros años de la guerra, dado que después el creciente empleo del radar por parte de los aviones obligaba a los submarinos a navegar en inmersión y, también, porque a menudo los cañones fueron sustituidos por ametralladoras antiaéreas.

En los cuatro meses de guerra de 1939 (meses de septiembre a diciembre) los U-Boote hundieron, en el Atlántico y en el Mar del Norte, 158 buques de los cuales 22 únicamente empleando el cañón y 21 con el uso mixto de torpedos y artillería.

Esta última modalidad significaba, por lo general, que la nave atacada se resistía a los cañonazos, trataba de escapar y debía ser torpeada. Victimas de los ataques con cañón eran a menudo los pesqueros y veleros, pero frecuentes fueron también las veces en las que buques de gran tonelaje eran echado a pique con el cañón. El más grande fue el petrolero francés Emile Miguet, de 14.115 ton., hundido por el U-48, del comandante Schultze, el 12 de diciembre de 1939 al Oeste de Irlanda.

En 1940 los sumergibles alemanes e italianos, siempre en el Atlántico, destruyeron 474 naves, de ellas 27 con cañón y 30 con torpedo y cañón. Estos valores bajaron a 456, 14 y 21 en 1941. Al año siguiente las embarcaciones hundidas fueron 1.009, de las cuales 61 con cañón y 132 recurriendo al sistema mixto. En estos tres años los buques de más de 4.000 ton. enviados al fondo del mar exclusivamente con cañón fueron más de una docena, de ellos dos por parte del submarino italiano Cappelllini, del comandante Todaro. En 1943 únicamente 8 cayeron víctimas del cañón y otros tantos de éste y de los torpedos, sobre un total de 309 hundimientos.
Por último, en 1944-45, apenas hay un hundimiento con cañón sobre un total de 141.

En el Océano Indico de junio de 1940 a febrero de 1941 operaron, limitadamente en el Mar Rojo y en el Golfo de Omán, sólo sumergibles italianos que acabarían con cuatro mercantes. El Torricelli tuvo la
primacía de haber enviado al fondo del mar, a cañonazos, una nave de guerra de más de 1.000 ton. El submarino, mandado por el comandante Pelosi, fue obligado a emerger y con su pieza de 100/43 hundió al contratorpedero de 1.690 ton. Khartoum, dañando a la cañonera Shoreham, de 1.105 ton.

 

BALANCE EN TODOS LOS OCEANOS Y MARES

La entrada del Japón en la SGM, en diciembre de 1941, desató una creciente actividad subácuea en todo el Océano Indico. Desde esa fecha y hasta finales de 1942 los sumergibles del Eje, incluidos nueve (U-Boote y el Cagni del comandante Liannazza a partir del otoño, eliminaron 141 buques, de ellos 16 con cañón y 30 con torpedos y granadas. Un solo hundimiento con cañón corrió por cuenta de los alemanes que se llevarían la parte del león en el Indico, sin que superasen nunca el 409 meridiano Este. Desde enero del 43 a febrero del 45 las pérdidas de buques aliados descendieron a 130, 15 de ellos con el cañón, casi siempre veleros, y 19 con torpedos y granadas.

El 102/35 antes citado, esta vez a bordo de un submarino italiano clase Squalo.

 

A señalar que los japoneses emplearon la artillería para echar a pique nueve embarcaciones con desplazamiento comprendido entre las 1.200 y las 4.900 ton., dañando a tres de 8.169. 2.065 y 4.872. No se comprende por qué ninguna de estas naves fue rematada con torpedos, armas que no parece que se les hubiesen agotado. La fuerza subácuea nipona no tuvo nunca, a diferencia de lo sucedido con otras Marinas, problemas con los torpedos utilizando el Tipo 95 (1935), con un alcance de 12.000 m., parecido al efectivo de los cañones. En el Océano Pacifico los sumergibles japoneses, con el concurso del solo U-862 del comandante Timm, aparecido en diciembre de 1944, hundieron 77 buques en los 53 meses de guerra; seis fueron enviados al fondo a cañonazos y cinco con torpedos y granadas sólo en agosto de 1942. También vemos que, en los primeros siete meses de guerra, los sumergibles del Sol Naciente dañaron con el cañón a siete naves de 2.100 a 10.800 ton., sin alcanzar a destruirlas.

En el Mediterráneo, de junio de 1940 a septiembre de 1941. los sumergibles italianos echaron a pique 19 buques, solo uno de ellos con el cañón y tres con éste y los torpedos. Desde octubre de 1941, cuando aparecieron los U-Boote, hasta mayo de 1944. al finalizar las operaciones subácueas, los submarinos del Eje exterminaron 183 buques de los que 36, todo ellos veleros, con la artillería. En el Artico los hundimientos fueron 104, 7 a cañonazos afectando a cañoneras y embarcaciones sin motor. En el Báltico destruyeron 12 naves pero sólo una, un submarino soviético, con el cañón y la proa; idéntico sistema al empleado por los alemanes para aniquilar veleros finlandeses cuando este país firmó la paz por separado con Moscú. Otros tres fueron hundidos con el cañón. En el Mar Negro de las 12 embarcaciones hundidas nada más que cuatro, todas ellas cañoneras soviéticas, sucumbieron al impacto de las granadas.

 

LAS ARMAS

El concepto de armar a los sumergibles con cañones de grueso calibre únicamente tuvo auge en el Japón, donde sobre un total de 160 unidades entre las 400 y las 6.500 ton. construidas de 1921 a 1944, unas 70 fueron provistas con una pieza de 140/50 y dos con un par. El alcance del 140/50 modelo 1922 de tiro rápido era de 16 km. y lanzaba una granada de 38 kg. Otros 27 recibieron el 120/40 modelo 1914 (16 km y 20 kg.), mientras que los restantes habían de contentarse con cañones de 100/50 y 76/40 modelo 1928 con radios de acción, respectivamente, de 16,2 y 10,8 km. y de granadas de 13 y 6 kg.

Los cuatro clase 1-400 Sen Toku de 1944, que con 5.223 ton. de desplazamiento en superficie y 6.560 en inmersión fueron los submarinos más grandes de la SGM, llevaban un 140/50, unas diez ametralladoras Hotchkiss de 25 mm., ocho tubos con una reserva de veinte torpedos y tres hidroaviones de bombardeo Aichi M6A Seiran o Yokosuka E14Y que deberían haber atacado el canal de Panamá.

El Ambush, británico, con su cañón de 102/40 Mark XII.

 

Los japoneses, según el almirante Jachino, dada su concepción del honor militar, desdeñaban la guerra subácuea al tráfico mercante y preferían golpear a las unidades militares, pese a las advertencias en contra de los alemanes. Por eso los samurai del mar construyeron tantos cruceros sumergibles e incluso portaaviones sumergibles, armados con artillería pesada, o sumergibles de bolsillo e incluso torpedos humanos. Los submarinos nipones que consiguieron mayores éxitos fueron los de la clase KD6A, construidos en número de once entre 1933 y 1940 y armados con un cañón de 100/50, después sustituido por otro de 127/40. A ellos se debe el hundimiento del portaaviones Yorktown.

La US Navy entró en la guerra con unos 120 submarinos, dotados casi todos con cañones de 76/23, 76/50 y 102/50. Sólo diez tenían cañones de mayor calibre: siete, de la clase Tautog y Gar, montaban un 127/51 Mk 9 mientras que los 152/53 Mk 18/1 iban en parejas en el Argonaut y en los dos Nautilus. Algún incompetente de alto nivel había establecido que para inducir a los comandantes de los sumergibles a operar poco en superficie, era necesario adoptar piezas de escaso calibre, tanto que los tres Barracuda vieron como les eran sustituidos los cañones de 127/51 por los de 76/50 en 1928, dos o tres años después de que entraran en servicio. Dado que los torpedos norteamericanos raramente estallaban, un problema que sólo se resolvió dos años después de Pearl Harbour, los sumergibles estadounidenses al comienzo de la SGM estaban casi desarmados.

A partir de 1943 algunas de las unidades de las nuevas clases Gato y Balao, originalmente provistas con piezas de 76/50 y de 102/50, y todas las de la clase Tench de 1944 (en total unas 200 naves) recibieron el cañón de 127/25, insólitamente corto, pero preferido a los modelos de calibre menor por los efectos mucho más devastadores de su granada de 22 kg.

Los sumergibles de la US Navy, a diferencia de los japoneses, aplicaron en el Océano Pacifico la lección de la batalla del Atlántico. Así, gracias a las deficiencias tácticas y técnicas de los medios antisubmarinos nipones, superaron a sus enemigos-maestros de los U-Boote destrozando totalmente las extensas líneas de abastecimientos del Imperio del Sol Naciente. Las defensas antisubmarinas de los japoneses llegaron a ser tan irrelevantes, en un momento dado, que los norteamericanos atacaban tranquilamente con el cañón dejando los torpedos para acciones en las que se esperaba una reacción seria. Esto llevaría al incremento de las ametralladoras antiaéreas pesadas. Por eso las Browning M2 Heavy Barre/ de calibre 12,7, refrigeradas por aire, fueron sustituidas por las Oerlikon de 20/70 sobre afuste monotubo. Vale la pena decir que tanto las Browning como la Oerlikon citadas continúan en servicio. A partir de 1943 los submarinos comenzaron a acoger también la ametralladora Bofors de 40/56.

Por lo que hace a los alemanes, el arma con estría de mayor calibre que emplearon los U-Boote fue el 10,5 cm. SKO/32, o sea el cañón naval (Schiffskanone) modelo 1932, montado en el U-25 y en el (3-26 y pronto relegado al adiestramiento en los tipos IX de la serie A, B y C, producidos en más de 200 ejemplares. y en los minadores oceánicos tipo XB, en total ocho buques. Esta pieza de 105/41 tenía un alcance de 15.175 m. y disparaba una granada de 15 kg. El armamento antiaéreo de las unidades hasta ahora en una ametralladora Mauser de 20 mm. y una 3,7 cm. SKC/30U. En 1942 los sumergibles tipo IXA, y IXC y tipo XB desembarcaron el cañón de 105 mm. y la ametralladora del 20 sustituyéndola por otra gemela del mismo calibre, y una de 37 mm., ambas dirigidas hacia la popa. La clase más difundida, la tipo VII, ,en las series de la A a la C, producidas en más de 700 ejemplares de 1936 a 1944, montaban la pieza de 88/45, denominada 8,8 cm. SKC/35. Este cañón, que nada tiene que ver con el famoso antiaéreo de 88/56, disparaba una granada de 90 kg. a 11.950 m. y contaba con un alza máxima de 30 grados.

El armamento antiaéreo consistía en una ametralladora de 2 cm. Flak 30 que, dada su baja cadencia de tiro, fue pronto sustituida por la 2 cm. Flak 38, que conseguía los 500 d.p.m. También los U-Boote tipo VII. a partir de 1941, reemplazaron el cañón de 88/45 por ametralladoras monotubo del 37 y bitubo del 20, estas últimas hasta en número de cuatro, con lo que eran capaces de proyectar al cielo 80 kg. de metal en diez segundos. Las ametralladoras del 20, marca Mauser, junto con otras pocas marcas Oerlikon y Madsen, constituyeron el único armamento secundario de los submarinos costeros tipo ll que, al principio, disponían de una sola, pero que llegarían a portar cuatro en dos afustes bitubo.

Dos submarinos de la «Kriegsmarine» germana se encuentran en pleno océano.​

 

El Arma subácuea italiana, durante la SGM, empleó sobre todo los cañones de 102/35 y de 100/47. Ambos modelos lanzaban una granada de 16 kg. a 1l.700 m. Dos cañones de 100/43 modelo OTO 1924 y 1910, fueron implantados con resultados decepcionantes, sobre todo en el tiro antiaéreo, en los cuatro Archimede I de 1931. La versión mejorada modelo 1927 se instalaría en los cinco Brin y en los tres Foca, pero ya comenzada la guerra fue sustituida por el cañón de 100/47. En cuanto a los submarinos oceánicos más viejos —los cuatro Balilla y el Fieramosca— se armaron con una pieza de 120/45 mientras que los sucesivos Micca y Calvi (tres unidades) embarcaron dos. El 120/45 OTO modelo 1931 situaba una granada de 22 kg. a 14.000 m. de distancia, Sobre los Balilla sustituyó al 120/27 OTO modelo 1924, menos eficiente y preciso.

Casi todos los submarinos italianos incorporaron también dos ametralladoras monotubo y cuatro gemelas Breda modelo 1931, calibre 13,2 mm. Las Breda 1931 monotubo tipo Mas, con un peso de 47,5 kg., eran extraídas tan pronto como el buque emergía y montadas entonces en afustes de trípode. Se derivaban de las Hotchkiss del mismo calibre y estaban refrigeradas por aire. Sobre los Settembrini, Platino, Tritone de la primera serie, Marcello, Marconi, Foca, Luizzi, Brin y Saint-Bon y sobre el sumergible Malaspina fueron montados dos afustes retirables para las Breda 31 gemelas.

En el Reino Unido la mayor parte de los submarinos fueron armados con el cañón de 102/40 Mark XII aparecido en 1919. Su granada, de 14 kg., cubría hasta 10.500 m. El Mark XII y su variante el Mk XII*, fueron montados en los submarinos pertenecientes a las clases L, Parthian, Triton, Thames y gran parte de las S, así como en los Oberon, Regulus y Porpoise, en total más de cien unidades. Una modificación del Mk XII*, el Mk XXII, aparecida durante la guerra, situaba una granada de 16 kg. a 9.560 m. Fue montada en cinco unidades de la clase Talent y en dos de la clase S.

De la treintena de sumergibles costeros de la Royal Navy, alrededor de la mitad incorporaron el cañón de 76/40 de la PGM y el resto ametralladoras Oerlikon de 20 mm., que constituirían también el armamento antiaéreo de las unidades mayores.
Por lo que hace a la Marina soviética, el cañón de mayor calibre de sus submarinos fue el 102/45, montado sobre 41 unidades, de las clases Dekabrist, Garibaldietz, Pravda y K. La granada pesaba 17,5 kg.
Otra veintena de sumergibles, estos de la clase S, llevaban una pieza de 75/50 y los 131 de las clases Kommunist, Shtshuka y Malutka, disponían del cañón antiaéreo de 45/46, que disparaba una granada de 1,43 kg. a 9.500 m. de distancia y a 6.000 hacia lo alto. Los 54 Shtshuka portaban dos. La misma pieza actuaba como armamento secundario antiaéreo en los Dekabrist y en los S.

EL CREPÚSCULO

En la postguerra el cañón comenzó a desparecer de los submarinos, siendo desmontado de las unidades ya existentes y no previéndose para las nuevas. Algo razonado por la necesidad de obtener una menor resistencia hidrodinámica; el hecho de que el sumergible, gracias al empleo del snorkel y después con la propulsión nuclear, iba transformándose cada vez más en submarino, con periodos en superficie limitados, y por el escaso rendimiento del cañón en los últimos tres años de la SGM.

Dos submarinos japoneses fotografiados en mayo de 1943​

 

En 1950 la US Navy modificó buena parte de sus Tench y Balao con el sistema GUPPY (Great Underwater Propulsive Power) dándole una línea más ahusada al casco y a la vela y desembarcando las piezas de 127/25 y las ametralladoras Bofors de 40. También la Royal Navy pisó la misma senda, pero mantenían disposiciones para recolocar los cañones dado que estaba empeñada en la lucha contra la piratería en Extremo Oriente. En los primeros años 60 algunos sumergibles británicos fueron rearmados con cañones durante la Konfrontasi con Indonesia.

Al llegar 1965, sin embargo, las grandes potencias navales como los Estados Unidos y el Reino Unido, ya no tenían cañones ni ametralladoras a bordo de sus unidades subácueas. Quedaban en todo el mundo una decena de Marinas, alrededor de 240 sumergibles, dotados con ese tipo de armas siendo 210 de ellos soviéticos: de la clase W, que estaba desembarcando el armamento externo, y de la R, en vías de desactivación. En 1970 la era del cañón había acabado.

Revista Defensa nº 199, noviembre 1994, Gianfranco Simone

 


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