
(defensa.com) De los restos de lo que fue la Fuerza Aérea de Gadafi, más numerosa que eficaz, los libios han conseguido devolver al servicio no menos de tres ejemplares MiG-21, a las órdenes del general retirado Jalifa Haftar, hombre cercano a Washington, que se ha levantado en armas contra las milicias islamistas, a las que combate en Trípoli y en Bengasi. Sus aviones bombardearon varios campamentos de los milicianos en Misrata, causando docenas de muertos y heridos. El objetivo era aliviar la presión que sufren los laicos de Zintan, que defienden las ruinas de lo que fue el aeropuerto internacional de Tripoli.




