Además, según informó a la prensa el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Inovación brasileño, tampoco los acuerdos con Ucrania siquiera aluden a la posibilidad de transferencia tecnológica entre ambos países para fabricar el equipo que integraría el emprendimiento conjunto.
De hecho, la construcción del cohete Cyclone 4, destinado especialmente a este proyecto, se ha ralentizado notoriamente en Ucrania, mientras, como ya es costumbre en el Brasil actual, una comunidad de descendientes de antiguos esclavos fugitivos, que se ubicaban en áreas fortificadas denominadas "Quilombos", una de las cuales integraba la actual Base, ha planteado reclamos económicos a las autoridades, e inclusive, se ha presentado en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Además, existen dudas, a nivel ambiental, sobre la polución emergente de algún accidente o incidente, por la gran cantidad de combustible demandado por los Cyclone 4, en comparación con los propulsores utilizados en la actualidad, al menos para lanzamientos brasileños.
La cancillería y el Ministério de Ciencia, Tecnología e Innovación , agilizan sus gestiones frente al gobierno de USA para llegar a un acuerdo especialmente de salvaguardias tecnológicas, ya que muchos elementos usados para finalidades espaciales, podrían serlo también para proyectos militares, siendo, paradójicamente, también Estados Unidos el principal cliente potencial a nivel comercial del Centro de Lanzamiento de Alcántara (CLA), dada su relativa proximidad con el Ecuador, que permite mayores cargas satelitales y menor consumo de combustible.
Por otra parte, a nivel de credibilidad por antecedentes, las potencias espaciales desconfían de Brasil, porque este país incumplió severamente las cláusulas para pertenecer a la Estación Espacial Internacional, no entregando ninguno de los seis componentes que había comprometido para esa misión por la moderada cantidad de 120 millones de dólares, pero dispuso de más de 10, contratando a la agencia espacial rusa Roskosmos para transportar a su hasta ahora único astronauta, Marcos Pontes. (Javier Bonilla)