Se encuentra equipada con cuatro líneas de producción avanzadas de acuerdo a lo informado por la corporación estatal rusa Rostec: dos dedicadas al ensamblaje de munición con núcleo de acero y dos para la fabricación de balas trazadoras y cartuchos de fogueo de cartuchos de 7,62x39 mm.
El director ejecutivo de Rostec, Oleg Yevtushenko, destacó a través de un boletín de prensa la importancia de este proyecto, señalando que próximamente se prevé la puesta en funcionamiento de otras instalaciones de producción, como la fábrica de fusiles de asalto Kalashnikov AK-103, que también estará ubicada dentro del mismo complejo industrial donde se produce la munición y que serán operadas por la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (CAVIM).
Esta planta garantizará un ciclo completo de producción de cartuchos y fusiles de asalto Kalashnikov en Venezuela, destinados a las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas y fuerzas del orden. “Este es un paso importante en el desarrollo de la cooperación tecnológica con nuestro socio clave en Latinoamérica”, afirmó Yevtushenko.
De acuerdo con lo declarado a los medios de comunicación venezolanos durante el recorrido por las nuevas instalaciones, cada línea de producción tiene la capacidad de producir decenas de miles de cartuchos por turno. El programa de pruebas realizado en la estación de control y pruebas confirmó la calidad de los productos fabricados y su conformidad con las características declaradas.
Además de las líneas de producción de munición, las compañías rusa y venezolana, también han puesto en funcionamiento un edificio de destrucción de residuos, almacenes para componentes de munición, un campo de tiro para realizar pruebas de los cartuchos con bala trazadora (con un área de trabajo de 210 metros), así como un depósito de fuego y otras estructuras auxiliares.
Presión de las sanciones
La construcción de esta planta de cartuchos en Venezuela, cuyo inicio se remonta al año 2006, representa un desafío significativo para Rosoboronexport, debido a la presión de las sanciones impuestas a ambos países por Washington y Bruselas.
Sin embargo, a pesar de estas restricciones, CAVIM junto con Rostec lograron implementar este complejo proyecto de infraestructura. “Demostramos al mundo que siempre cumplimos con nuestras obligaciones con nuestros socios”, declaró Alexander Mikheev, director general de Rosoboronexport. Con la puesta en marcha de la primera etapa de la planta, los directivos rusos señalan que se logrará potencial la capacidad de defensa de Venezuela, permitiéndole la capacidad para producir hasta 70 millones de cartuchos 7,62x39 mm al año. Los planes inmediatos incluyen la puesta en marcha de la línea de ensamblaje de fusiles de asalto AK-103, tras la cual se implementará toda la cadena de producción tecnológica como se había suscrito.
El lanzamiento de las cuatro líneas de ensamblaje de cartuchos se llevó a cabo en presencia del viceministro de Planificación y Desarrollo para la Defensa, mayor general (EB) Henry Rodríguez Martínez, y del ministro de Industria y Producción Nacional, Alex Saab; Durante el evento, se firmó el acta de inicio de la operación de garantía de la primera etapa de la planta de cartuchos.
Las Fuerzas Armadas de Venezuela operan desde 2006 diferentes sistemas de armas y equipos militares de fabricación rusa, incluidos aviones caza Sukhoi Su-30Mk2, helicópteros de transporte y ataque de Russian Helicopters, vehículos blindados y armamento de infantería, con la puesta en operación de esta planta de munición representa un nuevo hito para Rosoboronexport en la colaboración en materia militar entre ambos países y por otra parte le permite elevar la capacidad de defensa de Venezuela.





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