La necesidad de hacer frente a un adversario especialmente combativo en un entorno nada clásico ha llevado a los responsables del Ministerio de Defensa de Rusia a incidir en que sus empresas sean cada día más capaces de suministrarles armas, ocupando un papel clave los vehículos aéreos controlados a distancia (RPAS, Remotely Piloted Aerial System), que cada vez son más empleados en combate para hacer frente a posiciones fijas con tropas o vehículos y para intentar neutralizar los avances de las columnas mecanizadas y motorizadas.
El Ministro de Defensa de Rusia, general de ejército Serguéi Shoigú, ha asistido en fechas recientes, en un polígono de la zona moscovita, a una presentación de novedosos RPAS, que pronto, si no lo están ya, van a estar disponibles para que sus tropas sean más letales.
La exhibición de los nuevos drones ha incluido el lanzamiento de granadas de mortero simuladas para verificar su potencial combativo. (MD Rusia)
Lo que Shoigú ha conocido, y que es el resultado del impulso que se ha hecho a su propia industria de Defensa para que produzca nuevos equipos y lo haga en cantidad suficiente como para que su empleo pueda llegar a ser determinante en los objetivos que se plantean, son diferentes modelos de aeronaves pensadas para ser desplegadas en Ucrania.
Rusia apuesta por sistemas aéreos de concepción cuadricóptero, con un aspecto general y sistemas de control que no difieren mucho de los que caracterizan a drones empleados en tareas civiles. Lo que se ha hecho, y puede verse analizando las fotos, es hacer que varios modelos de sistemas de RPAS, tipo cuadricóptero -con cuatro rotores para poder despegar y aterrizar en vertical- se hayan modificado con soluciones ingeniosas y sencillas que consisten en incorporarles anclajes y dispositivos mecánicos para que, activados por el operador a distancia, puedan dejar caer una carga sobre un determinado lugar.
Los hemos podido ver con cuatro anclajes situados por parejas junto a la parte central del fuselaje de los RPAS. En ellos se sitúan otras tantas granadas de mortero ligero de forma que pueden dejarse caer, de una en una o en salva, sobre aquel punto en el que se ha identificado, con la cámara óptica y optrónica del dron, que hay un objetivo de interés.
La solución incorporada a los drones ha sido dotarlos de un sistema sencillo y ligero para anclar granadas o artefactos que se dejan caer sobre el adversario. (MD Rusia)
Observamos en las imágenes suministradas que avanzan hacia modelos de drones que son de diferente tamaño. Los más compactos incluirían el modelo señalado y otro con dos anclajes muy sencillos en su parte inferior para poder llevar sendas granadas y lanzarlas.
Lo que Shoigú pudo ver incluye también un dron de similar configuración con cuatro hélices pero algo mayor en lo que a su tamaño se refiere. Su parte inferior ha sido conformada para llevar paquetes que seguramente incluirán cargas con explosivos previamente conformadas o también un soporte de aluminio tipo tambor donde colocar nada menos que una decena de granadas de mortero, lo que le da una autonomía combativa mucho mayor y también incide en que sean unos RPAS capaces de actuar contra varios objetivos -por ejemplo una batería antiaérea con lanzadores, radares y sistemas de control o el asentamiento de una batería de piezas artilleras- en un mismo vuelo o hacerlo contra aquellos que requieren reiteración en el ataque para lograr su propia destrucción. (Octavio Díez Cámara)