El Vehículo de Pruebas Orbitales (Orbital Test Vehicle u OTV) X-37B, construido por Boeing se prepara para iniciar su octava misión (OTV-8) desde la Costa Espacial de Florida, con despegue programado para el 21 de agosto. Este hito se produce menos de seis meses después de la exitosa finalización de la OTV-7. El X-37B es un vehículo espacial reutilizable, no tripulado y desarrollado para la Fuerza Aérea y Fuerza Espacial de Estados Unidos.
Su objetivo principal es probar y demostrar tecnologías espaciales avanzadas, muchas de ellas de carácter clasificado, así como realizar experimentos de larga duración en órbita terrestre baja. Aunque sus detalles operativos siguen siendo secretos, el X-37B se considera un activo estratégico fundamental en la nueva carrera espacial y un pionero en vehículos espaciales reutilizables autónomos.
"Con cada vuelo sucesivo, el X-37B ha demostrado adaptabilidad y flexibilidad al albergar diversos experimentos y ser pionero en nuevos regímenes orbitales", declaró Michelle Parker, vicepresidenta de Sistemas de Misiones Espaciales de Boeing. Esta misión continúa ese legado al desplegar tecnologías de vanguardia que impulsan la capacidad espacial y mejoran la resiliencia de las arquitecturas futuras.
Experimentos militares en el espacio
El OTV-8 volará con un módulo de servicio, ampliando la capacidad para experimentos y abriendo nuevas oportunidades para los socios de la misión, entre los que se incluyen el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea y la Unidad de Innovación de Defensa.
La misión albergará demostraciones de tecnologías de comunicaciones láser entre satélites de alto ancho de banda, así como del sensor inercial cuántico de mayor rendimiento jamás probado en el espacio. La Fuerza Espacial de Estados Unidos aprovechará los conocimientos de esta misión para fundamentar las futuras arquitecturas espaciales.
"La demostración de comunicaciones láser del OTV-8 marcará un paso importante en la capacidad de la Fuerza Espacial de Estados Unidos para aprovechar las redes espaciales comerciales como parte de arquitecturas espaciales diversificadas y redundantes", declaró el Jefe de Operaciones Espaciales de la Fuerza Espacial de Estados Unidos, General Chance Saltzman. "De este modo, fortalecerá la resiliencia, la fiabilidad, la adaptabilidad y la velocidad de transporte de datos de nuestras arquitecturas de comunicaciones satelitales".
El revolucionario sensor inercial cuántico demostrará posicionamiento, navegación y sincronización precisos en entornos sin GPS. Los sensores inerciales cuánticos, útiles para la navegación en el espacio profundo y cislunar, prometen ampliar las fronteras tecnológicas de los viajes y la exploración espacial de larga distancia.
"La demostración del sensor inercial cuántico de OTV 8 es un avance positivo para la resiliencia operativa de los Guardianes en el espacio", declaró el Coronel Ramsey Hom, comandante del Delta Espacial 9. "Ya sea navegando más allá de las órbitas terrestres en el espacio cislunar u operando en entornos sin GPS, la detección inercial cuántica permite capacidades de navegación robustas donde la navegación GPS no es posible. En definitiva, esta tecnología contribuye significativamente a nuestro impulso dentro del Quinto Escuadrón de Operaciones Espaciales y en toda la Fuerza Espacial, garantizando el movimiento y la maniobrabilidad incluso en entornos sin GPS".
Los equipos de Boeing y la Fuerza Espacial de Estados Unidos están preparando el avión espacial para su lanzamiento en las instalaciones de Boeing en el Centro Espacial Kennedy, Florida. Desde su lanzamiento inaugural en abril de 2010, la aeronave ha permanecido más de 4.200 días en el espacio.
Plataforma para experimentar
El X-37B se está empleando como plataforma para experimentar con sistemas de comunicación láser de alta velocidad, navegación autónoma cuántica sin depender del GPS, y tecnologías de transmisión de energía solar desde el espacio a la Tierra. Todo ello permite a Estados Unidos adelantarse en capacidades que podrían ser decisivas en futuros conflictos o escenarios de crisis. Puede ejecutar maniobras como el frenado aerodinámico para cambiar de órbita o aterrizar sigilosamente, lo que dificulta su rastreo y le otorga flexibilidad táctica en la gestión de misiones y experimentos sensibles. Su autonomía total también reduce la exposición del personal y aumenta la resiliencia ante ataques o interferencias.
La nave permite probar materiales, sensores y sistemas de defensa en condiciones espaciales extremas, incluyendo el despliegue de pequeños satélites experimentales, lo que ayuda a optimizar futuros sistemas de alerta temprana, inteligencia y defensa contra amenazas antisatélite. La visibilidad de sus capacidades, incluyendo el manejo eficiente de combustible y la gestión de desechos espaciales, es utilizada como una señal de disuasión ante competidores como China y Rusia, que también desarrollan sistemas orbitales avanzados y armas antisatélite.






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