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Viernes, 5 de diciembre de 2025 Iniciar Sesión Suscríbase

Países Bajos y Estados Unidos coproducirán el avanzado misil aire-aire AMRAAM para la OTAN

Uno de los F-35 con sus bodegas de armamento abiertas, en las que se aprecia sendos misiles AMRAAM. (foto Real Fuerza Aérea de los Países Bajos)
Uno de los F-35 con sus bodegas de armamento abiertas, en las que se aprecia sendos misiles AMRAAM. (foto Real Fuerza Aérea de los Países Bajos)

Los Países Bajos y Estados Unidos han lanzado un estudio conjunto para ampliar la producción de los misiles contra medios aéreos de medio alcance AIM-120 AMRAAM, de la norteamericana Raytheon, mediante la participación de la industria holandesa. Esta iniciativa busca fortalecer la cadena de suministro de defensa de la OTAN y acelerar la entrega de misiles destinados a equipar los aviones de combate Lockheed Martin F-35 y los sistemas antiaéreos Kongsberg Defence & Aerospace (KDA) NASAMS.

El 3 de noviembre de 2025, el gobierno holandés anunció que Estados Unidos había aprobado un estudio de viabilidad para explorar la participación de la industria neerlandesa en la producción, montaje y mantenimiento de los misiles AIM-120 AMRAAM (Advanced Medium-Range Air-to-Air Tactical Missile).

Según el Ministerio de Defensa de los Países Bajos, este paso marca el inicio, por primera vez en la historia, de la coproducción del AMRAAM con un socio europeo de la OTAN. Se trata de una medida estratégica destinada a aliviar los cuellos de botella en la cadena de suministro transatlántica. La iniciativa podría impactar significativamente en la velocidad de entrega de los AMRAAM para los aviones de combate F-35 y los sistemas de defensa aérea terrestre NASAMS (National Advanced Surface-to-Air Missile System), además de reforzar el apoyo militar a Ucrania. Al trasladar parte de la cadena de suministro de misiles a Europa, la OTAN obtendría reservas de munición más profundas y una mayor capacidad para aumentar la producción cuando sea necesario.

El AMRAAM es el misil aire-aire de largo alcance que constituye la columna vertebral de las fuerzas aéreas occidentales. En servicio desde principios de los años noventa, ha sido continuamente actualizado hasta los actuales estándares C-7/C-8 y D/D-3. Su buscador de radar activo, el enlace de datos en vuelo y su modo de empleo “disparar y actualizar” lo han convertido en el armamento predeterminado de los F-35, F-16, F/A-18 y otras plataformas. Además, su sección de guía equipa los lanzadores NASAMS para defensa aérea terrestre de medio alcance. El AMRAAM-ER (Extended Range), versión mejorada desarrollada por Raytheon, que amplía el alcance de los lanzamientos terrestres dado que cuenta con un motor más grande, permitiendo a los NASAMS interceptar objetivos-aeronaves, misiles y drones-a mayor altitud y distancia, una evolución clave a medida que los aliados expanden la defensa aérea en capas.

Desde el punto de vista operativo, el AMRAAM cuenta con un largo historial en combate, desde las primeras misiones de vigilancia aérea y zonas de exclusión tras la Guerra Fría hasta las recientes intercepciones de misiles de crucero y sistemas no tripulados. En Ucrania, las baterías NASAMS equipadas con AMRAAM han sido reconocidas por fuentes abiertas y autoridades por su alta eficacia contra amenazas aéreas rusas, destacando la adaptabilidad del misil desde el ámbito aire-aire hasta la defensa antiaérea e integrada en tierra. Este historial operativo es fundamental para la demanda actual y para justificar la ampliación de las plantas de producción.

La importancia estratégica de habilitar la producción de AMRAAM en los Países Bajos es triple

Primero, fortalece la cadena de suministro de la OTAN al distribuir la fabricación, el montaje y el mantenimiento más cerca de los usuarios europeos, reduciendo la dependencia logística transatlántica y el riesgo de retrasos durante contingencias de alta intensidad. Segundo, profundiza la integración industrial de defensa entre Estados Unidos y Europa. La iniciativa neerlandesa se describe explícitamente como el primer paso hacia la coproducción del AMRAAM con un socio europeo de la OTAN, alineándose con la Estrategia de Defensa para la Industria e Innovación de La Haya y aliviando los retrasos en las exportaciones de Estados Unidos.

En tercer lugar aborda directamente las carencias de capacidad provocadas por la recapitalización simultánea de Washington, el rearme aliado y la necesidad urgente de reservas para Ucrania, transformando a Europa de un centro de demanda pura en una fuente adicional de suministro para un misil diseñado en Estados Unidos.

En comparación con sistemas competidores y complementarios, la ventaja del AMRAAM sigue siendo su nivel de integración y la escala de su producción. El Meteor europeo, de MBDA, ofrece una cinemática formidable con motor estatorreactor y una zona de no escape más amplia, pero no está ampliamente integrado en plataformas ni en sistemas terrestres estadounidenses. El AMRAAM, en cambio, ya está homologado por todos los socios del F‑35 y los operadores de NASAMS, con una logística y un entrenamiento plenamente maduros.

El futuro AIM-260 JATM (Joint Advanced Tactical Missile), desarrollado en Estados Unidos, será el sistema de próxima generación para combates aéreos entre aeronaves, pero aún se encuentra en fase de transición hacia un despliegue a gran escala. Hasta entonces, el AMRAAM seguirá siendo el caballo de batalla de la Alianza, tanto para lanzadores aéreos como terrestres. La coproducción en los Países Bajos, por tanto, complementa —en lugar de sustituir— estos programas, al ampliar la capacidad de producción de un misil que la Alianza puede emplear hoy.

Desde una perspectiva geopolítica y militar, un nodo de producción europeo de AMRAAM consolidaría una postura de suministro transatlántica “de dos hemisferios”. Acortaría los ciclos de reposición para los usuarios europeos de F‑35 y los operadores de NASAMS, reforzaría los arsenales integrados de defensa aérea y de misiles de la OTAN antes de cualquier crisis prolongada y enviaría una clara señal de asunción compartida de riesgos industriales con Estados Unidos.

Para Washington, la participación neerlandesa distribuye el riesgo de aumento de producción sin renunciar a la autoridad de diseño, estabiliza las entregas bajo el régimen de ventas militares extranjeras y libera las líneas estadounidenses para absorber la transición al JATM y otros incrementos de producción de munición. Para Bruselas y las capitales aliadas, reduce la exposición a fallos puntuales y apoya el objetivo político de una columna europea más autónoma dentro de la OTAN.

El estudio de viabilidad entre los Países Bajos y Estados Unidos es, en definitiva, más que una nota a pie de página en la industria de defensa: representa un movimiento deliberado para convertir la alineación política transatlántica en capacidad industrial tangible para el misil de largo alcance más ubicuo de la OTAN. Si se concreta, una línea de producción de AMRAAM en los Países Bajos transformará la presión de la demanda en capacidad real, acortará los plazos de entrega para los usuarios europeos y sostendrá los stocks estadounidenses y aliados a largo plazo. El mensaje a los adversarios es inequívoco: la Alianza Atlántica invierte no solo en nuevos conceptos, sino también en la profundidad inmediata de munición necesaria para defender su espacio aéreo y a sus socios. (Julio Maíz)

 


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