La futura arma táctica NGP será diseñada para reemplazar al actual Penetrador de Artillería Masiva (MOP) GBU-57/B y será integrada en el futuro bombardero furtivo Northrop Grumman B-21 Raider, pieza clave del sistema estratégico de ataque de largo alcance estadounidense. Y es que luego de que bombarderos Northrop Grumman B-2 Spirit lanzaron 14 bombas GBU-57/B sobre los complejos subterráneos de Fordow y Natanz en Irán del 21 y 22 de junio pasado, los Mandos de la USAF pudieron percatarse de las limitaciones de la munición MOP en servicio.
Según documentos públicos de la USAF concernientes al programa NGP, la futura bomba antibúnker contará con una ojiva de hasta 22.000 libras, menor que las 30.000 libras de la GBU-57/B, lo que facilitará, de acuerdo a los Mandos de la Fuerza Aérea, su integración en la bahía interna del futuro bombardero B-21. A diferencia de su predecesor, el NGP podría incorporar propulsión propia, permitiendo lanzamientos desde distancias más seguras en entornos con defensas aéreas avanzadas.
Uno de los avances más significativos del programa NGP será su sistema de guía y navegación, con una precisión terminal de CE90 a 2,2 metros, incluso en entornos con GPS degradado o con saturación electrónica. Esto representará una mejora sustancial frente a las bombas JDAM convencionales, cuyo margen de error puede superar los 30 metros sin señal GPS.
Además, las NGP integrarán espoletas inteligentes, capaces de detectar vacíos estructurales y contar capas de suelo para detonar en el punto óptimo dentro de instalaciones subterráneas, esta tecnología será crucial en los futuros campos de batalla cuando se carezca de información detallada sobre la profundidad o diseño del objetivo a ser atacado.
La Fuerza Aérea de los Estados Unidos espera recibir entre 3 y 5 prototipos a escala real en los próximos 18 a 24 meses, bajo el contrato de Adquisición Ágil para Todo el Eglin (EWAAC), con pruebas que validen su rendimiento en condiciones reales, pues el objetivo es alcanzar un Nivel de Preparación Tecnológica (TRL) de 5 a 6, lo que indica un diseño maduro y listo para pruebas operativas que en un principio podrían ser llevadas a cabo en bombarderos B-1B Lancer o B-2 Spirit.
El desarrollo de bombas NGP responde a una tendencia global en la que la proliferación de infraestructuras militares subterráneas, como por ejemplo China, que ha construido un complejo subterráneo de 600 hectáreas cerca de Pekín y más de 320 silos reforzados para misiles balísticos intercontinentales (ICBM), y en este contexto, Washington y el Pentágono buscan mantener su capacidad de disuasión y ataque convencional sin recurrir a las armas nucleares.
Las bombas antibúnker han sido parte del arsenal estadounidense desde la primera Guerra del Golfo (1990 - 1991), pero el NGP representa un salto cualitativo, ya que su combinación de precisión, penetración y adaptabilidad lo convierte en una herramienta clave para enfrentar los desafíos de la guerra moderna, donde los objetivos ya no están a la vista, sino enterrados bajo capas de concreto y acero.






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