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Lunes, 14 de octubre de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Bombarderos B-52 y B-21: la apuesta de la Fuerza Aérea de Estados Unidos

Centenar y medio de B-21 “Raider” buscarán dar a USAF el liderazgo del poder aéreo necesario para las próximas déadas. (USAF)
Centenar y medio de B-21 “Raider” buscarán dar a USAF el liderazgo del poder aéreo necesario para las próximas déadas. (USAF)

La Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF, United States Air Force) ha decidido apostar por una curiosa sinergia en sus esfuerzos económicos a futuro. Su presupuesto, en el que ya se contemplan aquellos programas que intentarán ser lo suficientemente disruptores para que pueda enfrentarse a las amenazas que se ciernen ahora sobre todo en la zona del Pacífico, contempla una panoplia de bombarderos en activo diferente de la actual.

Los famosos B-1B “Lancer”, con sus características alas de flecha variable, y el furtivo B-2 “Spirit”, que puede volar a larguísimas distancias para soltar su carga ofensiva sin que su presencia sea detectada, van a ir dándose de baja en los próximos años. La USAF plantea centrar sus capacidades de bombarderos en sólo dos modelos, una medida que va a permitir a corto plazo reducir los recursos económicos, que son especialmente elevados, asignados a mantenerlos en servicio y operativos.

Los B-52, con nuevos motores y sistemas, seguirán volando dos o tres décadas para llegar a cumplir un siglo de vida. (USAF)

En ese esfuerzo, en el que la USAF concreta que tanto el bombardero B-1B como el B-2 aún tienen vida activa en servicio, se centran en el esfuerzo económico que se requerirá durante los próximos cinco años en ellos. A partir de 2030 paree ser que no serán plataformas con capacidades creíbles y por eso se va a iniciar, si el Congreso de Estados Unidos no lo impide, su baja paulatina.

Potencial dual

Hoy la USAF sólo tiene 14 de sus 20 “Spirit” operativos y los “Lancer” se han ido, poco a poco reduciendo, de forma que son 45 los disponibles. Hasta, por lo menos, 2028 se seguirán inyectando grandes partidas económicas -unos 300 millones de dólares- para modernizar y mantener las capacidades de los B-2. A la vez que las destinadas al B-1 serán especialmente exiguas, aunque ya se sitúa que serían plataformas óptimas para los misiles hipersónicos AGM-183 ALRRW (Air-Launch Rapid Response Weapon).

Frente a esa decisión sobre dos de los tres tipos de bombarderos actualmente en servicio en la USAF se plantea hacer un relevante esfuerzo para que los antiguos B-52 “Stratofortress”, que por su capacidad de carga son vectores únicos para desplegar todo tipo de armamento ofensivo y hacerlo en una gran cantidad, sigan en servicio hasta una fecha que ahora se estima en 2050. Se les van a integrar, entre otras mejoras, nuevas turbinas, una aviónica mejorada y mejores equipos de auto supervivencia.

Los furtivos B-2, de los que sólo hay 14 operativos, serán dados de baja poco a poco y sustituidos por los B-21 (USAF)

A corto/medio plazo la USAF va a insistir en apostar por el novedoso B-21 “Raider”, su futuro avión furtivo que le servirá para el control del mar y de todos aquellos escenarios donde se tenga que actuar. Sus capacidades para evadir los sistemas de detección del adversario serán aprovechadas para obtener la mejor ventaja táctica y estratégica; por ello, desde una cifra inicial de 100 ejemplares del B-21 previstos ya se habla de que adquirirán 145 de ellos.

La USAF tiene claro que la unión de la tradición aportada por el B-52 con las tecnologías de los B-21 serán las que, en relación con los bombarderos, marcarán la diferencia en posibles enfrentamientos con China, Corea del Norte o cualquier otro país donde se produzca un conflicto como consecuencia de una crisis. (Octavio Díez Cámara)

 




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