Diciembre puede ser un mes decisivo para el NGWS/FCAS (New Generation Weapon System/Future Combat Air System), el proyecto franco-germano-español que nació en 2017 y que se tambalea por las tensiones entre los coordinadores nacionales de Francia (Dassault Aviation) y Alemania (Airbus). Francia, en palabras de Eric Trappier, CEO de Dassault, lleva mucho tiempo asegurando de manera desafiante que podría desarrollar el programa por su cuenta, sin necesidad de socios. Desde sus comienzos se ha visto vapuleado por un choque interno de fuerzas, que se está revelando mayor que el empuje en aras del interés común. La propia Dassault se opuso a que Airbus fuera el coordinador nacional en España, lo que motivó que Indra, entonces lejos aún de ser el gran tractor de la industria de defensa nacional que va camino de ser hoy, entrara como coordinador nacional, si bien aportando segundos platos, como la nube de combate.
A finales de este mes de noviembre se hacía público el enésimo desencuentro entre los socios industriales franceses y alemanes, con respuesta política de ambos. El comité de empresa de Airbus en Alemania asegura estar harto de las presiones galas y plantea salir y estudiar otras opciones, lo que llevó de nuevo a Dassault a solicitar el liderazgo del NGWS/FCAS, del que le interesa principalmente el avión de combate, más que el resto de la arquitectura (que incluye la citada nube de combate, sensores avanzados, drones de diversos tipos e interconexión en red con inteligencia artificial).
Como nadie quiere dejar morir un programa valorado en 100.000 millones de euros, los socios se han comprometido a reunirse antes del fin de este año para consensuar el futuro del proyecto, al menos así lo anunciaron los ministros de Defensa francés y alemán, España no se ha pronunciado oficialmente. La revisión de lo proyectado inicialmente podría pasar por centrarse en la nube de combate y dejar que cada país busque, por su cuenta, su futuro avión de combate de sexta generación, que debería entrar en servicio en 2040, según el calendario FCAS. Para Francia esta fecha era innegociable, junto a la posibilidad de desarrollar una versión embarcada del avión y poder exportarlo, con el objetivo de repetir la carrera comercial del Rafale, menos condicionado que el Eurofighter por aspectos políticos.
Pero Alemania no quiere pagar un avión hecho a medida de las necesidades francesas y París le recuerda que perdió la capacidad para desarrollarlo por su cuenta, algo que no ha hecho desde el final de la Segunda Guerra Mundial (sí en colaboración, como en el Panavia Tornado o en el Eurofighter Typhoon).
Así, el futuro del NGWS/FCAS se tambalea, salvando la parte de la nube de combate. Alemania podría sumarse, quizá, a otro proyecto menos internacional, como la apuesta sueca de Saab y su Gripen, o bien unir fuerzas con el otro gran programa internacional, el GCAP (Global Combat Air Programma), que aglutina a dos terceras partes de los socios que desarrollaron el Eurofighter, BAE Systems y Leonardo, junto a Japón, a través de Mitsubishi Heavy Industries. Para más inri, los responsables del GCAP afirman que estará listo en 2035, cinco años antes que el FCAS.
¿Y España? A diferencia de otros proyectos internacionales o europeos en los que el peso industrial de España ha sido escaso, aquí está presente en igualdad de condiciones con Francia y Alemania, aun cuando no parece que lo lidere con la misma energía, al menos políticamente.
Como en Alemania, se ha perdido la capacidad de desarrollar y fabricar un avión localmente, pero se ha apostado fuerte por la nube de combate y sus pilares, con desarrollos como Nimbus, de la que Indra hizo una importante presentación en octubre al Ejército del Aire y del Espacio. Es pronto para saber el avión por el que España apostaría en caso de que, finalmente, se terminen por poner a dieta las ambiciones del FCAS.






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