En el contexto de los conflictos internacionales, desde la ética política internacional, Gabriel Alonso-Carro ha pretendido lanzar un mensaje muy concreto, positivo y real. La tesis que se plantea es que, ante lo sucedido en Gaza, Ucrania o Sudán, la opción por el realismo o ”realpolitik” en la política internacional no es una visión del todo acertada ni verdadera, por incompleta. Tampoco es cierta una visión idealizada del escenario mundial, el “idealismo” politológico internacionalista.
Los graves problemas están ahí y una visión de un progreso infinito mediado por la razón humana ilustrada tampoco obedece al desarrollo de los hechos históricos. De hecho, la denominada postmodernidad como movimiento cultural contemporáneo surge del desencanto ante los frutos de la modernidad. Una visión intermedia y más ajustada sería la que se denomina en el ensayo “idealismo sin ilusiones”, en el que caben considerar elementos reales muy positivos y respetuosos con la dignidad humana en las Relaciones Internacionales.
Se podría establecer un paralelismo entre este ensayo y “El mundo va mucho mejor de lo que piensas” (J. Lecomte, 2018) o “Factfulness” (H. Rosling, 2018). Este trabajo señala cinco aspectos a tener en consideración. Primero, que ha existido a lo largo de la cultura humana una constante, una especie de aspiración a una comunidad humana universal. Segundo, que la solidaridad ha supuesto un factor decisivo en las Relaciones Internacionales, con hitos como la Doctrina Wilson (1918), la Sociedad de Naciones (1932), Naciones Unidas (1945), Declaración de Derechos Humanos (1947), Declaración Schuman y CEE (1950 y 1957), Acta de Helsinki (1975), etc.
Tercero, que el desarrollo humano ha avanzado muy considerablemente, reduciendo la pobreza mundial y el hambre severa a mínimos históricos y hay una mayor conciencia de las desigualdades y de la interdependencia mundial. Cuarto, que la salvaguardia de la paz como un valor cada vez más importante a promover y proteger, va acompañada de una renovada ética de la guerra, al menos en sus desarrollos teóricos y en los límites exigibles. Y por último, el hecho de que las culturas, civilizaciones y religiones, conscientes de un necesario cada vez mayor entendimiento, van progresivamente configurándose como un factor pacificador de primera magnitud y no como actores de violencia dogmática.
En definitiva, el libro argumenta que, ante un proceso complejo como es la globalización, encauzarlo de la manera más humana y solidaria es factible. Incluye afrontar de manera global los grandes retos, teniendo en cuenta que no solo cuenta la imposición de la fuerza. Partiendo de los hechos, se ofrece una visión del futuro “idealista, pero sin ilusiones”. Gabriel García Crespo es diplomado en la Escuela Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores y fue Jefe de Estudios en esa institución. También fue representante civil de España en la Escuela Europea de Seguridad y Defensa de la UE, con sede en Bruselas. (Gabriel Cortina)
Ficha técnica:
Globalizar la solidaridad. Ética Política internacional
Gabriel Alonso-Carro
Editorial Última Línea, 2025
236 páginas






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