La industria aeroespacial y de defensa está experimentando una transformación profunda, impulsada por cambios geopolíticos globales, el aumento de los presupuestos de defensa, la necesidad de avanzar hacia una aviación más sostenible y la presión por acelerar la producción de aeronaves comerciales. En este contexto, las compañías del sector se enfrentan a una presión creciente para escalar sus capacidades de fabricación, manteniendo al mismo tiempo los más altos estándares de calidad, seguridad y cumplimiento normativo en productos de gran complejidad y criticidad.
Durante años, el diseño y el desarrollo se consideraban las principales fuentes de soluciones para los desafíos del sector. Sin embargo, la situación actual ha desplazado la atención hacia la producción y la entrega. Así, la capacidad de fabricación se ha convertido en un elemento estratégico, al mismo nivel que la innovación en ingeniería.
Los entornos virtuales de modelado, que permiten simular, probar y perfeccionar sistemas complejos antes de su construcción (también conocidos como MBSE o Model Based Systems Engineering) aparecen como una herramienta esencial. Aunque ya es una práctica consolidada en fases de diseño, su aplicación a la producción está empezando a demostrar un potencial transformador. Extender este modelo a lo largo de todo el ciclo de vida del producto crea una continuidad digital entre desarrollo y fabricación que mejora la previsibilidad, posibilita el escalado de sistemas complejos y favorece la colaboración en tiempo real entre equipos y proveedores.
En este sentido, el sector aeroespacial y de defensa afronta retos muy concretos: la integración de nuevos materiales, sensores avanzados y automatización basada en inteligencia artificial; la urgencia por reducir los plazos de despliegue de activos militares en un escenario internacional marcado por tensiones y reordenamientos geopolíticos; las restricciones en cadenas de suministro globales expuestas a inestabilidad política y escasez de materiales; y las dificultades de rentabilidad derivadas de sobrecostes y retrasos en la producción. Ante esta combinación de factores, las mejoras incrementales ya no son suficientes; es necesario un nuevo enfoque que permita a las plantas de producción gestionar la complejidad y la escala de los programas actuales.
Aplicado a la fabricación, MBSE aporta beneficios que resultan fundamentales para la industria aeroespacial y de defensa. Al simular procesos completos en entornos virtuales, hace posible que se anticipen ineficiencias y cuellos de botella antes de que se produzcan, optimiza la distribución de recursos y refuerce la toma de decisiones con base en datos. En el plano de la calidad, integra protocolos de verificación y genera un registro trazable que facilita el cumplimiento normativo en programas civiles y militares. También ofrece un marco más ágil para gestionar cambios en requisitos o regulaciones, al actualizar los modelos en tiempo real y evaluar sus consecuencias sobre la producción sin interrumpir los plazos. Y en un sector dependiente de cadenas de suministro globales y de múltiples niveles, MBSE ayuda en la validación de piezas y componentes antes de que lleguen a planta, reduciendo riesgos de incompatibilidades o retrasos.
Ahora bien, para que estos beneficios se materialicen plenamente es necesario afrontar barreras significativas. Extender MBSE desde el diseño a la producción implica un salto de escala: ya no se trata solo de modelar el producto, sino también los procesos, las instalaciones y los recursos asociados. Además, exige superar una brecha cultural entre los equipos de ingeniería de sistemas y los de producción, habituados estos últimos a metodologías más lineales y probadas. Igualmente, plantea desafíos técnicos, como la interoperabilidad de múltiples plataformas digitales o la necesidad de mantener sincronizados los modelos con las condiciones reales de operación. La adopción de MBSE en la fabricación, en definitiva, requiere tanto un cambio tecnológico como una transformación organizativa de gran calado.
El valor de este modelo para la industria aeroespacial y de defensa reside en la adopción de nuevas tecnologías digitales, pero sobre todo en su capacidad de transformar la organización del trabajo y la relación entre diseño, producción y cadena de suministro. La oportunidad para la industria es evidente: cerrar la histórica brecha entre diseño y producción, impulsando una nueva era de fabricación aeroespacial y de defensa más integrada, eficiente y resiliente. (Salvador Magán, responsable del sector Aeroespacial & Defensa de Capgemini España)
*Los datos que aparecen en este artículo han sido obtenidos del e-book elaborado por Capgemini y Dassault Systèmes “The future of Aerospace & Defense manufacturing”.





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