Llevamos años haciéndonos eco de la posición del Ministerio de Defensa y de la propia industria de defensa sobre los beneficios de esta en cuanto a su contribución a la sociedad. De todos es conocida su aportación en términos de generación de riqueza, apuesta por la innovación, puestos de trabajo de alta cualificación y mayor remuneración que la media, su cadena de proveedores locales o directamente de porcentaje del PIB.
Sin embargo, aunque de todos son conocidas las externalidades positivas citadas a las que podemos sumar las que recoge la actual Estrategia Industrial de Defensa, como la cohesión territorial y su papel vertebrador, los empresarios se dan una y otra vez de bruces frente a la Administración.
Como nos han informado en repetidas ocasiones, no son solo las iniciativas empresariales surgidas al amparo de los presupuestos crecientes y la bonanza del sector, sino que hace décadas en España es misión casi imposible establecer una fábrica de armas, de piezas o de algo que remotamente suene a explosivos.
Ante esta tesitura, los obcecados emprendedores tienen solo por opción colaborar con las poquísimas empresas que actualmente están así catalogadas en España o producir en el extranjero, con lo que se pierden oportunidades y parte de la riqueza se queda fuera.
Tirador de precisión de la Brigada “Almogávares” de la BRIPAC (Ejército de Tierra)
Las fábricas de armas en España
La fabricación, tenencia, comercio etc. de armas o explosivos son actividades prohibidas en España. Estas actividades están reguladas por el Reglamento de Armas (Real Decreto 137/1993, de 29 de enero, modificado por Real Decreto 976/2011 de 08 de julio) y el Reglamento de Explosivos (Real Decreto 130/2017, de 24 de febrero).
Cualquiera que quiera iniciar una actividad de cualquier tipo relacionada con el armamento deberá empezar por solicitar los permisos adecuados, que en lo que se refiere a armamento de guerra supone la solicitud de permiso para establecer una Fábrica de Armas de Guerra (FAG) o una Fábrica de Armas de Guerra que contiene Explosivos (FAGEX).
Es decir, toda actividad sobre el asunto está ligada al concepto de fábrica, de fabricación. Además, los permisos otorgados no son para fabricar armas en general, si no para fabricar un producto determinado, de una determinada manera. Cualquier ampliación o cambio en el proceso productivo puede traer consigo los llamados “cambios fundamentales”, obligando de nuevo a presentar toda la documentación asociada.
Las siguientes preguntas pueden venir a la mente de cualquiera:
- ¿La regulación contempla el proceso de ingeniería y desarrollo, distinto del de fabricación? Antes de fabricar tendré que tener un diseño que funcione.
- ¿Qué ocurre si una persona inventa un producto nuevo, ¿dónde lo prueba, dónde hace prototipos?
- ¿Puedo encargar la fabricación de un producto a otra empresa, manteniendo la propiedad?
- ¿Toda mejora de un proceso productivo tendrá que pasar por un proceso de aprobación?
La respuesta a la pregunta número 1 es no. No existe el concepto de ingeniería. En otros países, por ejemplo, Alemania, un profesional puede hacer una colección de planos de un producto y hacer pruebas y desarrollos con la colaboración de otras empresas. Alguien que no sea profesional lo puede hacer si tiene los medios productivos. Se concluye según esto que en España no se pueden hacer diseños nuevos de armas.
La respuesta a la pregunta 2, es que tendrá que llegar a un acuerdo con una fábrica existente y tendrá que darle los planos, para que sea esta fábrica la que produce la que solicite permisos. El inventor no podrá producir. Teniendo en cuenta las pocas fábricas de Armas de Guerra que hay en España, la mayoría operadas por empresas extranjeras, se comprenderá que esto no es rentable.
Del párrafo anterior se deduce la respuesta a la pregunta número 3, que es no. De cara a la Administración solo existe el que fabrica. Por el contrario, la respuesta a la pregunta número 4 es afirmativa, cualquier cambio se puede considerar fundamental (a criterio del funcionario responsable), obligando al inicio del proceso administrativo de aprobación oportuno.
Como cualquiera puede comprender, nadie va a comenzar una actividad empresarial haciendo inversiones en los procesos de fabricación sin tener definido el producto. El riesgo es altísimo y los ciclos económicos asociados demasiado largos.
¿Se entiende ahora porqué España es un desierto industrial en lo que se refiere a armamento y sobre todo, tecnología militar? Las empresas de armamento fabrican componentes diseñados en otros países, o los compran directamente, integrándolos en otros sistemas. Sobre todo fabrican las partes de los sistemas que no están reguladas y son en realidad componentes genéricos, no específicos de los sistemas de armas.
Y la pregunta fundamental es ¿De verdad que no se han dado cuenta de esto los responsables de la actividad industrial de Defensa en España? (Karl Kranz)