Si bien en las últimas horas, algún destacamento afectado recibió chalecos antibalas para sus guardias vespertinas y nocturnas (como en el caso del barrio Casavalle, donde el propio cuartel fue asaltado algunas veces que su dotación debió apagar algún incendio de importancia o combatir fenómenos meteorológicos adversos), ahora el personal subalterno solicita la instrucción y el porte de armas 9 mm, así como de escopetas con balas de gomas y otros dispositivos disuasorios similares, ítem actualmente restringido a la oficialidad.
Además de violentos tiroteos entre bandas de narcotraficantes (inclusive con AK-47), en los últimos días, los criminales proceden a desactivar las subestaciones de energía eléctrica llegada la noche, inclusive afectando a los establecimientos públicos establecidos en esas barriadas, entre ellos ,dependencias de Bomberos, Salud Pública o Policía. (Javier Bonilla)