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Domingo, 14 de diciembre de 2025 Iniciar Sesión Suscríbase

España ante el rearme europeo

Después de ochenta años de alianza estratégica, Washington comienza a distanciarse de una Europa a la que acusa de haberse aprovechado durante su liderazgo –especialmente tras la Guerra Fría– y de sacar un importante rédito económico, que algunos denominaron como los dividendos de la paz. La nueva Administración norteamericana insiste en que Europa va a tener que defenderse por sí sola, especialmente si tenemos en cuenta que pretende reorientar su esfuerzo estratégico hacia China.

 

En este momento, el distanciamiento defensivo e incluso el abandono de Europa por Estados Unidos debe contemplarse como una posibilidad real. Por otra parte, en la última década se ha producido un lento pero inexorable ascenso del poder militar convencional ruso. Además, y como ya advirtió en octubre pasado el máximo responsable norteamericano de las fuerzas OTAN en Europa, el general Christopher Cavoli, al final de la guerra en Ucrania, sea cual sea su resultado, el Ejército ruso emergerá más fuerte que hoy. Y esto es así por tres razones. La primera por el incremento de efectivos, que han crecido más del doble desde 2012, desde 667.000 entonces a 1,32 millones en 2024, para alcanzar los 1,5 millones en este 2025 (más 1,9 millones en reserva).

 

 

La segunda causa es que, en este momento, tras tres años de guerra, Rusia dispone de una fuerza probada y experimentada en combate, con sus capacidades equilibradas y una base industrial de defensa (BID) a pleno rendimiento. La tercera es que su economía, a pesar de la guerra y las sanciones, sigue resistiendo. El único pero es que está consumiendo una parte significativa de su equipamiento militar, por lo que necesitará un tiempo para poner de nuevo a punto su maquinaria de guerra. Por eso, estos años serán cruciales si Europa decide rearmarse. Conviene recordar que el decidido apoyo de Europa a Ucrania nos sitúa en una posición, cuando menos, antagónica respecto a Rusia.

 

Así, el distanciamiento de Washington y la rivalidad con Moscú han hecho sonar todas las alarmas en Bruselas, al evidenciarse que el entramado de seguridad y defensa, que se presumía firme, ya no está garantizado. Curiosamente lo que pudiera parecernos un gran desafío a primera vista podría tornarse en una oportunidad única. Los líderes europeos siempre han aspirado a la autonomía estratégica de la UE, lo que en la práctica supondría dejar de depender de los Estados Unidos y asumir plena y conscientemente su propia defensa, aunque eso implique un gran sacrificio económico.

 

 

Construyendo la Unión Europea de Defensa

Por eso, en este contexto geopolítico, y ante la amenaza rusa en la frontera Este, nuestros dirigentes creen que ha llegado el momento de, al menos, acercarse a esa ansiada autonomía estratégica. También perciben que queda poco tiempo para poner en orden nuestras capacidades militares, Se barajan 5 años para alcanzar cierta capacidad inicial en 2030. De ahí la urgencia que se aprecia. De momento, y como primer paso, se trataría de fortalecer el bloque defensivo europeo en el seno de la Alianza Atlántica, pues todavía necesitaremos unos cuantos años antes de plantearnos el salto hacia un verdadero ejército europeo.

 

Este primer paso supondría pasar de la actual Cooperación Estructurada Permanente (CEP o PESCO) en materia de defensa de 2017, que ha supuesto mayor coordinación militar y determinados equipamientos comunes, para llegar a conseguir una sola voz en cuestiones de política exterior y establecer una Unión Europea de Defensa. La buena noticia a este respecto es que la UE dispone de la base necesaria para construirla, al tener suficiente población y una capacidad económica elevada, en comparación con los posibles rivales (ver tabla 1). La mala es que aún le faltarían otros dos requisitos esenciales para alcanzar la autonomía estratégica, que son: una fuerza militar creíble y tener una posición única en política exterior que, en caso de conflicto, permitiera la dirección unificada de la guerra.

 

Sin estos dos factores será imposible construir esa autonomía estratégica plena, aunque sí lograr un mayor compromiso en el seno de una Unión Europea de Defensa, que es de lo que se trata ahora. Por ello, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha lanzado un ambicioso plan de rearme europeo, ReArm Europe/Readiness 2030, que pretende ser el inicio del camino. Incide en uno de los tres pilares que sustentan el poder militar: la financiación. Faltaría por potenciar los otros dos: una capacidad industrial suficiente para soportar el ritmo de producción necesario –en cantidad y calidad– a la hora de soportar un hipotético esfuerzo bélico, llegado el caso, y una fuerza militar creíble.

 

Respecto al primer pilar, el plan ReArmar Europa/Preparación 2030 pretende movilizar un total de 800.000 millones de euros mediante el compromiso de los estados miembros, que aportarían 650.000 millones (exentos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento) para incrementar su presupuesto de defensa en 1,5 por ciento más en 4 años, además de otros 150.000 millones destinados a préstamos a través del instrumento SAFE (Acción para la Seguridad Europea), que prioriza potenciar la BID europea. El comisario de Defensa, Andrius Kubilius, ha estimado en 500.000 millones el déficit en inversión militar en Europa, por lo que este plan de choque bastaría para cubrir las necesidades financieras previstas.

 

El segundo pilar consiste en potenciar la Base Industrial y Tecnológica de la Defensa Europea (BITDE) de forma rápida, evitando fragmentación, duplicidades, descoordinación, excesiva dependencia de productos del exterior y normalización e interoperabilidad de los equipos, buscando, a su vez, una economía de escala, es decir, invertir más, mejor, juntos y con perspectiva europea. Es todo un reto para la industria de defensa nacional y europea, no tanto por la financiación, sino, sobre todo por el liderazgo y la agilidad que ello comporta. El Libro Blanco sobre la Defensa Europea/Preparación 2030 presentado por la Comisión y la Alta Representante, Kaja Kallas, incide sobre esta cuestión: potenciar la BITDE identificando las lagunas críticas en capacidades militares y las necesidades de inversión.

 

 

Aumento masivo e inmediato de las compras

A este respecto, el instrumento SAFE permitirá a los estados miembros aumentar de forma inmediata y masiva las adquisiciones centradas en las capacidades prioritarias. Anteriormente, en 2024, la Comisión aprobó la primera estrategia industrial de defensa EDIS (European Defence Industrial Strategy) para consolidar y fortalecer la BITDE. Esta estrategia será desarrollada por un programa concreto, el EDIP (European Defence Industrial Programme), actualmente en fase de propuesta y que será el que garantice la preparación industrial de defensa de la UE para el futuro, que se espera dotar con 1.500 millones de euros del presupuesto de la Unión para el período 2025-27.

 

Ambos pilares cuentan con una hoja de ruta, la Preparación 2030, que es plazo que la Comisión se ha dado para impulsar ambas iniciativas, la financiera y la base industrial. El tercer pilar pasaría por que la UE dispusiese de una fuerza militar creíble, capaz de disuadir a Rusia –o a otros posibles contendientes– ante una futura agresión. Y es esencial que sea creíble a ojos de Moscú (o de cualquier otro rival) para que la disuasión funcione, aunque Europa en realidad lo que persiga sea tan sólo desalentar a Rusia, sin provocar una guerra que acabe devastándonos. Esa credibilidad en el ámbito convencional viene avalada por un volumen de fuerzas suficientes, interoperables y con capacidades militares suficientes.

 

Pero la piedra angular de la disuasión reside en la voluntad y decisión política sobre el empleo del poder militar, y es éste, precisamente, el talón de Aquiles de la Defensa europea. Las propuestas de la Comisión son claras en este sentido, al recalcar que no se aspira a crear un Ejército de la UE. A sensu contrario, lo que realmente se busca es fortalecer las Fuerzas Armadas nacionales, aunque mejorando su interoperabilidad de acuerdo con los estándares de la OTAN. No debemos olvidar que los ejércitos son una herramienta en manos de los estados y que se orientan hacia sus prioridades estratégicas, por lo que la creación de un Ejército de la UE implicaría una importante cesión de soberanía, tanto del poder militar como de la dirección estratégica en caso de guerra, una línea roja para muchos socios de la Unión. 

 

Por eso, de momento, el objetivo sería fortalecer las capacidades de los ejércitos nacionales e incrementar los mecanismos de cooperación y coordinación. Todo ello en el marco de la OTAN, potenciando la aportación defensiva europea. Finalmente, respecto a la disuasión nuclear, una cuestión central en la posible autonomía estratégica, los dirigentes europeos han propuesto un debate para resolver este asunto en caso de un hipotético abandono norteamericano. De momento el presidente francés, Emmanuel Macron, se ha mostrado dispuesto a cobijar a la UE bajo el paraguas nuclear francés, pero ¿será eso suficiente para contrarrestar el poder nuclear de Rusia? De momento la decisión es que hay que seguir contando con Estados Unidos y la OTAN de cara a un futuro inmediato.

 

 

La industria española y el rearme

Por su parte, el Gobierno español ha manifestado estar dispuesto a cumplir con sus compromisos internacionales en materia de defensa, tanto con la UE como con la OTAN. Del 24 al 25 de junio próximo está prevista la celebración de la cumbre de la Alianza en La Haya, en la que se establecerá un nuevo compromiso de gasto que, por las declaraciones de los líderes, sabemos que estará entre el 3 y el 5 por ciento, siendo lo más probable que se sitúe en torno al 3,5. A su vez la UE celebrará un Consejo Europeo inmediatamente después de la cumbre, en el que adoptará formalmente la posición europea, que seguramente estará alineada con la de la Alianza.

 

No por casualidad, el plan ReArmar Europa prevé un incremento de gasto del 1,5 por ciento respecto a una media del 1,9 de los estados miembros de la UE, lo que queda cerca del hipotético compromiso con la OTAN. En consecuencia, de aprobarse los planes de la Comisión, se podría decir que el horizonte de gasto previsto hasta 2030 supondrá una fuerte inyección económica de 800.000 millones de euros, que en España implicaría un aumento de más del doble del actual presupuesto de Defensa. Buena parte de este incremento irá a parar al segundo pilar comentado, es decir, a fortalecer la BITDE, lo que supone una importantísima inyección económica en la industria de Defensa.

 

Además, auspiciado por la UE y de acuerdo con la estrategia industrial EDIS, se pretende que de aquí a 2030 al menos el 35 por ciento del valor de las adquisiciones sea intracomunitario; que los Estados miembros adquieran al menos el 40 por ciento de los equipos de defensa de forma colaborativa (en 2022 era el 18); siendo destinando al menos la mitad del presupuesto de compras de defensa a adquisiciones de la BITDE (el 60 para 2035). Por eso España, que ocupa el cuarto puesto en la industria de defensa europea y el octavo a nivel mundial, tiene una magnífica oportunidad de conseguir 2 objetivos, si aprovecha bien la coyuntura.

 

El primero es fortalecer un sector clave de nuestra economía, motor de innovación y que proporciona empleo de alta cualificación. En 2023 aportó más de 19.500 millones al PIB (producto Interior Bruto) nacional y generó más de 213.000 empleos directos e indirectos4. El segundo es expandir su negocio al resto de la Unión, un mercado en el que los países miembros parten con ventaja y en el que gastarán 800.000 millones en los próximos años, en especial en áreas prioritarias de inversión, identificadas mediante las 7 capacidades más urgentes: defensa antiaérea y antimisiles; artillería; misiles y municiones; UAV y sistemas anti UAV; facilitadores estratégicos y protección de infraestructuras críticas, incluso en relación con el espacio; movilidad militar; ciberdefensa, inteligencia artificial y guerra electrónica.

 

 

Conclusión

En 1991, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, belga Mark Eyskens, definió a la UE como un gigante económico, un enano político y un gusano militar. Pero los tiempos han cambiado y los líderes europeos, viendo la situación geopolítica, han reconocido una grave vulnerabilidad en nuestra seguridad. Por ello, haciendo de la necesidad virtud, han identificado el momento estratégico para que el gusano militar evolucione hacia una fuerza disuasoria capaz y creíble. Es sólo el principio del camino, pero es un paso decidido y valiente que podría acabar desembocando en la autonomía estratégica de la Unión. Quedan pendientes tres asuntos no menores y que se tendrán que abordar en su justo momento: la posible cesión de soberanía, la articulación de una fuerza europea y la cuestión nuclear.

 

Aunque de momento no existe voluntad política de abordar ninguno de esos asuntos, posiblemente la clave esté, como dijo el próximo canciller alemán, Friedrich Merz, en dejar atrás los planteamientos nacionales en política exterior, seguridad y defensa para pensar en común. Paradójicamente, el distanciamiento de Washington y la consiguiente destrucción del vínculo transatlántico –que impidió la autonomía estratégica europea– podrían impulsar la necesidad de un verdadero Ejército europeo. En palabras del comisario Kubilius: 450 millones de ciudadanos de la UE no deberían depender de 340 millones de estadounidenses para defenderse de 140 millones de rusos que no pueden derrotar a 38 millones de ucranianos. Podemos hacerlo mejor. Es hora de que asumamos la responsabilidad de defender Europa. (F. Fuster)

 

  En la que participan 26 estados miembros dispuestos a asumir un mayor compromiso en materia de seguridad y defensa

  Estados Unidos almacena armas nucleares en Alemania, Italia, Bélgica, Países Bajos y Turquía

  Entre junio de 2022 y junio de 2023 el 78 por ciento de las adquisiciones fueron extracomunitarias, con un 63 destinado a Estados Unidos (datos del Informe Draghi).

  Datos proporcionados por la secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce, durante su comparecencia en la Comisión de Defensa del Congreso el 20 de febrero de 2025.

  Prioridades señaladas como áreas de capacidad críticas en el Libro Blanco para la Defensa.


Copyright © Grupo Edefa S.A. defensa.com ISSN: 3045-5170. Prohibida la reproducción total o parcial de este artículo sin permiso y autorización previa por parte de la empresa editora.

1 comentarios

  1. Juanmanuel | 18/05/2025 11:02h. Avisar al moderador
    Este individuo lo tienen calado fuera de España y se creía que a la OTAN y a la UE los podía engañar con las películas que nos vende aquí atrapado por los pactos que levantan sonrojo en el mundo con pseudoetarras,pseudocomunistas e independentistas y que lo mantienen en el poder negociando como un fenicio el futuro de un país.Trad la visita de RUTTE le han aclarado el camino a seguir y ahora toca a volver venderse o engañar a sus socios   

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