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Jueves, 25 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Las claves de la operatividad del PC-21 en el Ejército del Aire y del Espacio

El PC-21 en uno de sus hangares conectado a un deshumidificador. (Foto Julio Maíz)

Desde hace meses, los nuevos turbohélices de entrenamiento Pilatus PC-21 del Ejército del Aire y del Espacio mantienen una incesante actividad de vuelo, detrás de la cual está el eficaz trabajo del Grupo de Material de la Academia General del Aire (AGA), que en tiempo record está consiguiendo la capacidad de asegurar las tareas de mantenimiento de 1º y 2º Escalón.

Y es que por cada hora de vuelo que se realiza con una aeronave hay detrás muchas de trabajo del personal técnico (ingenieros, mecánicos, etc) que garantizan los exigentes estándares de seguridad, propios de la OTAN y del Ejército del Aire y del Espacio.

En total el Ministerio de Defensa de España adquirió a finales de 2020 a la empresa suiza Pilatus, por un importe aproximado de 205 millones de euros, un total de 24 aviones de entrenamiento PC-21, además de distintos sistemas de simuladores que completan el revolucionario Sistema Integrado de Entrenamiento o Integrated Training System (ITS).

Dicha adquisición era imprescindible para sustituir al hasta entonces principal sistema de entrenamiento aéreo básico o de fase II según nomenclatura OTAN, el reactor CASA (hoy Airbus Defence & Space (DS)) C-101, que durante  más de 40 años ha sido el material de vuelo del 793 escuadrón, el cual tenía encomendada esta misión. Estamos ante un curso fundamental que, además de la enseñanza de vuelo, tiene como finalidad la selección de los alumnos por especialidades fundamentales (caza y ataque, transporte, helicópteros y aeronaves remotamente tripuladas o Remotely Piloted Aircraft Systems (RPAS)).                                                

Obviamente, como en el resto de la actividad aérea de la Institución, es básica la actividad del Grupo de Material, que hasta la fecha realizaba las tareas de sostenimiento de los C-101 y los entrenadores elementales ENAER T-35C Pillán, designados militarme en España como E.25 y E.26 respectivamente. El Grupo se encontró con la difícil tarea de empezar a trabajar en un nuevo material, como es el PC-21, o E.27 según denominación militar española mientras operaba los E.25. Para adquirir el conocimiento necesario, en 2021 envió una veintena de sus mecánicos a la factoría Pilatus LTD., en la localidad helvética de Stans.

Aunque el C-101 (primer plano) seguirá en servicio en las tareas de instrucción ha sido sustituido por los PC-21 (detrás). (Foto Julio Maíz)

Allí, este primer núcleo de profesionales del Ejército del Aire y del Espacio de varias especialidades (mecánica, aviónica, motores, etc) ha sido instruidos por los técnicos  de la empresa fabricante y,  a su vuelta a la AGA, han sido fundamentales para el inicio del plan de instrucción propio, que tiene como objetivo final lograr el pleno mantenimiento en las fases de 1º e incluso 2º escalón.

El Grupo de Material se está enfrentando con pleno éxito a la labor de cambiar de sistemas, de los aludidos, clásicos y muy conocidos a uno de última generación que, aunque mucho más complejo, ahorra mucho tiempo, ya que se basa en un  mantenimiento preventivo, frente al tradicional reactivo, el cual resuelve las averías ya producidas tras ser diagnosticadas.

Aunque dicha transformación está siendo muy compleja, “también nos ofrece indudables ventajas”, nos comenta el teniente coronel José Javier García Pérez, actual Jefe de dicho Grupo de Material, “como ejemplo se puede mencionar que la revisión que se tenía que hacer al E.25 cada 150 horas de vuelo duraba 3 meses; ahora con el mismo personal, en el caso del E.27 la revisión que se ha de realizar cada  450 horas de vuelo o un año desde la última revisión, lo que se produzca antes, se emplean 3 semanas”.

Este profesional nos aclara que el PC-21 cuenta con un completo sistema de auto-diagnóstico informático, lo que internacionalmente se define como Health Usage Monitoring  Systems (HUMS), que mediante una serie de sensores situados en los principales componentes de la aeronave, mide la fatiga de las partes sometidas a mayores esfuerzos y detecta las posibles averías o fallos que se producen en un vuelo y “avisa” a los mecánicos de la situación y las soluciones a aplicar.

El Grupo de Material, además de esta labor en favor del PC-21, sigue teniendo la misión de mantener en condiciones de vuelo los Tamiz y los E.25 que, ahora encuadrados en el 794 Escuadrón, seguirán durante 10 años siendo los caballos alados de la Patrulla Águila, además de cumpliendo misiones de reentrenamiento y las que le marque el Mando Aéreo de Combate (MACOM), como son la de fuerza opositora en favor del conjunto de las Fuerzas Armadas (FAS) españolas. (Julio Maíz Sanz)

El PC-21 en uno de sus hangares conectado a un deshumidificador. (Foto Julio Maíz)

 


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