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Fuerza 35, el futuro tecnológico del Ejército de Tierra

Revista Defensa nº 493, mayo 2019

Ante los múltiples retos presentes y futuros en el ámbito de la defensa y la seguridad, el ET (Ejército de Tierra) español ha puesto en marcha un revolucionario plan denominado “Fuerza 35”, que entre otras innovaciones dotará a su brigadas de un amplio elenco de nuevas capacidades, necesarias para afrontar los retos presentes y futuros.

El proyecto Fuerza 35 tiene como principal objetivo organizar el cambio que necesita el ET para afrontar los desafíos generados por el nuevo entorno operativo y los continuos cambios tecnológicos y así continuar teniendo gran utilidad y eficacia, de tal forma sea capaz de proteger a los españoles, libertades y el sistema de bienestar. El proceso arranca con una orden de principios de pasado año del JEME (Jefe de Estado Mayor del Ejército), general Francisco Javier Varela Salas, con la que se cambiará el modelo operativo a través de un proceso que entre 2018 al 2035 va a tener varias etapas y un centro de gravedad esencial, que son las brigadas, de las que cuenta con ocho actualmente.

Ya el anterior JEME había centrado el proceso de reorganización y estandarización de capacidades de este tipo fundamental de unidades para la actuación del ET, mediante la adaptación a la denominada organización de BOP (Brigada Orgánica Polivalente), un proceso recientemente finalizado, que ha necesitado de algunos retoques en temas como el de las Tropas de Montaña, entre otros. La Fuerza 35 no solo es el estado final que pretende el ET, un conjunto de fuerzas muy preparadas y altamente cualificadas en ese horizonte final, sino también considera el complejo proceso que va a llevar en sucesivos pasos a ese decisivo horizonte para la defensa de España en su conjunto.

Previamente a la fase de experimentación se estableció el Centro de Estudios Fuerza 35 en la División de Planes (DIVPLA) del Estado Mayor del Ejército (EME) y se ha constituido el Grupo de Trabajo Fuerza 35, presidido por el jefe de la DIVPLA. Este cuenta con vocales permanentes de las diferentes divisiones del EME y de su Secretaría General, así como con la aportación de los diferentes mandos de la Fuerza, Apoyo a la Fuerza y otros elementos del Cuartel General del Ejército (CGE) que se han determinado, además de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y el Gabinete del JEME.

foto: Los actuales sistemas de artillería, como el SIAC de 155 mm., potenciarán progresivamente su eficacia con proyectiles de  más alcance y guiados que mejoren la precisión (foto Ejército de Tierra).

Una Brigada Experimental mítica

En este nuevo modelo, la definición de las tecnologías a integrar, la organización, las tácticas o los procedimientos para su utilización en combate requieren de un proceso de experimentación, según marca expresamente el proyecto Fuerza 35. Para ello se ha designado a una de las más legendarias fuerzas del ET, la Legión, que en 2020 cumplirá 100 años de brillante historia de valor, pero sobre todo de eficacia. En concreto ha sido la Brigada Rey Alfonso XIII, II de la Legión, o BRILEG, la que asume desde el pasado año el papel de Brigada Experimental (BRIEX) 2035, por lo es responsable de ejecutar las actividades de experimentación que faciliten el diseño de las futuras brigadas 2035.

La BRIEX es el centro que integrará las aportaciones conceptuales del Mando de Doctrina (MADOC), el plan de experimentación de Fuerza Terrestre (FUTER), las nuevas adquisiciones de materiales y tecnologías canalizadas por el Mando de Apoyo Logístico de Ejército (MALE) procedentes de las empresas y de las universidades y de la Jefatura de los Sistemas de Información y Telecomunicaciones (JCISAT). La elección de la BRILEG está determinada porque dispone de un campo de maniobras y tiro en la base Álvarez de Sotomayor en Viator (Almería) -donde se ubica buena parte de sus unidades y el Cuartel General- y está próxima a la sede del MADOC, en la ciudad de Granada.

El elemento inicial y clave de material, de entre los múltiples sistemas que se pondrán en manos de la BRIEX, son los demostradores tecnológicos del nuevo VCR (Vehículo de Combate de Ruedas) 8x8 Dragón, que está basado en el eficaz medio de diseño de la suiza GDELS-Mowag Pirahna V y cuyas primeras unidades de serie sustituirán a los veteranos 6x6 BMR (Blindado Medio de Ruedas) de la BRILEG. La fase de experimentación se inició el pasado otoño con el prototipo de movilidad, aunque la siguiente, que se basaría en los 5 demostradores, se ha retrasado porque la industria ha demorado la fecha de entrega de estos medios de evaluación, al menos hasta el próximo mes de julio.

Esta circunstancia hará imposible finalizar esta fase de la evaluación, que inicialmente estaba previsto terminase en el segundo semestre de 2019. Además, aunque el Gobierno del presidente Sánchez aprobó a finales de 2018 un techo de gasto total de 2.100 millones de euros para financiar el desarrollo y la construcción de 348 unidades de este blindado 8x8 hasta el año 2030, los retrasos en la entrega de los demostradores y las recientes elecciones apuntan a un significativo retraso en este vital programa.

También se prevé que sea mucho más amplio, en total de un millar de estos Dragón en diferentes versiones. La inversión autorizada por el Consejo de Ministros solo contempla las citadas 348 unidades, que, según los planes iniciales, se entregarían progresivamente hasta el año 2025. Además, la BRIEX probará múltiples sistemas y tecnologías, con el objetivo de crear al final del proceso una Brigada 2035 que estará basada en la tecnología, lo que le permitirá disponer de una mayor potencia de combate con menor número de personal, unos 2.800 militares, aproximadamente.

foto: Los medios y personal ET deberán contar con nuevos sistemas de protección, como es el “Tortuga” para el carro de combate “Leopardo 2E” (foto Julio Maíz).

28 años de experiencia en operaciones internacionales

Se han cumplido recientemente 28 años de la que fuera la primera operación internacional conjunta de paz de las Fuerzas Armadas (FAS) españolas, que implicó a un total de 635 militares españoles en Kurdistán, la mayor parte del ET. Desde entonces, los diferentes gobiernos han ordenado desplegar fuerzas en los cuatro continentes, que además de asentar la política de alianzas y exterior de España, llevaron a las FAS a aprender mucho en estas misiones, adaptarse a nuevos escenarios y plantearse como afrontar las amenazas futuras.

La primera operación se puso en marcha tras finalizar la 1ª Guerra del Golfo, en febrero de 1991, e iniciar el desaparecido dictador Saddam Hussein una brutal represión contra la población kurda del Norte del país, lo que provocó una grave crisis humanitaria. Para atajar la situación, mediante una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU del 5 de abril de aquel ya lejano año, se inició la operación Provide Confort, liderada por Estados Unidos, para poner fin a dicha crisis. Aunque posteriormente España ha participado en varias operaciones aeronavales, como Atalanta, Sophia o Libertad Duradera, las fuerzas del ET han llevado el peso de las misiones que han implicado a mayor número de efectivos y escenarios bélicos.

Así, tras la misión del Kurdistán, el ET participó  en misiones de paz, en escenarios bélicos de baja intensidad, como fueron las de Bosnia y Herzegovina, Kosovo, pero, tras el 11-S y la irrupción el terrorismo islámico, la institución castrense pasó a librar en el marco de esos escenarios internacionales incluso batallas abiertas, como fue el caso de Afganistán e Irak. Desgraciadamente primero en Balcanes pero sobre todo en Asía Central se comprobó la vulnerabilidad de los BMR ante las minas y la cada vez mayor número de artefactos explosivos improvisados, o IED (Improvised Explosive Device). 

A estas amenazas se respondió con la adquisición urgente de vehículos protegidos contra emboscadas y resistentes frente a minas MRAP (Mine Resistant Ambush Protected) Iveco MLV Lince y RG-31 Nyala y el desarrollo de un sistema nacional, el del Uro VAMTAC (Vehículo de Alta Movilidad Táctica) a una nueva versión con estas características, que daría lugar a la moderna ST5. De aquella situación también surgió la decisión de equipar al ET con un nuevo blindado 8x8, pero la crisis que sufrió España dejó aparcado este vital proyecto, que no volvió a ponerse en marcha hasta 2015 y que es una de los claves de la Fuerza 35.

La experiencia en el duro escenario de Afganistán también fue determinante para que las FAS españolas integrasen sus primeros sistemas aéreos pilotados remotamente RPAS (Remotely Piloted Aircraft System), campo en el que el ET fue pionero con la incorporación de los de tipo medio IAI Searcher IIIJ y los pequeños AeroVironment RQ-11 Raven. Igualmente, la amenaza de los pequeños RPAS, como los simples y baratos chinos Phantom DJI, cargados con explosivos en escenarios como los de Irak y Siria controlados por los terroristas islámicos del Daesh, que aunque no han sufrido las FAS españolas, han determinado que el ET se dote de sistemas anti RPAS.

La participación en operaciones internacionales también ha sido un continua fuente de experiencias y datos para las FAS españolas, que el ET en concreto ha centralizado a través del MADOC. Este trabajo de análisis, síntesis de la información y de proyección de la posible evolución de las amenazas en el futuro realizado por el Mando es clave para determinar qué medios necesitará la Fuerza 35 para afrontar las actuales operaciones y las que tenga que afrontar en los próximos años.

foto: La munición de artillería de nueva generación es fundamental para cumplir los objetivos previstos (foto Ejército de Tierra).

La patas de la “Fuerza 2035”

Según comentó a nuestra revista Defensa el anterior máximo responsable del Centro de Estudios Fuerza 35, el hoy general Raimundo Fernández Roca, las principales líneas de trabajo de esta vital transformación del ET serían: sistemas de mando y control, como los satelitales; obtener mayores anchos de banda; más capacidad de procesamiento, operar en movimiento; antenas más pequeñas y de menor firma; actuación en ambiente degradado; redundancia de sistemas, etc.

En concreto, según el ET, el Sistema de Mando de la futura Brigada 2035 se basará en dos puestos tácticos iguales, muy reducidos, que se desplegarán en zonas de operaciones; y uno reach­back, que estará sito en la seguridad del territorio nacional. Desde los PC (Puesto de Mando) tácticos (TAC) se llevará a cabo la conducción de las operaciones en tiempo real, mientras que el reach­back realizará planeamiento a más de 72 horas, asesoramiento, determinadas actividades de apoyo logístico, análisis de inteligencia y relacionadas con la información, como son las de comunicaciones seguras, Data Link (tiempo real), ciberdefensa, etc.

Además, los 2 PC TAC tendrán como principales características una huella reducida, dispersión, redundancia, protección y movilidad, que aseguren su supervivencia en un campo de batalla cada vez más complejo, en el que se deben prever todo tipo de amenazas, como son las asimétricas. En el ámbito del mando y control, son numerosas las aplicaciones de los sistemas autónomos de reencaminamiento de tráfico por redes múltiples, más conocidos por la terminología inglesa de RAC (Remote Access Services).

Estamos ante una vital capacidad para el apoyo en el futuro próximo a la toma de decisiones con inteligencia artificial de generaciones avanzadas, sistemas de análisis de big data en los diferentes puestos de mando para agilizar los procesos y sistemas de reconfiguración de redes en ambientes saturados utilizando inteligencia artificial. Otras posibles herramientas a disposición de la BRIEX 2035 serían los sistemas autónomos de guerra electrónica, o EW (Electronic Warfare), C-RPAS (Counter-RPAS), sistemas autónomos generadores de jamming (interferencias) basados en algoritmos de inteligencia artificial y, finalmente, de análisis avanzados de redes mediante técnicas de battle mapping, que, basado en la inteligencia artificial permite el análisis en tiempo real del estado del campo de batalla, asignando objetivos y acciones de los sistemas de EW.

En el vital campo de inteligencia, la futura Brigada 2035 contará con capacidades de realidad aumentada, RPAS, RAS (Research, Analysis & Statistics) y vehículos especializados en la captación, como los VVT/VERT (Vehículo de Vigilancia Terrestre/Vehículo de Exploración y Reconocimiento Terrestre), como los sensores que ha empezado a desarrollar y producir Navantia. En este campo, la BRIEX 2035 evaluará vehículos y aeronaves autónomos con sensores del campo de batalla de todo tipo. Así, en RPAS la última incorporación es el Orbiter 3, de la empresa israelí Aeronautics, un sistema que próximamente será desplegado en el escenario iraquí. Con un radio de acción superior a los 100 km., es del tipo pequeño, como  es el Thales España Fulmar que se adquirió en 2018 y ya está en dotación.

foto: El ET ya está probando sistemas terrestres a control remoto, como el vehículo IAI REX (foto Ejército de Tierra).

Fuegos

En el clásico apartado de fuegos el ET busca sistemas artilleros dotados de: mayor alcance y precisión, capacidad de abortar el disparo, proyectiles merodeadores o loitering munition, cañones de energía dirigida y armas de pulso electromagnético (EPM), láser, nuevos perturbadores de señales y de frecuencias. Las futuras fuerzas terrestres deberán integrar fuegos conjuntos al más bajo nivel, lo que obligará a reforzar las unidades con más controladores de ataque terminal conjunto JTAC (Joint Terminal Attack Controller) en el nivel grupo táctico o inferior. El JTAC está certificado y cualificado para dirigir la acción de las  aeronaves propias o aliadas en apoyo aéreo próximo CAS (Close Air Support), proporcionando control de ataque terminal. Dispondrá, para ello, de sistemas digitales de apoyo y contribuirá a la gestión del espacio aéreo.

Los futuros sistemas de armas deberán disponer de autonomía topográfica y balística (integrando las capacidades de posicionamiento, orientación y cálculo de datos) para flexibilizar sus despliegues y empleo, incrementar su capacidad de supervivencia en el campo de batalla y reducir estructuras en las unidades de apoyos de fuego. La web del ET describe cómo serán esos medios de fuego indirecto de la Brigada 2035. En primer lugar precisa que dispondría de morteros de 120 mm., con alcances de 10-15 km., que serían transportados en vehículos blindados.

El ET lleva años trabajando, tanto en el desarrollo de sistemas propios, como sería montar el veterano mortero ECIA de 120 mm. en un blindado de ruedas; como analizando las soluciones que proporciona la industria, de la que obtendrá un sistema mediante concurso público. La BIEX acaba de probar el sistema Alakran de dicho calibre montado sobre VAMTAC, de la española NTGS. El segundo escalón será el de artillería-cañón de 155 mm., con alcance de 40-50 km, que todo apunta a que se basará en el obús GDELS/SBS (General Dynamics European Land Systems-Santa Bárbara Sistemas) SIAC (Sistema Integrado de Artillería de Campaña) de 155/52 mm. debidamente modernizado.

Como último punto resalta la incorporación de un sistema de artillería-cohete, con alcances de 100-120 km. Esta necesidad ya se ha puesto sobre la mesa, como nos comentó el máximo responsable del MALE, teniente general Pardo de Santayana, que puntualizó que es una de las capacidades que ha pedido la OTAN que recupere el ET, tras la baja de los lanzacohetes Teruel.  El modelo que podría satisfacer el programa SILAM (Sistema Lanzador de Alta Movilidad) muy probablemente se basaría en el norteamericano HIMARS (High Mobility Artillery Rocket System), que es la versión ligera sobre vehículo de ruedas, del extendido M270 MLRS (Multiple Launch Rocket System), que se está convirtiendo en estándar en la OTAN. En abril una comisión de altos responsables ET, encabezada por Pardo de Santayana, se interesó en el marco del salón LAAD, que tuvo lugar en Río de Janeiro, por el similar sistema brasileño ASTROS de Avibras.

En conjunto estaríamos ante una articulación de las estructuras de fuego indirecto, combinando diferentes sistemas de armas (mortero, cañón y cohete), lo que permitirá a las nuevas brigadas tener una mayor flexibilidad de respuesta. Además, en todos los referidos sistemas se aumentará su grado de automatización y, con ello, la eficacia, reduciendo así las necesidades de personal. Los incrementos en alcance se conseguirán gracias a los avances, tanto en los sistemas de armas como en el campo de las municiones, permitiendo un aumento notable en las capacidades de apoyo y en el grado de supervivencia de las plataformas.

En lo referente a las referidas municiones, la otra pata de la renovación del apoyo de fuegos indirecto se basará en los exigentes requisitos en los campos de la precisión y del alcance, en el que el ET lleva ya muchos años trabajando, entre otros, con las denominadas de rango extendido ER (Extended Range). Las municiones de precisión harán posible su empleo, en particular, en zonas urbanizadas o cuando haya que evitar daños colaterales y supondrán un aumento de la eficacia con un importante impacto en la logística, al reducir considerablemente la cantidad de proyectiles a utilizar. Se dotará a la Brigada 2035 de una amplia variedad de municiones no letales (humos, aerosoles, fibras de carbono…), lo que permitirá aumentar los efectos a alcanzar en escenarios en los que, por razones de corrección política, no sea posible o conveniente el empleo de letales. Las llamadas exploradoras (loitering), por su parte, permitirán abortar la misión en caso de que no se detecte el objetivo o no se den las condiciones deseadas.

Finalmente, y ligado al ámbito del MC (Mando y Control), las unidades de fuego indirecto deberán estar eficazmente integradas en las organizaciones operativas, contribuyendo así a generar un amplio abanico de efectos, con riesgos mínimos de fratricidio o daño colateral. En cuanto al empleo de energía electromagnética con propósito ofensivo, se requerirá de sistemas tecnológicamente avanzados que permitan desarticular los sistemas de telecomunicaciones y otros del enemigo cuando se requiera, incluyendo la disponibilidad de perturbadores ligeros en apoyo a las pequeñas unidades.

foto:  El ET deberá dotarse de nuevos medios de ingenieros y recuperación, que sustituyan y refuercen los actuales, como es este “Centauro” recuperador (foto Ejército de Tierra).

Protección en guerra electrónica

En el marco del conflicto entre Ucrania y Rusia se ha hecho un amplio uso de medios de guerra electrónica, incluida la perturbación y se han derribado múltiples aeronaves de sistemas de RPAS con medios de EW. En Siria, los rusos también han desplegado este tipo de medios de guerra electrónica de última generación. En el ámbito de la amenaza aérea, además de aviones y helicópteros, se prevé un auge en nuevos sistemas, como son los RPAS de bajo coste  y el uso de aeronaves lentas (slow movers), como avionetas, ultraligeros, etc.

Se sumaran sistemas clásicos debidamente  modernizados o utilizados con nuevas tácticas, como son los cohetes, proyectiles de artillería y morteros misiles de pequeño tamaño, las amenazas denominadas como RAM (Rocket, Artillery, and Mortar), que llevarán a dotarse de un sistema polivalente contra ellas C-RAM (Counter-RAM). Además, las fuerzas terrestres dispondrán de unidades de defensa antiaérea de baja y muy baja cota, que como principal solución es el nuevo sistema de MBDA de misiles Atlas RC que dispara los nuevos Mistral 3, que en España se designará como Jabalí.

En este caso la evaluación de cara a su integración a la Fuerza 35 no lo realizará la BRILEG, sino el experimentado Regimiento de Artillería Antiaérea nº 71 de Fuencarral (Madrid). El objetivo final es lograr dotar de una en la burbuja de protección a la futura Brigada 2035, basada en armas con capacidad de combatir todo el espectro de la amenaza aeronáutica, tanto a baja como a muy baja altura, mediante sistemas duales de misil de baja-muy baja cota (9-10 km./6.000 m), duales cañón (5.000 m) y energía dirigida (5.000 m), sistemas de interferencias electromagnéticas contra RPAS, y mixtos cañón y misil.

También es necesario disponer de la capacidad contra los referidos IED (C-IED), que deberá disponer de mayor flexibilidad en cuanto a sus medios, para adaptarse a los cambios en los procedimientos y técnicas. La proliferación de la amenaza NBQ-R (especialmente la biológica y química) implicará disponer de capacidades de detección mejorada con detectores hasta el nivel combatiente. Las plataformas necesitarán protección frente a NBQ-R y contaminantes ambientales o industriales, al operar en zonas urbanizadas. Las pequeñas unidades podrán realizar una primera descontaminación. Igualmente, será muy necesario disponer de equipos ligeros de EW para contribuir a la protección de la fuerza en situaciones de contacto con el enemigo. La ciberdefensa estará muy presente.

Maniobra

La movilidad y autonomía de los nuevos vehículos, que encabezará el VCR 8x8 y permitirá a las unidades actuar dispersas, simultaneando más puntos de presencia, así como concentrarse rápidamente cuando sea necesario. La protección y supervivencia del personal embarcado en las plataformas terrestres es una característica fundamental, por lo que será necesario combinar los blindajes con sistemas de detección (activos y pasivos), neutralización y destrucción contra todo tipo de amenazas. Así uno de los programas tecnológicos que se están desarrollando en el VCR es el de Incremento de la seguridad, que según la web del ET, en su fase inicial prevé dotarle de:

• Kit de protección contra los nuevos sistemas lanzagranadas RPG (Rocket-Propelled Grenade), con doble carga, la primera que activa el sistema antiblindaje, y la segunda que penetra en él y calcina a sus tripulantes.

• Blindaje add-on contra minas e IED. 

• Implementos de sistemas mecánicos contra IED, como una hoja empujadora, rodillo y arado.  

Además, la irrupción de vehículos autónomos y semiautónomos será fundamental para mejorar la supervivencia de las unidades, ya que sustituirán a los combatientes en tareas para las que son más aptos (soporte, reconocimiento y sensorización, e incluso portando ciertas armas de apoyo), multiplicándose así la potencia de combate. Otro de los programas básicos en este campo es el sistema del combatiente del futuro SISCAP (Sistema Combatiente a Pie), que dotará a éstos de comunicaciones de última generación, video y conciencia situacional.

Además los nuevos uniformes llevarán sensores, que determinarán las posibles necesidades médicas del combatiente, pero también las necesidades logísticas de éste, como sería el caso de la munición con la que cuenta, para prever su reaprovisionamiento. El SISCAP  se coordinará además con el sistema del 8x8 VCR para que actúen en conjunto, de forma que cada infante facilite la información al vehículo y éste a su vez al escalón superior de mando y control. Incluso se estudia que a través del SISCAP se pueda emplear de forma remota el blindado.

foto: “Fuerza 35” contará con menos efectivos, que a cambio estarán cada vez más cualificados y dotados de mejores sistemas, armamento y otros equipos (foto Julio Maíz).

Apoyo logístico

La variedad de posibles escenarios exigirá a la logística del ET afrontar grandes retos contrapuestos. En unos se deberá apoyar a una fuerza dispersa en grandes espacios y con una amenaza también dispersa, difusa, discontinua y cambiante; y en otros será necesario enfrentarse a un enemigo similar a las fuerzas propias, con capacidad de interferir en la maniobra logística mediante los fuegos y la degradación de los sistemas de información y telecomunicaciones. La necesidad de concentrar los recursos humanos y materiales disponibles en las unidades de combate requerirá reducir al mínimo la huella logística.

La capacidad de autodiagnóstico de los materiales, la predicción de averías, la simplificación de la tareas de mantenimiento, la mejor cualificación del personal, la disponibilidad de sistemas tutoriales o de telemecánica, la posibilidad de generar localmente piezas de repuesto por impresión 3D, así como la robotización y automatización, permitirán reducir la cantidad de personal requerido en tareas de mantenimiento y para operaciones tales como la conducción, preparación de cargas y su manejo.

Por otra parte, la previsible dispersión de las unidades, las dificultades de evacuación y la necesidad de reducir las bajas propias, obligarán a disponer de mayores capacidades de estabilización a vanguardia. Para ello será necesaria la cualificación del personal, desde el combatiente al personal facultativo, pasando por figuras como el paramédico, así como la disponibilidad de medios técnicos y sustancias activas, y sistemas tutoriales y de telemedicina.

foto: Los RPAS de diferentes categorías serán fundamentales para adquirir inteligencia (foto Ejército de Tierra).

Revista Defensa nº 493, mayo 2019, Julio Maíz


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