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Viernes, 19 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Navantia, por fin políticos con sentido

Cuando en 1981 descubrí Bazán, una importante parte de lo que hoy es Navantia, era conocida por “el edificio de la Castellana del Ministerio de Marina”. Lejos estábamos de imaginar el avance tecnológico que esa empresa pública del INI iba a experimentar. Dieciocho mil trabajadores, programas a “costes y costas”, es decir, a lo que costaran y mil y un sin sentidos que convertían a “la Bazán” en lo más alejado posible de lo que debe ser una empresa.

Pero hete aquí que llegó un político con sentido que nombró a un presidente que, además de político, era empresario. Y comenzó la senda industrial y tecnológica que llevó a Bazán a ser un referente internacional en el mundo de la construcción naval militar. Los programas se llevaban a cabo a tanto alzado, es decir se presupuestaban, para bien o para mal; aquello pasó a ser una empresa; la Armada se dedicaba a operar los buques y controlar los programas, no a dirigir empresas y llegaron los beneficios. Han leído bien, he dicho beneficios.

Cuando ese presidente paso a mayores destinos, presidente del INI, le dejó a esa empresa un legado inmejorable, no solo porque la había puesto en la senda de llegar a ser una industria moderna y tecnológica, sino porque dejó al frente de la misma a su segundo, que daba la casualidad, en este caso causalidad, también era un empresario.

Tras grandes éxitos internacionales, nuestros políticos volvieron a las andadas y de nuevo se comenzó a nombrar presidentes que eran de todo, menos empresarios y que desconocían absolutamente un negocio tan especializado como éste. Luego vinieron algunos aciertos en los nombramientos con nuevos y resonantes éxitos internacionales: Noruega, Australia, etc. y después… hasta catedráticos de economía rigieron los destinos, por no decir desatinos, de la empresa. Menos mal que “la casa” seguía funcionando como una máquina bien engrasada, pese a esos dirigentes.

Pero ahora hay que felicitarse y felicitar a los políticos que rigen estos destinos. De nuevo han vuelto a acertar y han nombrado a un profesional, y de la casa, para dirigir a Navantia. Supongo que para intentar corregir la “inanidad” de anteriores presidentes y consejeros delegados que estaban dejando a Navantia en el camino de la autodestrucción por inacción. Además, hay que felicitarse doblemente porque este nuevo profesional, perdón, quise decir presidente porque profesional lo es y desde hace mucho, lejos de traerse a “amiguetes” de otras partes, lo que ha hecho es “tirar de la cantera”, que en Navantia la hay y muy buena.

Tras desaciertos como la primera fase del programa S-80, ahora debemos darles las gracias a nuestros señores políticos ¿o debo decir señora política? por retomar el camino adecuado que conducirá a Navantia hacia una nueva re-consolidación como una de las grandes del sector. Que no acabe el camino de nuevo en una senda de cabras, intransitable y hacia ningún destino. A ver, si de una vez, hemos aprendido de nuestro pasado. (El Observador Naval)


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