La Dirección de Abastecimiento de la Armada de Chile ha adjudicado la Licitación Pública N° 2945-21-LP25 a la propuesta técnica de Eurochile, por un monto de 80 millones de pesos chilenos, incluyendo IVA. Esta contratación busca elaborar una "Hoja de Ruta" que impulse la implementación de la Política Nacional de Construcción Naval (PNCN), aprobada a inicios de año y que proyecta un horizonte hasta 2040, con énfasis en la renovación de la flota y el desarrollo productivo sostenible.
La iniciativa, lanzada formalmente en enero pasado por el Presidente Gabriel Boric desde los astilleros de ASMAR en Talcahuano, responde a la necesidad de superar la dependencia de adquisiciones externas y potenciar capacidades locales en un país con más de 4.300 kilómetros de costa y una vocación tricontinental. Según fuentes de la Armada, el proceso de adjudicación se concretó este 7 de noviembre, tras una evaluación exhaustiva de ofertas que priorizó la solidez metodológica y la experiencia en consultorías sectoriales de Eurochile.
El objeto central de esta licitación es contratar un servicio integral para diseñar y consensuar una hoja de ruta que sirva de guía estratégica para la Política Nacional de Construcción Naval (PNCN). Este documento no solo identificará brechas en el ecosistema naval chileno, sino que también propondrá acciones concretas para cerrarlas, involucrando a actores públicos, privados, académicos y de la sociedad civil. Se trata de un instrumento que alineará esfuerzos para fomentar la investigación, la transferencia tecnológica y la competitividad, transformando a Chile en un polo regional de construcción naval.
Un proceso en dos fases bien definidas
El trabajo se divide en dos etapas secuenciales, diseñadas para garantizar un diagnóstico sólido antes de pasar a la formulación práctica. La Fase 1, consiste en identificación de oportunidades y levantamiento de brechas. El equipo de Eurochile deberá realizar un diagnóstico económico-productivo basado en datos nacionales e internacionales. Esto incluye analizar drivers y tendencias del sector, mapear subsectores clave como buques de superficie, auxiliares y remolcadores, y evaluar variables como ventas, empleo, productividad e intercambios comerciales. Se espera un mapa exhaustivo de actores, desde empresas líderes y proveedores hasta instituciones públicas como CORFO, universidades especializadas en ingeniería naval y entidades de la sociedad civil.
Además, se levantará la línea base de la industria local, caracterizando cadenas de suministro, mercados atendidos y niveles de sofisticación tecnológica e infraestructura. De ahí surgirá un análisis de brechas en áreas críticas como el capital humano calificado, regulación normativa, equipamiento tecnológico, acceso a financiamiento y datos públicos. El enfoque será consensuado, comparando el desempeño local con referentes internacionales para cuantificar qué hace falta y cómo cerrarlo, priorizando oportunidades que surjan de tendencias como las tecnologías inteligentes y la manufactura avanzada, según se detalla en la base de confección de la hoja de ruta.
Esta fase culminará en 90 días con una síntesis preliminar, validada por el Comité de Construcción Naval o la instancia público-privada coordinada por CORFO, que definirá metas compartidas alineadas a la visión presidencial de una industria naval soberana y exportadora. Los productos esperados incluyen un informe de ajuste metodológico, un diagnóstico estratégico con mapeo de actores, la identificación de oportunidades y brechas tecnológicas, y una cuantificación de la visión con indicadores medibles y línea base.
Transicionando a la Fase 2, diseño y Construcción de la Hoja de Ruta, el énfasis estará en la participación amplia y en principios flexibles adaptados a las particularidades del sector. Se incorporarán experiencias internacionales, como el modelo IFM de Cambridge o el Technology Roadmapping Handbook de la Universidad de Leipzig, para enriquecer el entregable final. La hoja de ruta delineará iniciativas en plazos corto (1-2 años), mediano (3-5 años) y largo (más de 5 años), identificando responsabilidades en acciones específicas, sistemas de monitoreo y sinergias con plataformas transversales como TIC/IoT, logística y energías renovables.
Entre los productos clave de esta etapa figuran un plan de trabajo ajustado con carta Gantt y detalle de dedicación profesional, el diseño validado de la arquitectura estratégica, un documento explicativo con resumen gráfico, hitos clave, cartera de iniciativas y propuesta de plan trianual de implementación, además de la identificación de acciones tempranas. Todo ello, respaldado por informes técnicos y un visualizador gráfico accesible para cualquier lector.
Proyecciones
Esta adjudicación llega en un momento de efervescencia para la construcción naval chilena, impulsada por la PNCN 2025-2040, que establece un marco legal robusto incluyendo la Ley de ASMAR y convenios como SOLAS y MARPOL para priorizar la construcción local de naves requeridas por la Armada. En octubre, un seminario en Valdivia organizado por la Municipalidad, Corfo y la Universidad Austral analizó el rol de esa ciudad como polo estratégico, destacando oportunidades en innovación y sustentabilidad para la Región de Los Ríos, donde operan astilleros como Asenav y que representa un gran porcentaje de la flota del país.
El avance del Proyecto Escotillón IV, con su primer buque multipropósito al 92% de ejecución en ASMAR Talcahuano, ilustra el dinamismo, con el inicio de la construcción del segundo buque multipropósito en agosto del 2025, con eslora de 110 metros y desplazamiento de 7.897 toneladas, modernizando el despliegue anfibio. La ministra de Defensa, Adriana Delpiano, ha enfatizado que esta política es "una inversión estratégica para resguardar intereses marítimos", mientras el almirante en retiro Juan Andrés de la Maza quien impulsó el plan desde 2018 celebra la certeza de que "todos los buques futuros se construyan en Chile, atrayendo inversión a largo plazo".
Con esta hoja de ruta, la Armada continua fortaleciendo su proyección de la PNCN. Eurochile, con su trayectoria en estudios sectoriales, asume un rol pivotal para que esta visión pase de papel a realidad, consolidando a Chile como puerta antártica y potencia marítima en la región.
Chile inyecta 2.250 millones de pesos en Astilleros locales impulsando la Política Nacional de Construcción Naval de la Armada de Chile
En el marco de la Política Nacional de Construcción Naval de la Armada de Chile, la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) acaba de seleccionar dos iniciativas clave por un total de $2.250 millones, con el objetivo de fortalecer la cadena de proveedores y posicionar a Chile como un país más competitivo en este sector estratégico. El anuncio, realizado el 7 de noviembre durante el Seminario Internacional de Proveedores de Construcción Naval en la sede de Inacap en Talcahuano, llega en un momento en que la Política Nacional de Construcción Naval 2025-2040 aprobada en julio y firmada por el presidente Gabriel Boric en enero comienza a dar frutos concretos, como lo evidencian los avances en proyectos como Escotillón IV, donde Asmar Talcahuano reporta un 92% de progreso en su primer buque multipropósito.
Este instrumento, llamado ImpulsaTEC y enmarcado en el Programa de Desarrollo Productivo Sostenible (DPS) del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, busca diversificar la productividad de empresas manufactureras nacionales para que se inserten en cadenas de valor especializadas. En esta primera convocatoria, focalizada en la construcción naval, Corfo aportará el 60% del financiamiento, es decir, $1.350 millones, dejando el resto a cargo de los privados. "El desafío es claro: necesitamos más proveedores locales que respondan a las demandas de esta industria, y estos proyectos son el empujón que hace falta para eso", comentó Hugo Arias, gerente de Asuntos Estratégicos de Corfo, en el seminario, donde también se resaltó el rol del recién formado Comité Corfo de Construcción Naval, que desde agosto coordina acciones público-privadas para alinear esfuerzos territoriales.
Los proyectos ganadores: apuestas por el sur austral y la eficiencia industrial
El primer seleccionado, "SITECNA + Naval", se ejecutará en la Región de Los Lagos y se proyecta hacia Aysén y Magallanes, con un costo total de $1.000 millones y 36 meses de duración. Esta iniciativa apunta a cerrar brechas en estandarización, calidad y operaciones continuas en infraestructuras de varado y frentes marítimos, combinando modernizaciones, tecnologías nuevas y transferencias a proveedores locales. Es un esfuerzo que resuena con la visión de la Política Nacional, que enfatiza la innovación en regiones extremas para generar empleo de calidad y reducir dependencias externas.
El segundo, liderado por Astilleros y Servicios Navales S.A. (ASENAV) en Valdivia, sube la apuesta con $1.250 millones y la misma duración. Aquí se creará un Parque Industrial especializado, empezando por un taller de tuberías para fabricar spools a medida destinados a ASENAV, ASMAR y otros astilleros, pero también a industrias complementarias como lecherías u obras civiles. Equipado con herramientas de punta, software integrador y capacitaciones, el proyecto promete cortar importaciones de componentes como codos, ahorrando tiempo en soldaduras y elevando la productividad. Justo en Valdivia, donde un seminario a fines de octubre organizado por la Municipalidad, Corfo y la Universidad Austral analizó el rol de la ciudad como polo estratégico, esta noticia cae como anillo al dedo.
Aintzane Lorca, jefa de la División de Desarrollo Productivo Sostenible del Ministerio de Economía, no escatimó en elogios: "Estas propuestas no solo diversifican nuestra manufactura, sino que alinean con la Política de Construcción Naval, trayendo beneficios económicos tangibles a los territorios". Y tiene sentido: en un año donde los Astilleros y Maestranzas de la Armada (ASMAR) entregó el Rompehielos Almirante Viel listo para su debut antártico en enero y avanzó en alianzas con astilleros privados como ASENAV para las lanchas de desembarco del Escotillón IV, estos fondos de Corfo actúan como lubricante para una maquinaria que ya ronronea.
Un seminario que une visiones globales y locales
El evento en Talcahuano no fue solo un anuncio, fue un foro vivo donde se cruzaron experiencias internacionales y realidades chilenas. César Díaz, del Offshore Renewable Energies Catapult del Reino Unido, compartió lecciones de su industria offshore, mientras paneles locales como "La construcción naval como motor de desarrollo tecnológico" contaron con Ricardo Contreras de Asenav, el contraalmirante José Miguel Hernández de Asmar y Richard Luco de la Universidad Austral. En el bloque sobre proveedores, voces españolas Pablo Guerrero de Gabadi, Carlos González de Frizonia y Luis Navarro de Fernández JOVE destacaron oportunidades para pymes locales.
Pablo Guerrero lo resumió bien: "Esta primera edición ya es un éxito rotundo. Debe ser el motor para que Asmar, como tractora, dé un salto cualitativo. Pero exige alineación total, pública y privada, a 15 o 20 años vista". Cerró el día el capitán de navío Francisco Mackay, del Centro de Innovación Tecnológica de la Armada (Cita), con la Hoja de Ruta Nacional, que traza consensos para priorizar innovación y capacidades productivas.
Hacia una flota soberana y un ecosistema vibrante
Estos anuncios de Corfo no caen en el vacío. Llegan tras la inauguración en julio del Centro de Manufactura Avanzada de ASMAR en Valparaíso, que aumenta la autonomía operativa, y en medio de reuniones como la del Consejo Asesor en Valdivia a inicios de noviembre, donde se coordinaron encadenamientos productivos. La Política Nacional, con su horizonte al 2040, no solo apunta a construir toda la flota de la Armada en casa evitando compras de segunda mano, sino a tejer un tejido industrial que genere startups, empleos y transferencias tecnológicas. Cada buque, como dice el decreto, será una plataforma de aprendizaje.
En resumen, ImpulsaTEC es más que subsidios, es el puente entre la visión de un país y la ejecución en astilleros como los de Talcahuano o Valdivia. Si el seminario de la semana pasada fue el chispazo, estos $2.250 millones son la llama que podría iluminar el camino para una industria naval chilena más robusta, inclusiva y, sobre todo, propia. Queda ver cómo estos proyectos, en los próximos 36 meses, se convierten en barcos que surcan mares y en proveedores que surgen del sur. (Luis Andrés Lautaro)







5 comentarios