El pasado 28 de julio de 2025, el Diario Oficial de la República de Chile publicó el Decreto N° 1 del Ministerio de Defensa Nacional, que formaliza la Política Nacional de Construcción Naval 2025-2040. Este decreto marca un paso estratégico para consolidar a Chile como un país relevante en la industria naval, promoviendo el desarrollo de una Armada moderna, una economía marítima competitiva y un sector industrial sostenible, en línea con los desafíos geopolíticos y económicos de los intereses que le fija el Estado. La política, que se enmarca en las atribuciones de la Ley N° 20.424 y otras normativas como el DFL N° 88 de 1953 y la Ley N° 18.575, busca posicionar al país como un referente en la construcción naval, con un enfoque en la innovación, la sostenibilidad y la colaboración intersectorial.
Una visión estratégica para el futuro marítimo de Chile
La Política Nacional de Construcción Naval 2025-2040 tiene como propósito central fortalecer la industria naval chilena, transformándola en un pilar estratégico para el desarrollo económico, tecnológico y de defensa del país. Esta iniciativa reconoce el valor geopolítico del océano Pacífico, un espacio clave para la soberanía y el comercio global, así como la necesidad de modernizar la Armada de Chile para enfrentar los desafíos de seguridad del presente y el futuro. Además, busca potenciar la economía nacional mediante la generación de empleo, la promoción de la innovación y el fortalecimiento de la competitividad en el mercado internacional. La política se sustenta en un enfoque de largo plazo, con una visión que trasciende los gobiernos y se proyecta como una verdadera política de Estado.
Objetivos generales
El documento establece objetivos claros para guiar el desarrollo del sector naval chileno. En primer lugar, se busca impulsar la construcción de buques con la participación activa de actores públicos, privados y académicos, fomentando una sinergia que maximice los recursos y capacidades del país. Además, se prioriza la consolidación de capacidades técnicas y tecnológicas para desarrollar buques de combate, logísticos, científicos y ecoeficientes, respondiendo a las necesidades operativas de la Armada y a las demandas de un mercado global cada vez más exigente. El eje central de esta estrategia es el Plan Nacional Continuo de Construcción Naval (PNCCN), que asegura una renovación constante de la flota naval chilena, garantizando su operatividad y modernización a largo plazo.
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Esquema del Plan de Construcción Naval de la Armada de Chile.
Objetivos estratégicos, defensa, innovación y sostenibilidad
La política define metas específicas para consolidar el rol de la industria naval en el desarrollo nacional. Entre ellas, destaca la garantía de que la Armada cuente con las capacidades necesarias para cumplir su misión de defensa, asegurando la protección de los intereses marítimos de Chile. Asimismo, se fomenta la creación de empleo calificado y la formación técnica, lo que permitirá generar oportunidades laborales y fortalecer el capital humano. La innovación, la investigación y el desarrollo (I+D+i) son pilares fundamentales, con un enfoque en tecnologías avanzadas que posicionen a Chile como un referente en la construcción naval. Además, se promueve la sostenibilidad ambiental y la eficiencia energética, alineándose con los compromisos internacionales en materia de cambio climático. Por último, la política busca incentivar la exportación de buques y servicios navales, así como reducir costos para aumentar la competitividad del sector en los mercados globales.
Ejes estratégicos, colaboración y proyección internacional
Para alcanzar estos objetivos, la política se estructura en cinco ejes estratégicos. El primero es la ejecución del PNCCN, liderado por Astilleros y Maestranzas de la Armada (ASMAR), en colaboración con astilleros privados y universidades, lo que asegura una integración efectiva de capacidades nacionales.
El segundo eje apunta al fortalecimiento de la industria naval mediante inversiones, formación de capital humano y un marco regulatorio claro y eficiente. También se fomenta la creación de alianzas estratégicas internacionales para incorporar mejores prácticas y tecnologías de vanguardia.
La diversificación de la producción y la exportación de bienes y servicios navales son otro componente clave, buscando ampliar el alcance de la industria chilena en el mercado global. Finalmente, la promoción de una cultura marítima busca generar conciencia en la sociedad sobre la importancia del mar para el desarrollo del país.
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Esquema del Plan de Construcción Naval de la Armada de Chile.
Un marco normativo sólido
La Política Nacional de Construcción Naval 2025-2040 se apoya en un robusto marco legal que incluye la Ley N° 18.296, que regula las operaciones de ASMAR, el Decreto Ley N° 2.222 (Ley de Navegación), la Ley N° 19.300 sobre Bases Generales del Medio Ambiente, el Código de Comercio (Libro III) y convenios internacionales como SOLAS, MARPOL y el Convenio sobre el Trabajo Marítimo (MLC). Estas normativas aseguran que la política se implemente en un contexto de cumplimiento legal y compromiso con estándares globales de seguridad, sostenibilidad y derechos laborales.
Avances recientes y proyección a futuro
La aprobación de esta política llega en un momento clave para la industria naval chilena. Recientemente, ASMAR Talcahuano alcanzó un 87% de avance en la construcción del primero de cuatro buques multipropósito para la Armada, diseñados con capacidad para operar en la Antártica, lo que refleja el compromiso con la modernización de la flota. Además, el 23 de julio de 2025, ASMAR inauguró un Centro de Manufactura Avanzada, una instalación que otorgará mayor autonomía estratégica y operativa a la Armada, alineándose con los lineamientos de la nueva política. Estas iniciativas, sumadas a la visión de largo plazo del PNCCN, posicionan a Chile como un país destacado y relevante en la industria naval regional y global.
La Política Nacional de Construcción Naval 2025-2040 no solo busca modernizar la flota de la Armada, sino también dinamizar la economía chilena. Al fomentar la participación de astilleros privados y la colaboración con universidades, se espera generar un ecosistema productivo que impulse el empleo, la innovación y las exportaciones. La diversificación de la producción naval, que incluye buques científicos y ecoeficientes, abriendo nuevas oportunidades para posicionar a Chile en mercados internacionales, especialmente en un escenario donde la sostenibilidad y la tecnología son cada vez más valoradas.
La aprobación de esta política llega en un momento clave para Chile, un país con más de 142.173 kilómetros de mar territorial, una posición estratégica en el Pacífico Sur. En un escenario donde las tensiones geopolíticas y la competencia por los recursos marítimos están en aumento, contar con una industria naval robusta y una Armada bien equipada es fundamental para la seguridad y el desarrollo nacional proyectando el destino marítimo del país hacia 2040 y más allá. (Luis Andrés Lautaro)






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