La presencia de la OTAN en Estonia se ha convertido en uno de los pilares de la estrategia de defensa y disuasión en el flanco oriental de la Alianza, en respuesta al deterioro de la seguridad europea tras las acciones de Rusia desde 2014 y, especialmente, tras la invasión a gran escala de Ucrania en 2022.
El despliegue aliado combina fuerzas terrestres, aéreas y capacidades de mando y control que operan de forma continua en territorio estonio, con el objetivo de disuadir cualquier agresión y asegurar que cualquier ataque contra Estonia se considere, en la práctica, un ataque contra toda la OTAN.
En el centro de este dispositivo se encuentra el batallón multinacional de la OTAN desplegado en Estonia dentro del marco de la enhanced Forward Presence (eFP), liderado por el Reino Unido como nación marco. Esta unidad, formada por unos 1.200 militares y encuadrada en la 1ª Brigada de Infantería de las Fuerzas de Defensa de Estonia, opera desde la base de Tapa e incluye principalmente efectivos británicos reforzados rotativamente por Francia y otros aliados, con carros de combate Challenger 2, vehículos de combate de infantería Warrior, obuses autopropulsados AS90 y vehículos blindados franceses como el Serval y el AMX-10 RC.
El batallón eFP en Estonia se entrena de forma regular con las fuerzas estonias, integrándose en la planificación de defensa nacional y regional, y puede ser rápidamente reforzado hasta alcanzar entidad brigada mediante la llegada de miles de efectivos adicionales en caso de crisis. Este mecanismo convierte a la unidad en una verdadera punta de lanza de la fuerza de respuesta aliada, al tiempo que sirve como instrumento de interoperabilidad y estandarización táctica entre los distintos ejércitos participantes.
La presencia terrestre se complementa con un robusto componente aéreo en la que destaca la misión de Policía Aérea del Báltico, desde la que aviones de combate aliados operan de forma rotatoria para vigilar el espacio aéreo de Estonia y del resto de la región. Desde la base de Ämari, destacamentos de diferentes países —incluidos aliados de Europa occidental y Norteamérica— mantienen un servicio de alerta rápida permanente, preparados para interceptar aeronaves que vulneren los procedimientos de seguridad o se aproximen sin identificar al espacio aéreo aliado.
La actividad de la OTAN en Estonia no se limita al despliegue permanente, sino que se refuerza con grandes ejercicios multinacionales que ponen a prueba la capacidad de movilización y combate de las fuerzas aliadas en un escenario realista. Entre ellos destaca el ejercicio “Hedgehog 25”, uno de los mayores en la historia del país, que ha reunido a unos 16.000 soldados de Estonia y de múltiples aliados para ensayar la respuesta conjunta ante una crisis de gran escala, incluida la recepción rápida de refuerzos desde Reino Unido y Francia e integración con reservistas y la Liga de Defensa estonia.
Junto con estos despliegues, Estonia alberga también estructuras de mando y capacidades vinculadas al ciberespacio y a la resiliencia, que refuerzan el carácter multidimensional de la presencia aliada. La cooperación en ciberdefensa, ejercicios específicos y centros de excelencia en Tallin complementan la disuasión convencional, subrayando que la defensa del flanco oriental se concibe de forma integral, desde el terreno hasta el espacio informativo y digital.
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