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Martes, 19 de marzo de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Asistimos a la inauguración del mayor parque de máquinas de asedio del mundo

En la revista Defensa y la web defensa.com venimos analizando desde hace cuarenta años los últimos desarrollos tecnológicos del sector militar.

Sin embargo de vez en cuando merece la pena dar un paso atrás  para contemplar la evolución de los sistemas de armas. En este caso daremos un paso más largo, concretamente uno que nos lleva desde el siglo V al siglo XV, periodo histórico elegido por Ruben Sáez Abad para ubicar la mayor exposición de máquinas de asedio del mundo en el Trebuchet Park.

El Trebuchet Park, que toma nombre de una de las más conocidas armas de asedio medieval, reúne 40 piezas construidas a partir de diseños originales que ahora podemos contemplar en el castillo de Belmonte, situado en la provincia de Cuenca y declarado Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural.

Ruben lleva más de una década dando forma a diferentes máquinas empleadas en los asedios cristianos, musulmanes, orientales o renacentistas, de hecho tiene actualmente expuestas más de 300 máquinas entre reproducciones a escala real y maquetas entre museos y exposiciones temporales por toda España. Para elaborarlas partió de toda la documentación disponible, desde miniaturas, grabados, textos de la época, representaciones iconográficas o incluso restos arqueológicos, siempre que se dispusiera al menos del 70 % de la información necesaria para reproducirlas.

Este visionario de lo que ahora se conoce como “arqueología experimental” es licenciado en Humanidades por la Universidad de Teruel y doctor en Historia por la Universidad Complutense. Su tesis doctoral “la poliorcética en el Mundo Antiguo” obtuvo la calificación de sobresaliente cum laude, recibiendo el Premio Nacional de Defensa en 2.004 en la modalidad de Historia y Geografía Militar.

El Trebuchet Park

Originalmente ubicado en el municipio turolense de Albarracín, Trebuchet Park ha llegado a un acuerdo con el propietario del castillo de Belmonte Javier Fitz-James Stuart, actual conde de Montalvo, para ubicar ahí la exposición, aprovechando la predisposición de sus dueños a potenciar el atractivo histórico y turístico de este castillo del siglo XV.

De esta manera, el recinto amurallado del ya de por sí impresionante castillo cuenta ahora con una exposición organizada en torno a los cuatro períodos históricos antes mencionados en el que encontramos diez armas representativas por época. Estas además están ubicadas de la forma en que habrían actuado durante un asedio a un castillo, tal como vemos en las escalas que intentan tomar la muralla, el “músculo” que protege a los minadores que intentan perforar los cimientos o el trabuco de contrapeso (o trebuchet que da nombre al parque), que lanzaría piedras o incluso cadáveres dentro de la fortificación.

En la antigüedad la toma de castillos era más frecuentes que las batallas y para poder tomar un plaza fuerte había básicamente cuatro opciones que eran la captura por medios diplomáticos, el asalto por sorpresa, el bloqueo o asedio y el “bloqueo activo”. En caso de que no se consiguiera la rendición por ningún medio y el costoso asedio se prolongara demasiado, se recurría al asalto. Este podía ser bien superando las murallas usando torres o escalas, atravesando los muros con arietes, derribándolos después de minar sus cimientos o incendiando su interior mediante el lanzamiento de diferentes ingenios.

Antes de que llegara la pólvora había tres tecnologías para accionar las diferentes máquinas como eran la torsión de una madeja de cuerdas, consiguiendo la acción similar a la de un muelle, la tensión o flexión como la que hace funcionar un arco y los contrapesos.

Las áreas cristiana, musulmana y oriental acogen armas que van desde el siglo V al XIV mientras que la destinada al mundo renacentista incluye armas principalmente del siglo XV, que se basan en el lanzamiento de dispositivos incendiarios. Todas han sido construidas fielmente, usando madera de pino teñida con una mezcla de aceite quemado y gasoil, usando clavos de cabeza perdida (no tornillos) y son totalmente operativas, habiéndose realizado multitud de demostraciones de lanzamiento de flechas o rocas en las antiguas instalaciones de Albarracín. Así encontramos desde trabucos de contrapeso, ballestas de lomo o una cometa incendiaria en el área cristiana, ruedas de fuego o diferentes versiones del manjaniq en el musulmán, ballestas múltiples los impresionantes carros de cuchillos para impedir el asalto o el carro garfio para destruir murallas en la zona oriental o en el área del Renacimiento desde arietes pesados a máquinas basadas en diseños de Leonardo da Vinci o manteletes móviles.

A una hora escasa de Madrid se puede disfrutar no solo del castillo y el parque sino que también se realizan visitas teatralizadas al primero, que también acoge campeonatos nacionales de combate medieval como el que tendrá lugar el fin de semana del 22 y 23 de septiembre. El parque también realiza exhibiciones de cetrería en la zona próxima al área donde se desarrollan los combates medievales.

Aunque el parque abrió sus puertas el pasado 1 de agosto, la inauguración oficial fue el pasado día 12, contando con la presencia de autoridades locales, de la diputación de Cuenta, de la Universidad de Castilla La Mancha y gran número de medios de comunicación que de seguro sabrán poner en valor este importante enclave histórico y la singularidad del Trebuchet Park. (José Mª Navarro García)

Fotografía: Carro cuchillo y escala compuesta (Rubén Sáez)

Carro garfio y tigre agazapado (Rubén Sáez)

Carro incendiario (Rubén Sáez)

Diferentes armas organizadas según áreas con el castillo al fondo (Rubén Sáez)

Dos lanzadores por contrapeso (Rubén Sáez)

El hwach oriental (Rubén Sáez)

El Lu'Ab musulmán (Rubén Sáez)

Máquina incendiaria compleja (Rubén Sáez)

Músculo ariete y escala compuesta (Rubén Sáez)

Personalidades durante la inauguración (Rubén Sáez)

Rubén Saez delante del trebuchet (autor)

Varias armas dispuestas como lo harían en el asedio con el escudo en primer lugar (Rubén Sáez)

Ballesta de torno (Rubén Sáez)

 


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