En un contexto geopolítico cada vez más desafiante, la Marina de los Estados Unidos (US Navy) ha iniciado una transformación profunda de su flota de superficie con el ambicioso programa Modular de Ataque de Superficie (MASC, por sus siglas en inglés). Este programa busca desarrollar una nueva generación de Buques de Superficie no Tripulados (USV), capaces de operar de forma autónoma o semiautónoma en misiones de combate, vigilancia y apoyo logístico, redefiniendo el concepto de la guerra naval en el siglo XXI.
Uno de los protagonistas de esta revolución tecnológica es el Romulus, un USV desarrollado por el gigante estadounidense de la construcción naval Huntington Ingalls Industries (HII), que lo presentó oficialmente este mes de septiembre como la punta de lanza de una familia de embarcaciones no tripuladas diseñadas para integrarse plenamente en las operaciones navales de la US Navy, tanto en escenarios de asimétricos de baja intensidad como en conflictos de alta complejidad.
El novedoso Romulus destaca por su arquitectura modular, lo que permite adaptar su configuración a diferentes tipos de misiones, desde guerra de superficie hasta operaciones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR). Para esta nueva generación de embarcaciones de superficie Hll ha desarrollado el sistema Odyssey, el cual brindará al buque capacidad autónoma para tomar decisiones, operar sensores, evitar colisiones y coordinarse con otras unidades.
Este enfoque modular y autónomo responde a una necesidad estratégica clara de la Marina de Estados Unidos de reducir la exposición de tripulaciones en zonas de alto riesgo, aumentar la persistencia operativa y disminuir los costes de operación y mantenimiento, además, el Romulus ha sido concebido para ser desplegado desde buques nodriza o bases costeras, lo que le otorgará una gran flexibilidad táctica ante sus rivales.
El programa MASC una ruptura del statu quo
El programa Modular de Ataque de Superficie no solo busca introducir nuevas plataformas, sino también cambiar la mentalidad operativa de la Armada de acuerdo a lo señalado por sus Altos Mandos, que plantean que el objetivo es “incomodar” a la institución, forzándola a adoptar nuevas doctrinas, tácticas y estructuras de mando que integren plenamente a los USV en la cadena de combate existente, por lo que esta transformación implicará una nueva era de desafíos técnicos, logísticos y culturales, pero también abre la puerta a una flota más ágil, resiliente y letal.
En palabras del contralmirante Kevin Smith, responsable del programa MASC, “los USV como Romulus no son simples plataformas experimentales, sino elementos clave para mantener la superioridad marítima frente a rivales como China o Rusia”.
Asimismo, los desarrollos como Romulus y otros USV del programa MASC se enmarcan también en un proceso de modernización sin precedentes de la Marina de los Estados Unidos, que en los últimos cinco años ha incorporado 35 nuevos buques de guerra, incluyendo destructores de la clase Arleigh Burke bloque III, submarinos de ataque nuclear de la clase Virginia y buques logísticos de la clase John Lewis, en lo que constituye su mayor renovación de la Flota desde la Guerra Fría. (Bernardo de la Fuente)






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