El Teniente Brigadier Marcelo Damasceno, Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Brasileña, dejó de utilizar aeronaves militares en los últimos dos meses debido a las creciente restricciones presupuestarias y a la inusual demanda por las autoridades políticas de vuelos de la Fuerza Aérea Brasileña. Ha estado utilizando vuelos comerciales para sus viajes oficiales, recomendando lo mismo a otras autoridades de la institución.
El cuadro sumamente comprometido de buena parte de la flota de transporte de la Fuerza Aérea Brasileña, como ya adelantamos hace semanas, ha hecho eclosión y buena parte de la misma está en tierra. Así, se ha recurrido a los aviones de línea porque el bajo presupuesto de mantenimiento vigente ha provocado la inmovilización de 40 aviones y el retiro de, al menos, 137 pilotos desde julio, junto a numerosos técnicos.
El Grupo de Transporte Especial (GTE) de la Fuerza Aérea Brasileña ha sido diezmado por acelerarse cronogramas de mantenimiento de aeronaves tras su uso intensivo o por constantes reducciones de personal y recursos.
El presidente no sufre estás limitaciones porque dispone de aeronaves específicas, un Airbus 319 ACJ y dos Embraer 190, además de helicópteros Airbus H225 y H135, requiriendo además, para viajes de larga distancia, a los Airbus A330 de Transporte. El Segundo Escuadrón del Grupo de Transporte Especial de la FAB cuenta con 10 aviones Embraer 135/145 y el Sexto Escuadrón de Transporte Aéreo con dos Embraer Phenom 100. Otras unidades cuentan con Embraer 120 Brasilia, que no suelen ser del agrado de la dirigencia política al no ser reactores. En este contexto, la primera dama ha sido observada a nível parlamentario por uso injustificado de la flota militar.
De acuerdo a la norma, el primero en la lista de prioridades fuera del Presidente es el vicepresidente, Geraldo Alckmin. En segundo lugar, están los presidentes del Senado, la Cámara de Diputados y el Supremo Tribunal Federal (STF). Después, se atiende a los ministros de Estado, con precedencia en la Explanada para los ministros de mayor rango.
Sólo si hay una aeronave disponible luego de la solicitud de autoridades prioritarias, los jefes de las Fuerzas Armadas podrán utilizar los vuelos de la Fuerza Aérea Brasileña para sus viajes de negocios o por razones de salud o seguridad. Así las cosas, al Teniente Brigadier Damasceno le fue recientemente imposible viajar en los aviones de su Fuerza Aérea.
El 10 de julio, cuando tuvo que desplazarse a Recife para visitar su Base Aérea, la FAB debió comprar pasajes, así como para viajar a Salvador, Belo Horizonte, Buenos Aires o Bogotá, a cumplir agendas institucionales.
Mientras, la Fuerza Aérea camina hacia las 800 misiones de traslado de autoridades para fines del mes próximo, según el diario Folha de São Paulo gran parte de estos vuelos benefician a integrantes del Supremo Tribunal Federal y otros integrantes del Poder Judicial (el Superior Tribunal del Trabajo inclusive acaba de construir su propia sala VIP), al propio ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, o el de Economía, Fernando Haddad, siendo el mayor usuario de estos servicios el presidente de la Cámara de Diputados, Hugo Motta, orillando los 74 vuelos.
La Fuerza Aérea de Brasil se ha visto obligada a adoptar medidas de contención de gastos. Desde julio la jornada laboral presencial se lleva a cabo de las 8 a las 12, para gran parte de los efectivos que no estén de guardia en sus bases, así se ahorra que deban almorzar en las mismas, realizando el resto del horario en forma remota y suplantando viajes por video conferencias
Asimismo,40 aeronaves deben permanecer en tierra hasta finales de año debido a la falta de fondos para mantenimiento y combustible. Además de los numerosos retiros de oficiales, tanto a nivel aeronáutico como naval, están dejando sus fuerzas efectivos de los cuerpos subalternos, especialmente suboficiales técnicos debido al actual cuadro presupuestal y de carrera imperante, francamente desestimulante. (Javier Bonilla)
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