La Fuerza Aérea Brasileña (FAB) informa que sus actividades están viéndose afectadas por la reducción presupuestaria de aproximadamente 150 millones de dólares sufrida por el Comando de la Aeronáutica (COMAER) a fines de mayo de este año, por lo que sus aviones de transporte solo tendrían combustible hasta el próximo 3 de agosto. Además del problema del combustible, se están previendo dificultades en el mantenimiento de los aviones, debido a los recortes presupuestarios de estos últimos meses.
No obstante esta problemática situación, el gobierno, que continúa haciendo un uso más que intensivo y discrecional de la flota, quiere construir dos salas VIP en la Base Aérea de Belem, de cara a la conferencia ambiental internacional COP 30.
El presupuesto disponible para el Comando de la Fuerza Aérea en 2025 es de 5.300 millones de dólares, de los cuales 2.400 millones ya se han utilizado. La mayor parte de este monto total (unos 4.290 millones ) se destina a gastos de personal como salarios, salud y pensiones militares. Unos 400 millones de dólares se destinan a consumibles, como el combustible, mientras que algo menos de 295 millones se destinan realmente a inversiones.
Se priorizaron los gastos, según el comunicado de la Fuerza Aérea Brasileña, "que brinden apoyo presupuestario a la ejecución de determinadas actividades y también a compromisos ya asumidos, en detrimento de otras áreas”.
Sin embargo, considerando el alto valor de los bloqueos y contingencias establecidas, y el hecho de que estas contenciones económicas se establecieron cuando restaban siete meses para concluir el presente ejercicio fiscal, hubo afectaciones severas en prácticamente todas las actividades, desde las operativas hasta las logísticas y administrativas.
Respecto a los proyectos estratégicos, la reducción del 17% en el valor de la Ley de Presupuesto requerirá ajustes contractuales para mitigar los impactos en los cronogramas de entrega de aeronaves.
Además de transportar funcionarios como ministros de Estado, jefes de Estado, o altos escalones de otros poderes, la aviación de la FAB también realiza misiones críticas, como el transporte de órganos para trasplantes, operaciones humanitarias y emergencias médicas, además de su misión original de defensa del espacio aéreo.
Con recortes de costos y menos vuelos, la FAB está perdiendo pilotos como nunca antes, que están migrando al sector civil e inclusive al exterior. La medida, sin embargo, no afecta a los aviones que atiendan prioritariamente al presidente, dos Embraer Lineage 1000 (VC-2) y un Airbus ACJ319 (VC-1).
A su vez, las reducciones presupuestales afectan a las otras fuerzas, especialmente la Marina, cuyos programas sobre las nuevas Fragatas Tamandaré, así como el submarino de Propulsión Nuclear y algunas incorporaciones aeronavales, sufrirán sensibles postergaciones. (Javier Bonilla)
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